Un gringo contra la inundación
y los fantasmas de su pasado
En su novela “El agua en todos lados”, el escritor y periodista Mauro Gentinetti describe como un hombre de campo, de un pequeño pueblo santafesino, enfrenta las consecuencias del agua que pone en jaque a su campo. Pero también la crisis que le sobreviene ante la revisión de su propia historia personal, su matrimonio, su paternidad y el legado familiar.
Mauro Gentinetti, oriundo de Santa Clara de Saguier, es comunicador social, trabajó en diversos medios y ejerce la docencia. Pero también, desde hace tiempo, está vinculado con la literatura desde diferentes espacios. Foto: Gentileza del autor
Mauro Gentinetti, periodista y escritor, es oriundo de Santa Clara de Saguier y vive desde hace tiempo en Rafaela. Es importante remarcar esto porque su primera novela “El agua en todos lados”, que editó Falta Envido, no lo revela solamente como poseedor de una prosa despojada, directa y concisa (que, por momentos es como el “cross” a la mandíbula que defendía Roberto Arlt al pensar en la literatura), sino también como un sagaz observador de su geografía. De sus personajes, problemáticas, historias, pesares y costumbres. Que, en algún punto, se vuelven universales.
“El agua en todos lados” es la historia de un gringo, un hombre orgulloso de tal condición. Un hombre criado en el campo, cerca de un pueblito de la cuenca lechera igual a muchos otros, que a sus 39 años enfrenta una crisis en todos los niveles. No solo porque las pocas hectáreas que posee su familia han quedado bajo el agua, sino también porque sus vínculos más cercanos y su propia identidad se ponen a prueba. Una noche lluviosa, mientras vuelve de una reunión poco satisfactoria realizada en la ciudad con un empresario, descubre a dos hombres que tapan la alcantarilla por donde tiene que drenar su campo. Y entonces, explota.
Portada del libro. Foto: Gentileza Falta Envido Ediciones
El origen de la historia
La raíz de la novela está vinculada a la profesión periodística de Mauro, puntualmente al clima de la redacción de un diario. “Mientras trabajaba en un diario rafaelino, pude escuchar el comentario de una colega a quien le tocaba cubrir regionales. Era una época de lluvia y de inundaciones y dijo: ‘Estos tipos, en cualquier momento se cagan a tiros entre ellos’. Una frase del mismo tono que las que aparecen en el libro”, recordó Gentinetti en una entrevista concedida a este medio.
“Nací en Santa Clara de Saguier, así que algunas veces escuché que los vecinos de los campos obstruían alcantarillas con rollos de fardo o bolsas de arena. Me llamó mucho la atención como en una época de crisis hay gente que prefiere resolver las cosas de esa manera, prefieren salvarse solos. Mientras otros prefieren alternativas más colectivas. Siempre me quedó dando vueltas. Ese fue un germen, una base de realidad. Lo demás, es recreación ficcional. Los personajes llegan a partir de un proceso de escritura donde entran a hacer su propia historia, su propio juego”, manifestó.
El agua al cuello
Un elemento que Gentinetti utiliza a lo largo de la novela es la del agua como metáfora de las crisis que atraviesa el protagonista en diversos frentes. “Inicialmente, la pensé como una historia del campo, de las inundaciones y del conflicto entre los gringos. Me costó darme cuenta que, en realidad, eso es el trasfondo y lo que pasa en realidad es aquello que atraviesa Cometto. Que toda esa agua que lo está invadiendo por fuera en su campo, de alguna forma, también lo está invadiendo por dentro. Y tiene que desagotar de alguna forma, desembocar en algún lado. Hay un momento de crisis que se tiene que resolver”, explicó el autor.
Mauro Gentinetti durante la presentación de su novela en la Feria del Libro de Santa Fe. Foto: Gentileza del autor
El peso del legado
Buena parte de esa crisis que ofusca al personaje principal, este gringo que llega a una encrucijada, tiene que ver con el legado. “En esto de resolver qué hacer, qué cosas dejar y qué cosas tomar, se pone en juego el tema de la herencia. Qué hacemos con lo que heredamos. Con lo qué heredamos y nos ayuda a ser lo que somos, con lo bueno y lo malo. ¿Se puede dejar de lado aquello que heredamos? Me parece que hay ahí también un peso importante que me interesó mucho poner sobre el personaje de Cometto”, remarcó Gentinetti.
“En sociedades como la nuestra, no son muy frecuentes los planteos de ese tipo. Es que ya parece estar todo dado. El hombre que vive del campo tiene que ser toda la vida del campo. Detrás de eso, se juegan cosas bravas, porque somos personas, nos pasan cosas más allá de lo que recibimos, de lo que tenemos y de lo que esperan que hagamos”, agresó.
La raíz de la novela está vinculada a la profesión periodística de Mauro, puntualmente al clima de la redacción de un diario. Foto: Gentileza del autor
Tensiones
El otro elemento sobresaliente en esta novela de Gentinetti es la tensión entre campo y ciudad. “No es algo nuevo en la literatura, pero forma parte de nuestro ADN. Me interesaba poner en juego esa tensión, como si en alguno de estos polos opuestos se jugaran cosas. Esto remite a la vieja discusión sobre ‘civilización o barbarie’. Hacia dónde hay que ir, quien representa lo que está bien, dónde está aquello que es más pasional y que forma parte de la condición humana. Me parecían elementos interesantes para colocar como parte del escenario”, finalizó.