Danilo Chiapello
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“Una sociedad que grita no nos maten”, escribió en la lápida del taxista asesinado el padrino de los hijos del matrimonio.
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El empleado del cementerio se acercó tímido y respetuoso. Esperó el último saludo y comenzó a sellar con cemento la lápida hasta que quedó firme. La labor del operario se desarrolló en medio de un silencio solemne, quebrado de a ratos por algún llanto desconsolado.
Un poco más atrás estaba Andrea, la esposa de Fernando Rodríguez, el taxista que fue asesinado la noche del lunes.
La mujer apenas se podía sostenerse en pie. De igual modo demostró gran entereza llevando en brazos a la pequeña Mia y a Nacho (sus hijos), para que ellos también pudiesen dar el último adiós a su padre.
Junto a ella estaba Walter, el padrino de los chicos. Firme y decidido, el hombre tomó una tiza que le acercó un empleado del cementerio. Entonces sí, se paró frente a la lápida inerte y escribió: “Una sociedad que grita no nos maten”. Después, él también rompió en llanto.
El rito fue coronado por un cerrado aplauso que dieron los cientos de taxistas y remiseros que esta mañana colmaron los pasillos del cementerio municipal.
Por un rato se olvidaron de sus diferencias. El trágico suceso de Fernando sirvió también como un sacudón para que estos “obreros del volante” dejen sus rencillas a un lado.
Los detenidos
Mientras tanto la investigación del hecho sigue su curso.
Hasta el momento, es sumamente comprometida la situación de dos individuos que fueron detenidos y sindicados como principales sospechosos del hecho.
Se trata de un hombre de 34 años y un adolescente, de 17, los que fueron aprehendidos por los pesquisas la madrugada del martes, ocultos en una vivienda de Suipacha al 4500.
En simultáneo, pero en otro lugar de la ciudad, fue hallada un arma de fuego que se cree pudo haber sido la utilizada para ultimar al taxista.
El proyectil que se extrajo del cuerpo de la víctima está siendo sometido a distintos peritajes para determinar si salió del arma en cuestión.
No lo robaron
* En los momentos posteriores al trágico hecho, todo indicaba que Rodríguez fue muerto en ocasión de robo.
Sin embargo, con el correr de las horas, esta hipótesis fue perdiendo fuerza.
Esto es así porque se determinó que el taxista tenía consigo todas sus pertenencias. No le faltaba su billetera, tampoco sus teléfonos celulares. También estaba la ticketera del coche con el que trabajaba.
* Dicho esto ganó terreno una segunda versión. La de los pasajeros que quisieron escaparse sin pagar el viaje. Ante ello, el chofer se bajó del automóvil para correrlos, en una secuencia cuyo final ya se conoce.
Algunas dudas
* La frenada: una y otra versión dejan en una nebulosa la cuestión de la frenada. Los ocasionales testigos del hecho aseguran que el taxi frenó bruscamente y que eso les llamó su atención. Tras ello vieron descender del coche a los individuos y al taxista.
* Ubicación de los pasajeros: otro detalle no muy claro refiere a la ubicación de los pasajeros. Distintas versiones dan cuenta de que el menor venía sentado en el asiento del acompañante, esto es, al lado del conductor, en la parte delantera del coche. Y en la parte trasera venía el otro sujeto. De ser cierto esto, se estaría ante una grave falta en el protocolo que tienen los taxistas para su trabajo.
* El “historial” del taxi: los encargados de la pesquisa aún no pudieron acceder al “historial” de los viajes realizados por el taxi 095. De este modo queda vedada la posibilidad de saber si el coche era la primera vez que iba a esa zona.