El edificio aloja oficinas del Nodo Salud, consultorios y otras dependencias. Se encuentra en estado de abandono, falta mantenimiento. Es una estructura que tiene más de un siglo.
De la Redacción de El Litoral
Un gato negro y obeso vigila, echado cómodo sobre una silla, el movimiento del kiosco. “Dejálo, porque gracias a él no tenemos ratones”, ordenó uno de los encargados de mantenimiento del edificio del ex Hospital Italiano —Dr. Zavalla entre O. Gelabert y Junín—, donde funciona desde hace unos años el Nodo Salud, del Ministerio de Salud de la provincia. En el mismo lugar se prestan servicios, hay consultorios, se realizan estudios derivados de otros efectores públicos y tiene la sede el servicio de emergencias 107.
Pero el estado general de la estructura, dista mucho de un centro abocado a “brindar salud”. En la “espalda” del Hospital Iturraspe, el ex Italiano sobrevive. Ya en la puerta de ingreso, el olor a orina frunce las narices. El ascensor del hall principal, está fuera de servicio, la mampostería avejentada y paredes con humedad.
Hacia el interior del nosocomio, los laberínticos pasillos desembocan en el abandono. Los patios internos acumulan chatarra y pastos altos; en el sector que da al Parque Garay hay hasta un auto desarmado, también basura, camillas y camas oxidadas. Todo es color ocre. A primera vista, representan una escena de cualquier ciudad de posguerra.
Los vecinos protestan
“No pueden estar acá y menos ir al subsuelo. Allí hay hasta el alma en pena de una monja, que se suicidó acá”, advirtió al equipo de El Litoral otro hombre encargado del mantenimiento. Pero habilitó las preguntas.
¿Pasó hace muchos eso?, se lo consultó. “Sí, yo hace 30 años que trabajo acá y la pobrecita ya andaba, de noche por todos lados. A veces la vemos, es gris y va flotando, pero siempre está en el subsuelo. Acá todos saben que es la que se tiró por el hueco del ascensor”, agregó el hombre que miraba de reojo, mientras caminaba apuntando la puerta de salida.
“Es una mugre, hay pibes que lavan autos en la puerta y se llena la calle de agua. A la noche, hay gente que duerme en la esquina —de Dr. Zavalla y O. Gelabert—, pasar por ahí es un peligro. Además el aspecto general es lamentable. Es un lugar al que recurren muchos pacientes, se dictan cursos y no cortan ni los yuyos. La gente ve cómo está todo y no cuidan”, protestó un vecina de la zona.