Fuente: Infojus Noticias
El odontólogo se enteró de su muerte en el penal de Olmos. Ambos habían convivido hasta enero de este año en un departamento en el barrio porteño de Belgrano. Fue hasta que un juez consideró que la mujer corría peligro y revocó la libertad condicional del condenado.
Fuente: Infojus Noticias
Ricardo Barreda se enteró de la muerte de su última pareja en el penal de Olmos, en el partido de La Plata. Berta André, alias Pochi, sufría una enfermedad progresiva y falleció hoy en un geriátrico a los 78 años. La mujer y el odontólogo convivieron hasta enero de este año en un departamento del barrio porteño de Belgrano, hasta que un juez consideró que la mujer corría peligro a su lado y revocó la libertad condicional del hombre.
Hasta la separación, Berta había sido un pilar importante en la vida de Barreda. Se habían conocido en 1998 en la Unidad 9 de La Plata, cuando ella visitaba a un familiar detenido y el cumplía su condena a perpetua por el múltiple femicidio de su esposa, sus dos hijas y su suegra cometido seis años antes.
Berta fue la garantía para que en 2008 los jueces le otorgaran la excarcelación, basándose en su buena conducta y en que ya tenía más de 70 años. Ella prometió mantenerlo con su jubilación y le permitió tener un domicilio para cumplir la prisión domiciliaria.
La convivencia funcionó durante tres años. En 2011, cuando le otorgaron la libertad condicional, Barreda comenzó a pasear por el barrio. Dos años después se tomó sus primeras vacaciones en mucho tiempo. Como regalo de cumpleaños, Berta le regaló un viaje a la ciudad de Salsipuedes, en Córdoba, a 35 kilómetros de la capital provincial. Se alojaron en el hotel de la Obra Social de Buenos Aires (OBSBA), donde muchos turistas le pidieron sacarse fotos.
Con el tiempo comenzaron los conflictos. En diciembre del año pasado, el gabinete de psicólogos que asiste a Barreda evidenció “problemas de pareja” y el juez de la Cámara del Crimen Raúl Dalto citó a los dos. Hablaron de los problemas neurológicos degenerativos de ella y de las dificultades de llegar a fin de mes con los tres mil pesos de su jubilación.
“No pasan cosas graves entre nosotros, son sólo peleas de convivencia”, contó Berta al diario Perfil. Aseguró que él no la maltrataba, aunque admitió estar “un poco desilusionada” con la relación. “Es un buen hombre, pero los años fueron pasando y no recibo un aliento con algo. Hay que hacer mucho trabajo con ese muchacho”.
El juez Dalto entendió que ‘la situación para ella es de peligro inminente”. “Cuando comenzaron a convivir ella estaba en pleno uso de facultades, ahora está en otra situación. El riesgo es para los dos”, agregó. “Barreda no puede seguir viviendo en esa casa y como no ha aportado ningún otro domicilio debe regresar a prisión‘, sostuvo en su dictamen el camarista, que ofició de juez de ejecución penal.
Barreda ya había perdido la casona de la calle 48, entre 11 y 12, en La Plata, en la que en el 15 de noviembre de 1992 asesinó a escopetazos a su esposa Gladys McDonald, de 57 años, a su suegra Elena Arreche, de 86, y a sus dos hijas Cecilia y Adriana, de 26 y 24 años. En noviembre de 2014 la jueza Sandra Nilda Grahl, titular del Juzgado en lo Civil y Comercial 17, hizo lugar a un pedido de Hugo Enrique Fernández Arrech, sobrino de la suegra del odontólogo y primo de la esposa, y dictaminó que Barreda es “indigno” para heredar.
Además de la casona, el patrimonio el litigio incluía dos autos (un Ford Falcon verde y un DKW), una moto Siambretta, una casa de veraneo en Mar del Plata, que está ocupada, y un terreno en la provincia de Buenos Aires.
“Las declaraciones de indignidad son poco frecuentes en el Derecho. Aunque es una figura que existe desde la creación del Código Civil”, explicó a Infojus Noticias Darío Witt, titular de la Casa María Pueblo, una de las personas que impulsó la expropiación de la casa de calle 48, donde fue el crimen.