La Constitución Nacional Argentina es más que un documento legal; es la piedra angular que ha cimentado la estructura política y social del país. Desde sus orígenes hasta las reformas que ha sufrido, esta carta magna ha guiado el desarrollo de la nación y ha sido testigo de momentos históricos cruciales. En particular, la reforma de 1994 representa uno de los hitos más significativos en la historia constitucional argentina, transformando la vida cotidiana de sus ciudadanos de maneras profundas y duraderas.
Fue sancionada en 1853, en un contexto de consolidación del Estado Nacional tras décadas de conflictos internos. Inspirada en las ideas liberales y republicanas de la época, la Constitución de 1853 estableció un marco de derechos y garantías individuales, separación de poderes y federalismo, siguiendo modelos como el de la Constitución de los Estados Unidos. Esta base legal permitió a la Argentina empezar a construir una nación unida y ordenada.
En el ámbito internacional, mediados del siglo XIX fue una época de grandes transformaciones. La Revolución Industrial estaba en pleno auge, y las ideas de la Ilustración continuaban influyendo en la formación de estados modernos en todo el mundo. En América Latina, muchos países recién independizados estaban estableciendo sus propias constituciones, en busca de estabilidad y desarrollo.