Lollapalooza Argentina 2025: experimentales, hiteros y politizados
Shawn Mendes, Tool, Sepultura, Tate McRae, La K’onga, Wos, Teddy Swims, The Marías, Inhaler, Arde Bogotá, Luz Gaggi y Balthvs fueron protagonistas de esta ecléctica segunda jornada del festival. El viral y la tendencia en X se los llevó Dum Chica, por una dura representación de Javier Milei en la canción “Terremoto”.
Shawn Mendes arrancó gritos desde el vamos con sus “Te amo mucho” y su interacción constante con la audiencia. Foto: Gentileza Cata Almada
Con algunos cambios en la grilla de los artistas de apertura, la segunda jornada del Lollapalooza Argentina 2025 comenzó bajo un cielo nublado. “Yo soy Juan López, estamos tocando un disco del que pronto van a estar hablando”, se anunció el primer artista de la jornada, en actitud jugada cuando se sacó el buzo y abajo tenía la remera irónica sobre “La ruta del dinero K” (que en realidad ensalza los logros de los gobiernos kirchneristas). Se presentó en formato trío, con él mismo en voz, guitarra y teclado, más Maxi Manzur en batería y Agucho en bajo y teclado, “todos negros de Córdoba”. “Primo” subió la intensidad (de su letra sale el título del disco, “Culiado”), con Ill Quentin de la RipGang como invitado. Cerró con “Intoxicado”, dedicada a Buenos Aires cuando se siente agobiado.
Lollapalooza 2025: el cordobés Juan López presentó las canciones de “Culiado”, su último álbum: un título muy de su provincia. Foto: Gentileza Alive Coverage
Luego fue el turno de Juana Aguirre, con su especie de synth-pop gótico, con voces procesadas (en vivo y en pista), beats electrónicos, arpegiadores y colchones de teclas. El vestuario negro y las pantallas en blanco y negro reforzaron el efecto. Se fue anunciando "Anónimo", su álbum de próxima salida.
Lollapalooza 2025: Con una voz dotada para el soul, Luz Gaggi coquetea con los estilos urbanos y los ritmos latinos. Foto: Gentileza Alive Coverage
Mientras la sugestiva Soulfía se contoneaba junto a sus bailarinas en el Perry’s, la ascendente Luz Gaggi (soporte de Paul McCartney en su primer show del año pasado) salió a comerse el Flow Stage, ya con público propio. Con una voz dotada para el soul, y una creciente confianza sobre las tablas (confesó que parte de esa seguridad es impostada) coquetea con los estilos urbanos y la entonación ibérica que muchas artistas del rubro incorporan (especialmente en “Nunca”, que podría estar en el repertorio de Bebe); o los ritmos latinos como en la abolerada “Valentino”. Se despidió con “El farsante”, “Animales" y “Ángeles griegos”.Bal
Lollapalooza 2025: los colombianos Balthazar Aguirre y Johanna Mercuriana, integrantes de Balthvs junto a Santiago Lizcano. Foto: Gentileza @Lady_miru
En el Arternative, a esa hora era el turno de Balthvs, banda colombiana formada por Balthazar Aguirre (guitarra, voz, de look santaniano), Johanna Mercuriana (bajo, voz, una especie de Björk latina en kimono fucsia) y Santiago Lizcano (batería, voz, en camisa estilo Los Espíritus). Su búsqueda incluye extensos pasajes instrumentales, con la base siguiendo el viaje de la guitarra; combinado con pasajes cantados a dúo, especialmente entre los dos primeros.
Lucila Storino, Juana Inés Gallardo y Ramiro Pampin de Dum Chica se volvieron comidilla de las redes por su alusión a Javier Milei en la pantalla. Foto: Gentileza Alive Coverage
El Samsung Stage retomó con Dum Chica, unión de la performática cantante Lucila Storino (blusa blanca y shortcito) y los bajos distorsionados de Juana Inés Gallardo (musculosa y falda), acompañadas la batería de Ramiro Pampin. Su look, su sonido y su mensaje (la bandera del Orgullo apareció cada tanto en la pantalla) las ubican en una misma constelación con Bikini Kill o Veruca Salt, también su minimalismo las acerca a The White Stripes o Royal Blood.
Un Milei de banda presidencial, colmillos y cuernos (cuya cabeza terminó explotando) ilustró el desenfreno de “Terremoto” (“Hace mucho que no lo tocábamos”. Se fueron entre sirenas, la banda sonora de estos tiempos, dejando el momento políticamente viral de jornada (y opacando la remera del cordobés).
Los españoles de Arde Bogotá s reconocen influenciados por Héroes del Silencio: el cantante Antonio García no puede (ni quiere) ocultar su linaje bunburiano. Foto: Gentileza Alive Coverage
Identidad heroica
Mientras la venezolana Elena Rose estaba terminado su set en el Perry’s Stage, y en el Alternative se subía el británico-grecochipriota Artemas, en el Flow hizo lo propio Arde Bogotá: una banda de Cartagena, pero no de la de Colombia sino la de Murcia, en España. Se reconocen influenciados por bandas como Arctic Monkeys, Foo Fighters y Héroes del Silencio: el cantante Antonio García no puede (ni quiere) ocultar su linaje bunburiano (vocal y actitudinal). Arrancaron con “Antiaéreo” y la coreable “Qué vida tan dura”. Ha dado un respiro el sol, para que venga la lluvia, y podamos disfrutar del viento y el campo”, afirmó el vocalista, antes de presentar “Flores de venganza”.
Siguieron con “Cariño” y “Exoplaneta”, para arribar a “La Torre Picasso”: directamente podría haber sido escrita por los Héroes (“Voy a subir a lo alto / Levantaré tus brazos / Y gritaremos juntos ‘Hay que parar el mundo’”), reflejado en la performance escénica de García. Presentó “una historia de amor, distinta a ‘Exoplaneta’, porque termina bien”: ‘Virtud y castigo”. Destacó las devoluciones que reciben de “La salvación”, a la que describió como esencial (“Tiene que haber una salida para tanto dolor”).
Se despidieron con “Abajo”, que es bastante para arriba. Pero tras presentar a staff y músicos (Dani Sánchez en guitarra, Pepe Esteban en bajo y José Ángel Mercader en batería y percusión), les quedó resto para “Los perros” (algo así como un feat de Enrique con los Monkeys), mientras las gotas que prometían hacerse lluvia se retiraron.
Elijah Hewson, cantante y segunda guitarra de Ios irlandeses Inhaler. Foto: Gentileza Alive Coverage
Irlandeses amigables
Sonó un disco nada que ver hasta que salieron los Inhaler y fueron derecho a “Eddie in the Darkness” y “When It Breaks”, encabezados por la voz de Elijah Hewson y la guitarra de Josh Jenkinson. “Little Things” trajo el uptempo del indie brit.
Hola Buenos Aires, ¿qué tal?, dijo el bajista Robert Keating en castellano, antes de presentar al baterista Ryan McMahon y bajar unos BPM en “Who’s Your Money On? (Plastic House)”. “Están muy caliente” (sic), dijo Hewson, ante una audiencia femenina que les cantaba el nombre de la banda.
Con “X-Ray” ganaron en dramatismo. Sonido del Hammond de Louis Lambert (tecladista en gira), la guitarra acústica de Jenkinson y la eléctrica de media caja del cantante (con un Elvis impreso en la correa) pintaron otro clima para “My King Will Be Kind”. Volvieron a acelerar en “Dublin in Ecstasy”, con melodías cantabiles en la primera guitarra. Cambiaron guitarras, y una pista llamó a “Love Will Get You There”, montada en un bajo machacón.
Tomaron el tramo final con “Billy (Yeah Yeah Yeah)” e “It Won’t Always Be Like This”, que tuvo su ronda de pogo amigable. Hewson destacó que es la primera vez aquí, y que es lindo conocer un nuevo país, para luego pasar a la marchosa “Your House”. “¿La pasaron bien? Los veo más tarde”, saludó antes de “My Honest Face”.
La etérea María Zardoya, la cantante de origen portorriqueño de The Marías, banda que fundó con el baterista Josh Conway. Foto: Gentileza Andie Borie
Alma oscura y ligera
María Zardoya se movió sutil y etérea por el escenario, tanto como su voz ligera y algo aniñada, en vestido y choker negro a juego con el azabache de su pelo. Ella le pone el nombre a The Marías, proyecto del que es copropietaria con el baterista Josh Conway. Tras la intro “Hamptons” saludó en castellano (es de origen boricua) para “Real Life”, seguida por “Only in My Dreams” y “Run Your Mouth”. Ahí vino un enganchado entre “Ruthless”, “Lovefool” (su hit más trascendente) y “Care for You”, con un solo de trompeta de Gabe Steiner mientras la muchacha caminó la pasarela.
Esta canción es de nuestro álbum nuevo, que se llama “Submarine: presentó “Lejos de ti” (cantada en castellano) seguida por “Otro atardecer”, un feat con Bad Bunny en español, con una estructura de las rimas en estilo “latino internacional”, pero interpretada con la impronta del grupo. “La próxima canción es de nuestro primer álbum, ‘Cinema’. Los quiero un montón: es nuestra primera vez en Buenos Aires y nos ha encantado”. El tema fue “Love You Anyway”, con un pasaje a cargo de Jesse Perlman (con escarbadiente en la boca) en la guitarra, mientras caían unas chispas líquidas al tiempo que salía el sol.
Esta canción es nueva”: cantó “Heavy” sentada en la escalera, antes de arrancar otra, caminata felina, sostenida por Edward James en los teclados. Pasó “Ay no puedo”, y Conway metió un bocadillo en “Back to Me”. Lo hizo de nuevo en “Vicious Sensitive Robot” con ella contorsionando. “Olé olé olé, Mari, Mari”, fue la respuesta confiazuda.
“Canten esta conmigo si la saben”, dijo al colgarse la guitarra (Strato blanca, más a juego con su piel que con su vestuario). Se trató de “No One Noticed” con el bajista Doron Zounes haciendo su parte en un teclado. María cerró con una vuelta en castellano, para recibir otra aclamación. En “Paranoia” fue seguida por las cámaras, que la aman, mientras Perlman exprimía literalmente su instrumento. Una secuencia electrónica envolvió a la voz en “Hush” (casi masticando el “forget about it”), abierta luego a la banda, coros incluidos, hasta que Josh hizo un nuevo interludio vocal.
“Esta es la última canción” anunció Zardoya, antes de abordar Cariño, una letra bilingüe que podrían grabar con Mon Laferte o Ximena Sariñana.
Wos trajo sus rimas con contenido, su energía en el escenario, y se reencontró en vivo con su productor Evlay. Foto: Gentileza Alive Coverage
Rimas y consignas
Valentín Oliva, el hijo orgulloso (y enojado) de la clase media, el “Wosito” (no le digan así, por favor) salió a hacer valer sus credenciales en un buen lugar en la grilla. Lo hizo con “Descartable”, en un diálogo con la cámara, mostrando los dientes: con pantalón de cuero y remera gris. La banda peló como siempre, con la guitarrista Ivanna “Chipi” Rud sin sus rodetes, copando el espacio junto al solista y bajista Natasha Iurcovich; la sorpresa fue la incorporación de Evlay (Facundo Yalve, productor y cocreador de muchas de las canciones) en la otra guitarra. Articularon con “7/8”, y la audiencia coreo Wosito, Wosito (no la entendieron).
“Niño gordo flaco” arrancó con los teclados vintage de Fran Azorai, subiendo la energía del segmento. “Gracias por este recibimiento, vamos a darle nomás”, dijo el vocero generacional antes “Luz delito”, con el baterista Tomás Sainz y Natasha al comando, Oliva saltando de manera simiesca y rematando la canción con un beatbox.
Subieron la apuesta con “Morfeo” (“El hastío de amoldarnos a los hábitos / Que dictamina el juez colectivo de lo válido”) La cámara en mano buscó sus ojos claros (este es otro angelado al que la cámara ama) en “Que se haga tarde”. Volvió al centro del escenario para Canguro, un manifiesto político con sus dos caras: la de la gente de bien y la de los ciudadanos de a pie (una síntesis de consignas para pancartas).
“A ver si me acompañan en esta, y se sentó para la mundialista “Arrancármelo”, con Yalve en la guitarra, como en 2022, y Sainz al piano. El segmento se prolongó en “Alma dinamita”: “Me gusta todo lo que sos y un poco más / El barrio queda sin luz cuando no estás / Las caras cambian todas cuando vos llegás / La noche te sigue mientras vos girás”.
Arribaron al tradicional duelo de beatbox y batería, en el que Wos propone un ritmo y Sainz lo agarra al vuelo. “¿Están para una improvisación? Un poquito de freestyle para seguir en esa”, propuso después, y se enzarzó en unas rimas, donde contó: “Llevo media vida improvisando”. Hubo arranque acústico para “Culpa, rabiosa pero contenida en las formas latinoamericanas, con Ricardo Mollo cantando desde las pantallas y solo final de Evlay.
“Los veo agitados, pero si a alguno le quedo una mala energía para sacar hágalo con este track. Sacalo nomás": así llamó a Púrpura, otra explosión de energía arriba y abajo del escenario, con solo final de Rud. Una base funk desde el teclado vintage dio comienzo a “Cambiando la piel”, en el que metió un nuevo freestyle antes del final. Se despidió con “La cochería”, con solo de Chipi y Natasha buscando complicidad con ella y con el jefe para la celebración.
Sepultura versión 2025: Paulo Jr., Derrick Green, el joven Greyson Nekrutman y Andreas Kisser. Foto: Gentileza Alive Coverage
Raíces
La cantante pop Tate McRae tenía la continuidad en los tablados principales, pero como aperitivo de Tool, la producción programó otro número pesado en serio antes: los históricos Sepultura, que llegaron al tercer escenario con “Refuse/Resist”, el tema de cuya letra salió el título de ese gran álbum que es “Chaos A.D.”: thrash a dos velocidades, desde hace mucho en la voz del enorme (no es metáfora) Derrick Green. Se fueron a otra de la época “Territory”, espesa en la guitarra de Andreas Kisser y el bajo de Paulo Jr., los dos miembros fundadores que quedan. En “Kairos”, Paulo dobló las guturales de Green, que en short y musculosa parece más un deportista que una celebridad del metal.
Sonido de berimbau y ojos de hombre-serpiente en las visuales precedieron a “Attitude”, con el juvenil baterista mostrando sus capacidades en los diferentes segmentos (completada la identidad tribal con rostros amazónicos pintados en las imágenes. “¿Cómo están, Buenos Aires? Thanks to having us. Obrigado”, dijo el afroamericano en tres idiomas, antes de presentar “Means to an End”, enloqueciendo a un público que agitó con remeras de Almafuerte, entre otras.
Andreas agradeció poder festejar los 40 años de la historia de la banda en Argentina, un país importante para la misma. “¿Están listos para la vieja escuela del thrash metal? Hagan el mosh pit. Del 87, del disco ‘Schizophrenia’: ‘Escape to the Void’”, anticipó, antes de “pudrirla” (con furioso solo propio, y viejos afiches de fondo. “Este tema que vamos a tocar es del álbum del 94 ‘Chaos A.D.’, donde empezamos a meter más de música brasileña en la percusión se llama ‘Kaiowas’”, y llegó con Kisser en guitarra de nylon, el cantante en percusión y un guitarrista invitado, para terminar tocando todos percusión, junto a otros invitados.
Volvieron a la electricidad con “Dead Embryonic Cells”. El clima cambió con “Agony of Defeat”, con Kisser abriendo con arpegios sobre una base de teclados, y Derrick explorando una voz más limpia por momentos. “Lo que quiero que hagan por mí es fucking levantarse”, dijo el moreno, largando “Arise”, canción emblema del legendario álbum homónimo
“¿Una más? Preguntó el morocho”, habilitando al juvenil baterista Greyson Nekrutman para su solo. La bandera de Brasil con el logo de Sepultura sobre el círculo azul copó el fondo para “Ratamahatta”, cantando en portugués. “Sepultura do Brasil” dijo el estadounidense (ya aquerenciado en el país vecino) para cantar “Roots Bloody Roots” como lo hizo en el Monsters of Rock del 99 (de lo último que grabó Max Cavalera con la formación), con Andreas metiendo wah wah en su último solo de la noche. Terminó así el reencuentro del púbico argentino con la banda más grande del rock brasileño (algo que reconocía Herbert Vianna de Paralamas).
James Maynard Keenan de Tool, en uno de los pocos momentos en que se dejó ver plenamente. Foto: Gentileza Alive Coverage
Viajeros sensoriales
En su apertura de propuestas, el festival programó a La K’onga en el Perry’s a la misma hora que Tool, como para que no digan que no había opciones.
La cosa abrió con la intro grabrada “Third Eye”; con visuales de estética industrial y escultural pasó “Stinkfist”, con un Maynard James Keenan que canta escondido en la penumbra, al lado de la batería del virtuoso baterista Danny Carey; sin cámaras que lo amplifiquen (apenas se recortaba su cresta contra la pantalla de fondo). Breckinridge Haggerty, el diseñador de los espectáculos de luz y de vídeo de la banda, explica que los espacios oscuros resultantes en escena “son... para Maynard. Muchas canciones son un viaje especial para él... y se siente más cómodo entre sombras”.
La química de la banda se basa en la exploración rítmica, con métricas irregulares, con gran trabajo de la batería ampliada con pads electrónicos que brindan sonidos de percusión. Sobre eso, los otros instrumentos construyen riffs y bases que permiten una fluctuación entre armonías tonales y modales, incluyendo a la voz, atravesada por efectos como un instrumento más.
Maynard inició su propio “Olé olé”, para que la gente haga entrar en la métrica “Tu-ul, Tu-ul” (más tarde sonaría “Yo soy de Tu-ul, es un sentimiento, no puedo parar”). En “The Pot” hubo luz para los pasajes instrumentales, especialmente para los que van al frente: el guitarrista Adam Jones (también supervisor visual de la banda), y el bajista Justin Chancellor.
Un cráneo dorado cruzó por los leds, ganando carne en su regreso, mientras batería construía beat étnico percusivo junto al bajo. Como al rostro, la guitarra y la voz vistieron esa base para redondear “Fear Inoculum”, con la voz súper procesada y un destacado solo de guitarra”
Maynard habló como por un megáfono y se lo pudo ver un poco más en “Rosetta Stoned” que sumó “Lost Keys” como intro, con distorsión en el bajo, seguido por “Pneuma”; Carey largó en la marimba para que el bajo abra uno de los riffs irregulares que fueron marca registrada del grupo y copiada por otros: “The Grudge”. Jones fue a los sintes antes de su solo.
Después de “Jambi” un arpegio persistente dio paso a “Invincible”. Ustedes son increíbles por recibirnos así. Volveremos”, dijo Keenan antes de “Vicarious”. Fue al frente por única vez a hacer una reverencia, pero rápidamente dejó a los otros saludando.
Shawn Mendes recorrió diversos géneros, desde el R&B a canciones íntimas en clave folk. Foto: Gentileza Cata Almada
El golden boy
El show de drones, similar al de la jornada que anterior, sirvió como transición de ese periplo sonoro al show de Shawn Mendes, que arrancó gritos desde el vamos con un “Te amo mucho”, por ejemplo (una de sus muletillas de simpatía). Empezó con “There’s Nothing Holdin’ Me Back”, con pirotecnia coincidiendo en el agudo final. Pasó por Wonder, haciendo cantar a las chicas, y honró sus raíces latinas en “Treat You Better”, un hit entrador en el que pudo todo su poder de seducción, pasado a la guitarra eléctrica. Bajó un cambio con “Monster”, para pasar al R&B en falsete de “Lost in Japan”, de nuevo con la acústica.
“¿Como están? Es in placer tocar un tema de mi nuevo álbum”: fue “Isn’t That Enough”, a cuatro guitarras, viola, batería pequeña/percusión y coros, un momento íntimo, que continuó en Heart of Gold, "una de mis favoritas", en el mismo formato de grupo folk, pero terminando en la batería grande y tocando más fuerte. Redobló el entusiasmo del público con “Señorita”, que escribió y grabó junto a Camila Cabello, y “Ruin”, que en otra época hubiera sido “un lento chapable”: allí recorrió la pasarela y luego bajó a la valla para saludar de cerca y recibir una bandera argentina, que se puso sobre los hombros (nueva ovación).
Ante un nuevo momento tranquilo, se coló desde el Alternative el show del también estadounidense Teddy Swims, que daba su batalla bien arriba, de poncho y sombrero.
Shawn no se amilanó y encaró la emocional “Never Be Alone”, sobre el redoble de la batería. Hubo nueva subida con fuegos artificiales en “Mercy”, que terminó muy arriba. Un video con jóvenes y niños (uno con camiseta de Messi, todo pensado) en diferentes lugares preparo el camino para “Youth”. “La música es el lenguaje universal, es lindo. Canten conmigo”, pidió.
"Hace poco aprendí una canción argentina", sostuvo, y encaró una versión libre de “Gracias a la vida” de Violeta Parra, quizás porque escuchó la versión de Mercedes Sosa (en Chile se lo van a observar). Finalizado el set de Swims del otro lado, se pudo disfrutar plenamente de la rendición de Mendes a guitarra y voz de “Stitches”. Sumando a la banda, pero manteniendo la vibra, abordó “It’ll Be Okay”, rematando a toda orquesta, literalmente; con el solista de nuevo en la valla, en otro baño de masas.
Un beat electrónico trajo “If I Can’t Have You”, otro de sus éxitos, ya bajo el regreso de la lluvia, y unos fuegos artificiales. Pero la lista seguía con “Why Why Why”, en plan country. Sentado en el piano Rhodes, arrancó “In My Blood”, pasando después a la guitarra para agrandarla con los demás músicos: acompañaron la pirotecnia intensa y la lluvia de papelitos, para dar un cierre grande, mientras Shawn secaba envuelto en la bandera.
Ante el pronóstico, la organización comunicó la suspensión del set del DJ alemán (nacido en la URSS) Zedd, y solicitó desalojar el predio. Queda mirar el pronóstico y apuñalar cruces de sal para ver si la tercera jornada se desarrolla con normalidad.
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