¿Por qué sigue siendo tan actual la mirada de Mafalda?
Su mirada ácida y crítica sobre la sociedad está en plena vigencia. Con estatuas en varias ciudades del mundo, es un indiscutido emblema de la lucha contra las injusticias del mundo contemporáneo.
Mafalda ahora está presente en las calles de Madrid. Foto: Madrid diferente
“¡Paren el mundo, que me quiero bajar!” Mafalda, la niña creada por Quino en 1964, nunca envejeció. Logró adaptarse a toda coyuntura gracias a su aguda visión del mundo y por sintetizar anhelos, frustraciones y desafíos transversales a varias generaciones. Desde su arrollador sentido común, dialoga tanto con el Mayo Francés como con los Estados Unidos que acaban de elegir nuevamente a Donald Trump como presidente. Así de universal y de atemporal es.
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Desde su primera aparición en las páginas de Primera Plana, se posicionó como uno de los personajes clave de la historieta argentina pero que trascendió ampliamente este corsé para ser parte del imaginario colectivo mundial. Su voz crítica, su mirada que pivota entre lo irónico y lo rebelde frente a los convencionalismos (“a medio mundo le gustan los perros; y hasta el día de hoy nadie sabe qué quiere decir guau”, dijo alguna vez) y su aguda mirada sobre la sociedad (“Lo malo de los medios masivos de comunicación es que no nos dejan tiempo para comunicarnos con nosotros”) hicieron de ella un icono de proporciones globales.
Archivo El Litoral
La escultura que se inauguró hace pocos días frente a la Casa del Lector en el Matadero Madrid, es un ejemplo de su trascendencia. Creada por el escultor argentino Pablo Irrgang y donada al Ayuntamiento de Madrid por la editorial Lumen, responsable de la publicación de las tiras de Mafalda desde 1970, la escultura muestra a la niña sentada en un banco de madera, vestida con su clásico vestido rojo, a la espera de un mundo mejor. La estatua pone de manifiesto el lugar que ocupa Mafalda en la capital española, junto a otros monumentos literarios que también rinden homenaje a figuras de la literatura y el pensamiento crítico.
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Pero este homenaje madrileño se une a otras esculturas que engalanan otras ciudades de todo el mundo, y que muestran la potencia de Mafalda. En Argentina hay varias. La primera de ellas fue instalada en 2009 en el barrio porteño de San Telmo, cerca de donde Quino vivió y creó muchas de las historias que la hicieron famosa. Esta escultura, que la muestra acompañada de sus amigos Susanita y Manolito, se encuentra en el Paseo de la Historieta. En Mendoza, la ciudad natal de Quino, también se levantó una escultura en 2018, y en San Salvador de Jujuy, la capital jujeña, se instaló otra en 2021.
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Reconocida en todas partes
Pero el fenómeno no sabe de fronteras. En España, dos esculturas de Mafalda adornan el paisaje urbano: una en Oviedo, donde la figura está en un banco del Parque San Francisco y otra en Barcelona, en el Centro de Recursos para Mujeres, en Santa Coloma de Gramanet. En este marco, la figura de Mafalda se asocia con la lucha por la igualdad de género, que encarnó a lo largo de las décadas. De hecho, en una recordada viñeta en la cual observa a su madre cansada por las tareas del hogar, que la agobian, le pregunta: “¿Mamá, que te gustaría ser si vivieras?”. Y otra, más contundente, en la cual reflexiona: “lo malo es que la mujer en vez de jugar un papel ha jugado un trapo en la historia de la humanidad”.
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Fuera de Europa, Mafalda también encontró un lugar. En Caracas, Venezuela, por ejemplo, una escultura en el barrio Colinas de Bello Monte, mientras que en Lima en el distrito de Barranco, Mafalda se erige como un puente cultural entre Argentina y Perú. Estas estatuas muestran el impacto que Mafalda tuvo en diversas culturas. Y un argumento sólido respecto a que su mensaje es pertinente, más allá de los contextos geográficos.
Madrid diferente
La vigencia de Mafalda en el mundo contemporáneo se debe a varios factores. Primero, su crítica social permanece intacta a lo largo del tiempo. Si bien las circunstancias políticas, económicas y sociales cambiaron, los temas que Mafalda toca -como la desigualdad, la guerra, los derechos humanos, el machismo, la pobreza y la ecología- siguen en agenda. Nunca dejó de cuestionar lo establecido: aunque el contexto cambie, las injusticias siguen ahí. Cómo dijo una vez, con esa mirada tan perspicaz: “¿qué habrán hecho algunos pobres sures para merecer ciertos nortes?”. Cualquier semejanza con el 2024 no es casualidad. Es puro talento de Quino.
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