"Cuando mueres, todo lo que dejas son los recuerdos que creaste en la vida de las otras personas. O un par de ítems en un recibo".
Entre bares, pasteles de arándanos y rutas, Norah Jones emprende un viaje de autodescubrimiento en este film de 2007 que será parte del ciclo Desvelado este jueves por la noche.
"Cuando mueres, todo lo que dejas son los recuerdos que creaste en la vida de las otras personas. O un par de ítems en un recibo".
Dentro del ciclo Desvelado de Cine América se proyectará en esta noche de jueves, a las 22.30, "My Blueberry Nights" (2007), debut en inglés del director hongkonés Wong Kar-Wai.
Con una narrativa sensorial, una composición visual inspirada en el universo pictórico de Edward Hopper y una historia de autodescubrimiento en clave de road movie, es un gran film.
"Si tiro esas llaves esas puertas quedarían cerradas para siempre. Y no debo ser yo quien decida eso".
"My Blueberry Nights" sigue a Elizabeth (Norah Jones), una joven que, tras una desilusión amorosa, decide emprender un viaje por Estados Unidos.
En su travesía, conoce personajes que la ayudan a reconstruirse. Cada encuentro suma una capa de significado a su viaje. Los sabores y las texturas juegan un papel tan importante como las emociones.
"Siempre me fascinaron los jugadores de cartas. Arriesgan todo a sus instintos y a su suerte".
Uno de los mayores aciertos del film es la riqueza de sus personajes. Wong Kar-Wai los construye con profundidad, haciéndolos creíbles y complejos.
La interpretación de Norah Jones transmite con sutileza la vulnerabilidad y la esperanza de Elizabeth. Pero también Jude Law y Natalie Portman componen personajes memorables.
El director es un maestro de las atmósferas, y aquí no decepciona. La iluminación neón, los reflejos en los vidrios y los espacios urbanos solitarios evocan nostalgia y espera.
Esta estética recuerda las pinturas de Edward Hopper, sus retratos de bares y estaciones de servicio como puntos de encuentros fugaces y melancolía contenida.
Uno de los aspectos distintivos del film es su intención de ser "táctil" y "gustativa". La imagen del pastel de arándanos, con su textura cremosa, tiene un alto poder simbólico.
Como en sus anteriores filmes, Wong Kar-Wai logra que el espectador "sienta" la película, más allá de la imagen y el sonido. No es algo fácil de lograr.
"¿Cómo le dices adiós a alguien que no te imaginas poder vivir sin él?".
Si bien la película se inscribe en el drama romántico, también adopta la estructura de una road movie. Elizabeth recorre geografías pero también emociones, en un sendero de aprendizaje y redención.
En este sentido, el film invierte el mito de Ulises y Penélope: aquí es ella quien parte en busca de respuestas, mientras Jeremy la espera con paciencia.
"A veces dependemos de las personas como un espejo para definirnos y decirnos quienes somos".
La temática de la búsqueda de uno mismo es un eje central. Cada parada de Elizabeth la acerca un poco más a comprender su propio corazón.
La película trata de pensar sobre la manera en que nos reconstruimos a partir de las relaciones que dejamos atrás y las que nos esperan adelante.
La música es otro protagonista fundamental. Con temas de Ry Cooder, Cat Power y Norah Jones, la banda sonora subraya la sensación de melancolía y libertad.
Las canciones se integran con naturalidad en la narrativa: acompañan, como buenos amigos, el viaje emocional que desarrolla Elizabeth.
La proyección en el marco del ciclo Desvelado de Cine América es una invitación a redescubrir esta joya del cine contemporáneo en pantalla grande.
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