Gustavo Palacios Pilo prefiere correrse de las categorías tradicionales al momento de autodefinirse. Dedicado fundamentalmente a las artes escénicas, echa mano a un concepto que amplifica las posibilidades: “contador de historias”.
En efecto, a pesar de que proviene de una formación basada en lo teatral, elige hablar de ficciones. “Eso abre para mí un espectro mucho más interesante. Hablamos del teatro, pero también de la televisión, el cine, la literatura y todas las formas que haya de contar una historia”, asegura.
Con una experiencia de muchos años en las artes escénicas se caracterizó siempre por una búsqueda muy personal. Que hoy lo lleva a trabajar en base a tres marcas. “Mi trabajo con el teatro no siempre es la actuación y no siempre es la dirección, sino que tiene mucho que ver con gestionar una productora en construcción, que estoy trabajando en base a estas tres marcas, cada una con sus atributos en particular, que tienen que ver con las artes vivas, pero que tienen que ver con las ficciones en general”, explica.
Cada una de esas marcas implica inversiones de orden personal y la búsqueda de sponsors para tres iniciativas que tendrán relevancia en el devenir del teatro local: la exportación de contenidos de teatro musical con fuerte producción audiovisual de ficciones, la constitución de una productora de ficciones multiplataforma y la producción de un espacio de formación-experimentación y emprendimiento comercial.
Quizás por esa tendencia a la proactividad, el actual paréntesis que impuso la coyuntura de la pandemia, con su consecuente limitación a la posibilidad de realizar funciones presenciales, no implicó una parálisis. “Hay mucho por detrás de la escena para hacer, para elaborar, para construir. Esto es una mirada muy personal y empresarial, porque así he decidido tomarlo desde hace mucho tiempo, pero la ausencia del escenario no es algo que me angustie. Primero porque creo es algo que recompondrá como y se reinventará como pasa después de cualquier crisis o período. Y después porque hago muchísimo trabajo de producción y de gestión”, destaca.
De modo que estos últimos tres meses fueron para Palacios Pilo de pura creación. “Ha sido un tiempo de crear dramaturgia, y conceptos para producciones, de trabajar en mi primera novela y en sus continuaciones. Desde hace 70 días no paro de trabajar. Nunca ha sido angustiante el hecho de estar en casa y no poder estar en el teatro, porque yo estoy en el teatro, haciendo montones de cosas”, dice.
Una de las marcas sobre las cuales trabaja Gustavo, que es la más antigua y conocida, es Operetas Sólo Musicales, que se sostuvo durante muchos años en la creación de teatro musical. “Ahora, con algunos cambios, con una ampliación del equipo, estamos gestando conceptos de álbumes de musicales que se van a proponer a productoras del exterior y de todo el país, con la intención de licenciarlos y generar una cantidad de productos alrededor”, explica.
“Opsis” espacio de teatro es otra de las marcas, más nueva. “Está dedicada a la experimentación respecto de las variables visuales en la puesta en escena. Es un espacio que tiene que ver no con partir de un texto, sino de la fusión de diversos lenguajes. Actualmente estamos armando un proyecto que iba a empezar en abril, se suspendió, y ahora lo estamos reinventando por completo para arrancarlo con un espacio presencial y un aula virtual, que tiene que ver con llegar al drama a partir de la danza. Incluye entrenamiento en interpretación y producción”, puntualiza.
Al trazar un diagnóstico sobre las artes escénicas en Santa Fe, Palacios Pilo considera que uno de los puntos débiles es la ausencia de productores o de un trabajo sistemático de autogestión. “Hay cuestiones que en realidad son muy sencillas en cuanto a su formulación pero que implican un trabajo arduo de organización al momento de ponerlas en práctica. Lo veo como una gran carencia, por eso me interesa mucho ofrecer espacios de capacitación donde uno pueda compartir no sólo ítems teóricos, sino también experiencias. La mayor parte de los productores se formaron en el campo de batalla, no estudiaron carreras. Han tenido que aprender a hacerlo in situ, resolviendo problemas. Por eso la idea de un taller que se va a llamar Dramakiné, que va a trabajar sobre la adaptación de una novela clásica. La idea es trabajar con el entrenamiento expresivo pero también con la producción”, cuenta.
Señala también la necesidad de potenciar otro perfil artístico. “En Santa Fe hay muy buenos cantantes, bailarines y actores. Conocen la técnica de su arte de una manera preciosista. Ahora, al momento de salir a la cancha y venderse no tienen idea de por dónde empezar. Han estado esperando que alguien los llame y en realidad lo que necesitan es potenciar la capacidad de generar proyectos propios”. A eso apunta también Dramakiné. “Hay un montón de aspectos de la profesionalización y modernización del teatro que siento que no están apareciendo porque están ancladas fuertemente a una tradición medio inamovible. Y es momento de romper con eso”, sostiene el artista.
Otro eje significativo para Palacios Pilo es pensar, desde el punto de vista de la producción, en el sponsoreo de empresas privadas que “puedan aprovechar el hecho teatral como una forma poderosísima de hacer negocios”. De hecho, él mismo se encuentra en busca de sponsoreo para “Simple Vicente”, una ficción multimedial que incluirá radioteatro fotonovela en redes y teatro musical. “Es importante encontrar financiación, pero por sobre todas las cosas poder encontrar eco. Con el sponsoreo de las empresas, lo que sucede no es solamente que pueden aportar una facilidad económica. Se produce un diálogo, un movimiento y una difusión espontánea con la cual salimos ganando todos”, remarca.
“Tanto industrial como comercial son palabras mal vistas en el ambiente artístico. Como que deshumanizan el trabajo. Yo creo que lo que hace es revalorizarlo desde una sistematización mucho más ordenada, donde los sponsors puedan interesarse en ver un negocio real en el arte de la ficción. Creo que hay todo un movimiento que tiene que salirse un poco de esa suerte de logia en la que se ha convertido el mundillo del teatro. Porque ahí está la cuestión esencial: lo que hace falta conquistar al enorme público de una ciudad como Santa Fe. El teatro debería estar incluido como oferta concreta dentro de las propuestas de turismo en la ciudad”, finaliza.