La georgiana nacionalizada francesa se ha convertido en una de las grandes figuras de la música clásica, llegando a nuevos públicos con su pasión y su presencia. La preferida de Zubin Mehta ha sido vinculada con Orlando Bloom, lo que atrae a la prensa del corazón e irrita a la crítica musical. Aquí, un repaso de la obra de esta artista versátil, que pasa con solvencia de Bach a Morricone y de Rachmaninoff a Philip Glass.
Tras debutar a los seis años junto a la Orquesta de Cámara de Tiflis y estudiar entre los 11 y los 15 con Michel Sogny en la Villa Schindler de Austria, ha brindado conciertos en todo el mundo y desarrollado una amplia discografía en Sony Classical. Foto: Gentileza Jean-Baptiste Mondino
Khatia (la pronunciación correcta sería “Játia”) Buniatishvili es una reconocida pianista de concierto georgiana, establecida en París y nacionalizada francesa en 2017. Su carrera ha sido una mezcla fascinante de técnica, temperamento y una profunda conexión emocional con el piano, lo que la ha llevado a ser una de las pianistas más destacadas de su generación.
Su presencia escénica (como también ocurre con su colega Yuja Wang) es atrapante y atrae nuevos públicos, lo que le ha valido algunas críticas en el ambiente de la música académica (que parecen tenerla si cuidado.
Trayectoria
Nacida en Batumi (Georgia, en la costa del Mar Negro) 21 de junio de 1987, Khatia comenzó a estudiar piano a la edad de tres años bajo la tutela de su madre, al igual que su hermana mayor, Gvantsa. A los seis años, dio su primer concierto con la Orquesta de Cámara de Tiflis (Tbilisi) y, a los diez, ya estaba actuando en países como Rusia, Ucrania, Armenia, Israel y Estados Unidos. Se graduó de la Escuela Central de Música de Tiflis y, posteriormente, ingresó al Conservatorio Estatal de Tiflis en 2004.
Entre los 11 y los 15 años, Khatia dejó la escuela en Georgia para seguir una formación intensiva con el pianista y pedagogo francés de origen húngaro Michel Sogny en la Villa Schindler de Austria, donde estudió la innovadora metodología pianística de Sogny. En 2006, continuó sus estudios en la Universidad de Música y Artes Escénicas de Viena con Oleg Maisenberg.
Buniatishvili ha descrito el piano como un “símbolo de soledad musical”, escogiendo este instrumento sobre el violín a pesar de su oído absoluto. Ha trabajado con destacadas orquestas como la Orquesta de París, la Filarmónica de Los Ángeles, la Orquesta Sinfónica de Viena, la Orquesta Nacional de Francia y la Filarmónica de Israel, bajo la batuta de directores como Paavo Järvi, Daniele Gatti y Zubin Mehta. También ha interpretado música de cámara junto a músicos de renombre como Gidon Kremer y Renaud Capuçon.
En 2010, Khatia recibió el prestigioso premio Borletti-Buitoni y fue incluida en la serie de la BBC “Nueva Generación de Artistas”. Fue nominada como Rising Star por la Vienna Musikverein y Konzerthaus para la temporada 2011-12 y, en 2012, fue galardonada con el premio Mejor Recién Llegada del Año en los premios ECHO Klassik.
Discografía
El debut discográfico de Khatia con Sony Classical en 2011 marcó el 200 aniversario del nacimiento de Franz Liszt, incluyendo su Sonata en Si menor, Liebestraum No. 3 y la Rapsodia húngara número 2. Este álbum recibió críticas mixtas, con elogios por su temperamento y técnica, aunque también con algunas observaciones sobre la precisión rítmica y textural.
En 2012, lanzó un álbum dedicado a Chopin, que combinaba obras para piano solo con el Concierto para piano No. 2 en Fa menor, interpretado con la Orquesta de París bajo la dirección de Paavo Järvi. The Guardian destacó la interpretación como “una de las más apasionantes y técnicamente dotadas de las jóvenes pianistas de hoy en día”.
En 2014, Buniatishvili lanzó su tercer álbum, “Motherland”, una colección de piezas personalmente significativas, incluyendo música de su tierra natal, Georgia, dedicado a su madre. Su discografía continuó con álbumes como “Kaleidoscope” (2016), “Rachmaninoff - Piano Concertos N° 2 & 3” (2017), “Schubert” (2019) y el cuádruple “Labyrinth” (2020), que incluye la música de películas de Philip Glass (“Las horas”) y del fallecido Ennio Morricone (“Érase una vez en América”), lienzos para piano de Erik Satie y Serge Gainsbourg, una danza latinoamericana de Heitor Villa-Lobos, una oración estonia de Arvo Pärt, un estudio húngaro de György Ligeti, el famoso tramo de silencio musical de John Cage (“4’33””) y obras de concierto de Scarlatti, Brahms, Bach, Rachmaninoff, Chopin, Couperin (“Las barricadas silenciosas”) y Liszt.
El álbum también presenta arreglos de la propia Buniatishvili, entre ellos “Badinerie” de Bach a cuatro manos (junto a su hermana Gvantsa) y “Sicilienne” (BWV 596) basado en el Concierto en re menor RV 565 de Vivaldi. También está el Adagio del Concierto para oboe y orquesta de Alessandro Marcello que Bach adaptó para teclados, popularizado por la novela “Cincuenta sombras de Grey”.
El laberinto, dice la franco-georgiana, es “nuestro destino y nuestra creación; nuestro impasse y liberación; la polifonía de la vida, los sentidos, los sueños despertados y el presente olvidado; giros inesperados y esperados de lo dicho o no dicho... El laberinto de nuestra mente”.
Este ambicioso trabajo fue seguido en 2024 por el EP “Labyrinth: Ephemera”, que pasa por “El clave bien temperado” de Bach, piezas de Tchaicovsky y Rachmaninoff, los “Nocturnos” de Chopin, una versión para piano solo de “When I Am Laid on Earth” (“Lamento de Dido”) de la ópera “Dido & Aeneas” de Henry Purcell, y “The Departure” de Max Richter (tema principal de la serie “The Leftovers”.
Estilo y presencia mediática
Conocida por su temperamento y presencia en el escenario, Khatia Buniatishvili ha sido descrita tanto como una “estrella del pop clásico” como la “Beyoncé del piano” por su estilo distintivo y su habilidad para conectar emocionalmente con su audiencia. Su forma de tocar, a menudo con los ojos cerrados, refleja una profunda inmersión en la música, describiendo el sonido como una forma de meditación.
Afirma el periodista español Rubén Amón: “Ya se ocupa ella misma de fomentar su arte y su imagen, como si hubiera heredado ambos de su madre. Que era pianista y modista, de tal manera que la monstrua georgiana tanto sabe expresarse en el repertorio más exigente como ha aprendido la relevancia de la mercadotecnia en cuestiones de imagen y de apariencia”.
Y agrega: “Quiere decirse que pasan cosas en los recitales Buniatishvili. Y que la pianista ha logrado familiarizar espectadores afines, vocaciones y prensa del corazón. Por el glamour de la artista. Por su vida social. Por las estampas provocativas. Y porque el primer algoritmo que aparece en el motor de búsqueda relacionado con el fenómeno es ‘Khatia Buniatishvili pareja’. También hay debate al respecto. ¿Quién es? ¿Hasta dónde llegaron sus amoríos con Orlando Bloom? ¿Está casada? ¿Quién es el padre de la criatura que ella misma alumbró el pasado mes de junio (de 2023)?”.
A pesar de las críticas mixtas, su talento y personalidad han resonado más allá del ámbito de los melómanos informados, alcanzando al público en general y a los medios de comunicación. Ha aparecido en diversos programas de televisión y radio, consolidando su estatus como una de las pianistas más solicitadas y reconocidas del mundo.
Khatia Buniatishvili ha recorrido un largo camino desde sus primeros años en Tiflis hasta convertirse en una destacada figura en la escena musical internacional. Su técnica brillante, combinada con una profunda sensibilidad artística, la ha establecido como una de las pianistas más fascinantes de su generación, continuando su viaje musical con pasión y dedicación.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.