Leonardo Pez
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El cantautor y guitarrista seleccionado días atrás en “La voz argentina” conversó con El Litoral sobre cómo vive el presente y sobre la importancia de la familia en su constitución artística.
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El cantante de pop melódico Gianfranco Nanni dio la nota en el programa “La voz argentina” (Telefé), al ser seleccionado en la instancia de audiciones a ciegas, por su interpretación de “Te vi venir” de Sin Bandera. Hijo de Nesally León (Morena’s Son) y nieto de Nelly Marcano (profesora de piano de Ricardo Montaner), el músico venezolano (1991, Isla Margarita), afincado en Santa Fe, dialogó con El Litoral sobre este momento clave en su carrera.
Selección
—¿Cómo empezó tu historia en “La voz argentina”?
—A fines de mayo, hice el casting en Rosario. Fueron dos días de audición, con participantes de Rosario y alrededores. Después, me seleccionaron para una audición a ciegas. Éramos 50 personas que entrábamos a un lugar. Uno se paraba, decía su nombre y cantaba diez segundos de una canción. Tenía que romperla, no quedaba otra. Yo canté “Recuérdame” (Pablo Alborán) con la guitarra, y a capella, “Canta corazón” (Gianmarco, en la versión de Alejandro Fernández). Cuando pasé esa etapa, que nos eligieron a cuatro, pasé a la prueba de cámara, y además de esas dos canciones, canté “Te vi venir”, con la que terminé audicionando el miércoles. El casting se replicó en Buenos Aires, Mendoza, Mar del Plata, Salta, Corrientes y Córdoba.
—¿Qué sentiste cuando sonó el teléfono para comunicarte que quedabas seleccionado?
—Terminó Rosario y esperé a que me llamaran. Cuando hice la prueba de cámara, estaba con una de las coaches (Vir Módica). Como no me dijeron nada, pensé que no había quedado. Eligen a cuatro de cada grupo de cincuenta... Pero al mes, un día después que Argentina quedó afuera del mundial, me llamaron. Yo estaba en mi casa, muy positivo porque la reacción de la gente para la que había hecho el casting había sido muy linda. Estaba súper tranquilo y, de repente, suena el teléfono... estaba pendiente de la característica... ¡y era de Buenos Aires! Uno de los productores me dijo muy tranquilo: “Gianfranco, te hablo de ‘La voz argentina’. Es para avisarte que quedaste”. Yo pensé que me estaba jodiendo (risas). Tenía ganas de gritar por toda la cuadra.
Un mes después de la audición en Rosario, vinieron a Santa Fe para filmar el documental. Fuimos para todos lados: la Costanera, Barrio Sur, la cervecería, el Puente Colgante.
—Elegiste como coach a un compatriota, Ricardo Montaner, ¿qué tiene de particular que te prepare otro venezolano?
—Es muy loco. Admiro a los cuatro (Montaner, Soledad, Axel, Tini Stoessel) y conozco su carrera. Pero con Ricardo es especial: me críe escuchando sus canciones. Pienso que me va a llevar para lo melódico, por el estilo de Sin Bandera. Creo que va a ir por el lado del pop y la balada internacional.
La semana que viene viajo a Buenos Aires. Van a ser días intensos con respecto a la canción que me toque y la persona con la que me toque batallar. Además, va a haber coacheos y pruebas de vestuario, con ropa a medida.
Influencias
—En 2012 participaste en “Soñando por cantar”, ¿cuánto te curtió esa experiencia para afrontar tu etapa actual?
—Al “Soñando...” fui muy crudo a nivel personal y artístico. Venía hace cuatro años en escenarios, pero cumplía la función de corista. Además, hacía muy poco que había cambiado la voz. Tuve que empezar otra vez a trabajar mi garganta y a entender cómo funcionaba. Pero, me sirvió un montón porque me abrió muchas puertas y para entender que tenía que estudiar mucho. A partir de ahí, me preparé en lo vocal, lo instrumental y en la parte de producción. A la guitarra la terminé agarrando solo, lo vocal lo estudié con mi abuela y con Rodolfo Valss, y la teoría junto a mi hermano.
—¿Qué lugar le otorgás en tu trayectoria artística a tu familia?
—A nivel musical, hay una influencia que nos dieron, sin querer, a mi hermano y a mí. Como toda mi familia se dedica a la música, casi que no ves otra opción en tu vida que no sea la música porque es mi modo de vida. Lo fui asimilando y absorbiendo de manera natural, inclusive sin intención. Cuando tenía 5 ó 6 años, quise tocar la batería, pero no me dieron pelota (risas). Después, probé con el piano, con mi hermano Giancarlo. Mi abuela nos daba clases. Yo abandoné porque, realmente, no estoy hecho para que me den clases. No me gusta la metodología, no tengo paciencia. Mi hermano siguió y hoy en día es pianista. Él produjo mi primer disco (“Tómame así”), está viviendo en Estados Unidos, donde es director y pianista de una banda, y productor. Después de dejar el piano, agarré solo la guitarra a los 15 años. Cuando me sentí un poco más libre para tocar la guitarra, empecé a componer mis canciones. A los 16, arranqué en escenarios y a los 19 ó 20, me largué con todo a hacer lo mío.
Pleno
—¿Qué expectativas tenés para lo que se viene?
—Soy muy autocrítico, pero el miércoles lo disfruté a pleno. Las expectativas son vivirlo paso a paso, ver qué va pasando, disfrutar del reconocimiento de la gente en la calle. De un día para otro te piden fotos, te gritan de autos... Estoy tratando de disfrutar con los pies sobre la tierra y sabiendo que tengo que trabajar un montón y que esto es solamente un paso más para un objetivo que tengo en mente hace mucho tiempo.