Cecilia Propato: una artista en múltiples dimensiones
Con cinco temporadas de éxito con la obra “¿Querés ser feliz o tener poder?”, la artista se apresta a lanzar una serie de proyectos culturales que van desde la ciencia ficción hasta lo maravilloso. Su obra desafía las convenciones teatrales a través de experiencias únicas para el espectador.
“El proceso creativo, el tránsito, es lo más importante, las finalidades tienen que ser fruto del proceso creativo. Y todas las obras empiezan como susurros”, voy armando las obras mucho antes de armarlas en sí”, explicó Cecilia. Foto: Gentileza producción
Cecilia Propato es una artista multifacética: tiene una obra teatral en cartel que lleva ya cinco temporadas (“¿Querés ser feliz o tener poder?”) y está próxima a lanzar numerosos proyectos culturales, tanto obras, como libros y cursos. Su especialidad es la vertiente que podría definirse como Teatro Inmersivo y Real-Self, donde trabaja con elementos que provienen de distintos géneros, que van desde lo fantástico, hasta el policial y la ciencia ficción.
Para crear sus espectáculos inmersivos, Propato tomó la idea del panóptico de Michel Foucault, una metáfora basada en el diseño de una prisión ideada por Jeremy Bentham, donde una torre central permite a un guardia observar a todos los prisioneros sin que estos puedan saber cuándo están siendo vigilados. Foucault amplía esta idea para describir cómo las sociedades modernas utilizan la vigilancia constante como mecanismo de control en diversas instituciones como escuelas, fábricas y hospitales. La clave es que la posibilidad de ser observados en cualquier momento induce a las personas a auto-disciplinarse y conformarse a las normas, internalizando la vigilancia y extendiendo el poder institucional sin necesidad de coerción directa.
Gentileza producción
“En primer lugar lo inmersivo te sumerge en un mundo sensorial único (armado con música, videos, olores, iluminación, escenas teatrales) que están en un espacio único que comparten intérpretes y público aunque cada uno mantenga su rol. Lo inmersivo lleva a que cada espectador y espectadora de alguna forma se arme su propio espectáculo. Ningún intérprete se involucra con el cuerpo del público ni con su voluntad. Más bien el público está en un voyeur, superando al del público común”, expresó en una entrevista concedida a este medio.
“Lo inmersivo, por momentos, puede tener giros de teatro más hegemónico, por ejemplo tener fragmentos de estructura de cuarta pared y puede tener momentos performáticos e intervencionistas que rompan lo inmersivo y generen distanciación o extrañamiento pero si es inmersivo sigue sin involucrar físicamente al público, lo único que hace es direccionalizar más la mirada y la atención del público en algunos pasajes como el caso del Real Self, por ejemplo que te guia por dónde trasladarte y mirar. Mi espectáculo ‘Museum vampírico’ será un real self dentro de lo inmersivo, es decir dentro de un mundo inmersivo se generará una direccionalización de la mirada”, añadió.
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“En cambio, lo interactivo involucra el accionar del público, hace el espectáculo con parte o con todos los espectadores. Se trata de obras más abiertas que dependen del accionar de quien especta y se maneja la tensión a partir de ese mecanismo. A mí lo interactivo me interesa solamente cuando los espectadores tienen que utilizar algún dispositivo, juego o máquina que ofrece el espectáculo, por eso me parece curioso e interesante aplicado al arte plástico pero no me place cuando se utiliza la subjetividad de la gente para hacer la obra y me parece muy invasivo y demodé de alguna forma, que alude a otro paradigma. Como espectadora no me gusta que me saquen a bailar, me agarren de la mano o me toquen o nada por el estilo, otra cosa es si hacen una propuesta y es opcional hacerla, ahí me parece interesante porque es el espectador que decide convertirse en actor o en actriz por un momento. Lo inmersivo es como introducirse en una matrix y en la matrix, ¿Cuál es la realidad?”, agregó.
El origen de una poética
-¿Qué te inspiró a convertirte en artista y cómo fueron tus primeros pasos en el mundo del arte?
-Creo que te vas transformando en artista. No es algo que te sucede en un momento sino que es una construcción que se edifica con el tiempo vinculada siempre a mirar lo que otras y otros no miran, o a mirar de otro modo. Tiene que ver con cierta visión transversal o lateral de lo aparente y con encontrar dentro de lo ordinario de la vida lo extraordinario y lo que no encaja de acuerdo a los parámetros de la norma social, lo que está corrido y transformar eso en un universo puesto para la observación. Siempre me interesó la palabra y se me abrieron preguntas sobre el espacio.
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Mis primeros pasos en el arte fueron con la fotografía y con la danza. Siempre baile, desde muy chica y siempre miraba la realidad recortada como en fotogramas. A los nueve años me regalaron una cámara de fotos y le sacaba fotos a todo, todo lo veía a través de la lente de la cámara. Y la danza y el movimiento me otorgaron no sólo una consciencia del cuerpo en el espacio que actualmente me sirve para dirigir y para las puestas en escena, sino que me dieron disciplina y herramientas fundamentales vinculadas a la insistencia, persistencia y resistencia, una triada sin la cual es imposible sostener los proyectos artísticos porque podés tener muchas ideas , ser ocurrente y creativa pero después lo proyectos hay que armarlos y sostenerlos. También el mundo de la danza me introdujo en el ritmo, un elemento fundamental en la escritura, sobre todo en la dramaturgia y en el guión. La dramaturgia y el guión se parecen más a una partitura musical que a la narrativa literaria.
La primera manifestación artística que gestioné de chica -más allá de que desde niña actuaba y bailaba- fue a los 7 años cuando le escribí un monólogo a una rama de árbol que mi abuelo Roque acababa de podar a la cual le pusimos de nombre Pancha. Pancha tenía un tronco y le salían dos ramas a modo de patas. Pancha atravesó toda mi niñez y jugaba con ella y la vinculaba con mis muñecas y osos. La segunda manifestación que recuerdo fue a los 11 años que no sólo armé con una caja un televisor con pantalla y un dispositivo en el que pasaban hojas a modo de linterna mágica que estaban escritas, sino que construí y escribí el guión de todo un programa de televisión. Además armaba frecuentemente puestas en escena con mis perras y perros, gatos, conejos, tortugas y canarios. Mi infancia fue muy de “Alicia en el país de las maravillas”, mi libro de cabecera y en el cual me especializo. De ahí proviene mi poética fantástica y maravillosa. Luego empecé muy muy joven con la Dramaturgia. A mis 19 años gané una Beca se Dramaturgia, estrené a los 21 y gané un importante premio y no paré más.
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Elige tu propia aventura
-Tu obra “¿Querés ser feliz o tener poder?” lleva cinco temporadas y recibió numerosos premios. ¿Qué creés que hace que esta obra resuene tanto en el público?
-En primer lugar pienso que tiene que ver con que plantea un dilema que es falso porque no hay por qué elegir entre ser feliz o tener poder pero el pensamiento binario que hoy está en disputa es muy atractivo sobre todo en un momento de tanta confusión. En segundo lugar tiene algo de “arma tu propia aventura”, que con la entrada te toque el número 8 (felicidad) o el 9 (poder) y que solo puedas ver tres monólogos del lado que te toca. Por otro lado, lo que más llama la atención es el formato único que construí y registré que es un simulacro de panóptico de acuerdo al concepto de panóptico de Betham estudiado y analizado por Foucault, donde hay veinte boxes con actrices y actores que encarnan a personajes con profesiones peculiares como sacadora de chicles profesional o paseador de patos. Lo extraordinario visto como algo cotidiano y a su vez eso cotidiano que está estallado. La obra tiene reglas y al mismo tiempo provoca una sensación de mucha libertad. Por otro lado, y esto me lo han dicho muchas personas, la obra tiene algo de teatro antiguo y contemporáneo a la vez, vuelve un poco al teatro griego y romano, a la multitud, al coro griego, por momentos parece una feria medieval o una kermesse de pueblo aunque todo está pautado y organizado desde la puesta en escena. Hay algo del sentido festivo, de la excesiva jovialidad de la que habla Nietzsche en “El origen de la tragedia” en dónde se está en un límite de que la fiesta se convierta en tragedia.
Varios proyectos
-Estrenás cinco obras en 2024. ¿Cuál es el proceso creativo detrás de manejar tantos proyectos simultáneamente y qué temas y estilos exploras en estas nuevas obras?
-En primer lugar para mí el proceso creativo, el tránsito, es lo más importante, las finalidades tienen que ser fruto del proceso creativo. Y todas las obras empiezan como susurros, voy armando las obras mucho antes de armarlas en sí. Trabajo siempre a partir de imágenes de todos los campos, de preguntas, de unir elementos disímiles al servicio de un objeto artístico particular. Estas obras tienen diferentes tiempos e historias. “Grados Celsius” es una obra que hice un working progress a fin del 2019 porque me dieron el subsidio de proteatro y no la pude seguir haciendo o que crezca el material por la pandemia. Es una familia disfuncional formada por cinco hombres que se refieren a una mujer llamada Ingria que es la esposa, madre y cuñada de estos hombres. Ingria se fue, los dejó o no se sabe qué ocurrió en un contexto de debacle climatológica, sociedad futurista distópica que tiene elementos de ciencia ficción, maravillosos y fantásticos. Es increíble porque con esa obra me adelanté en muchos aspectos a la pandemia.
Por otro lado, estreno el monólogo unipersonal "Cómo evitar romper las cosas" del cual soy la autora y directora en el cual actúa Rubén De la Torre y hace la coreografía y el diseño de movimiento Lucila Meira. El diseño de iluminación estará a cargo de Luciana Giacobbe. Es un material hermoso, en este caso el proceso creativo tiene que ver no sólo con el teatro de texto sino con el movimiento por eso lo denomino un dance monólogo porque además el texto que escribí en el 2020 se refiere a un hombre que rompe todo, que no puede parar de romper o que todo se rompe en su presencia y también al acto de romper como forma de crear. A mí me gusta trabajar con grupos numerosos pero por otro lado me encanta la construcción del Monólogo y del Unipersonal porque es un desafío desde la escritura, la dirección de actores y la puesta en escena. En la línea de este formato de monólogo, estreno aquí en Buenos Aires "Vampiria" como autora y directora y con la actuación de la actriz boliviana Claudia Ossio Ferreyra. Es un proyecto que escribí y dirijo por encargo de la actriz quien es la productora también y es una figura importante en La Paz, Bolivia. La idea del monólogo es mía, es una versión muy libre, una reescritura de “La condesa sangrienta” de Valentine Penrose y de la versión de Alejandra Pizarnik más otras fuentes vinculadas al vampirismo.
Además estoy escribiendo una obra sobre Silvina y Victoria Ocampo con la Beca a la creación que obtuve a fin del año pasado en el Fondo Nacional de las Artes.
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Varias facetas
-Además del teatro, estás lanzando libros y una docuficción. ¿Cómo se complementan estos medios con tu trabajo teatral y qué temas abordás en "Vínculos inquietantes"?
-El docuficción “Una vida en bombacha” si bien es un material independiente, fue parte de mi obra homónima que estuvo el año pasado en el Teatro del Pueblo. Ahora se presentará en diferentes museos y centros culturales como material autónomo. Soy realizadora audiovisual también y hay materiales creativos que me surgen y los veo para teatro y otros necesito que estén expresados a través del lenguaje audiovisual en forma autónoma y, a veces ,como parte de las puestas en escena, como en “¿Querés ser feliz o tener poder?” en donde se proyectan dos videos.
“Vínculos inquietantes” es mi último libro y reúne cuatro obras de mi autoría: “La 45”, “El conejo es un animal doméstico”, “Diversión en tres estados”, obras que están estrenadas y “Ovidio y Victoria” que escribí con la Beca española de Iberescena a la creación 2009/2010 y que no estrené aún. Este libro salió por la Editorial Eudeba con apoyo de Proteatro. Como lo presenté justo antes de la pandemia y luego quedó un poco relegado por el contexto particular, ahora lo empecé a mover nuevamente y lo presentaré en la librería Biblos en Colegiales.
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Lo que viene
-¿Cuáles son tus metas a largo plazo tanto en el teatro como en otras disciplinas artísticas y qué nuevas formas o formatos te gustaría explorar en el futuro?
-Estoy muy dedicada a la escritura de una serie audiovisual para una importante plataforma y es a lo que me quiero dedicar cada vez más además de a la actividad teatral, y también estoy enfocada en la escritura de diversos libros y contenidos para plataformas. Por otro lado, soy artista visual y me dedico específicamente a la técnica mixta y al collage, a la intervención de objetos y texturas, y estoy armando lentamente una exposición para el año que viene con muchos accesorios que pertenecieron a mi abuela y bisabuela.
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