“Es la primera vez que tomo una decisión así. He cambiado de trabajo como todo el mundo por situaciones convenientes, pero por razones sociales es la primera vez”, comentó Marcelo Lemus, un médico de Entre Ríos, que decidió renunciar a su puesto en el Hospital de la localidad de San José.
“El detonante fue una foto”, explicó sobre los motivos que lo llevaron a tomar esa decisión en 40 años de profesión.
“Estábamos en la guardia del hospital, hubo varios casos en el mismo día. Se habían duplicado en las últimas dos semanas y un amigo de la facultad me mandó una foto como diciendo ‘mirá cómo se cuidan’. Era una foto de un balneario con un grupo de más de 200 jóvenes, todos amontonados, cantando, tomando, apretaditos, todos juntos. Algo lógico en tiempos normales, pero no en este”, detalló Lemus.
Aquel día, con casi el 70% de las camas de terapia intensiva ocupadas, y cuatro positivos entre doce sospechosos de coronavirus, llegaron dos adolescentes a la guardia.
“Con cada paciente que entra a la guardia uno tiene que tomar recaudos, vestirse, ponerse bata, guantes, cofia, botas… es caluroso e incómodo. Entre los pacientes que llegaron vinieron dos jóvenes con dolor de cabeza. Habían estado en una fiesta con 80 personas”, contó el médico de 64 años.
“No puedo arriesgarme gratuitamente. Si hubiese consciencia me la banco y sigo adelante, o si tuviese 20 años menos. Pero la vedad que tengo miedo”, expresó Lemus. “Se están riendo de todo el sistema de salud en Argentina”.
Además, contó que a través de un grupo de WhatsApp le llegó el mensaje de una estudiante de cuarto año de medicina invitando a una fiesta clandestina. “Algo estamos haciendo mal porque si un alumno de cuarto de medicina hace eso en plena pandemia, con lo que implica para la gente en general. Porque para los jóvenes es bastante menor el riesgo, pero para mayores y enfermos con comorbilidades es de alto riesgo”.
“Tengo tres compañeros muertos, no quiero ser el cuarto”, mencionó sobre los riesgos que corre el personal de la salud. “Tengo una vida y lo que me quede quiero disfrutar y vivir bien”.
En ese sentido, informó que él trabajaba como monotributista en guardia donde facturaba por hora: “no tenemos nombramiento, jubilación, obra social, vacaciones, riego de trabajo… Uno va y cobra unos 600 pesos por hora de guardia”, detalló.
Si bien reconoce que su decisión “implica un retroceso económico, pero es una decisión que siento como saludable, que me tranquiliza, porque me preocupaba la cantidad de casos que había”.
“Todos los colegas dicen ‘esto no da más’ ‘no nos pagan’ pero nadie dice nada. Tal vez decirlo ayude a que otro tome consciencia o la gente se dé cuenta. A algunos les molestó mucho, decían que era abandonar el barco en medio de la tormenta. Cada uno tiene su mirada. Yo tengo que cuidar mi salud en principio y en eso tengo apoyo de mis afectos y colegas”, mencionó.
Y por último advirtió: “Si la gente no toma consciencia propia, haga lo que haga el Gobierno, esto va a ser un caos. Mientras los chicos se sigan juntando a montones, en las playas fundamentalmente, está comprobado que son los que propagan el virus entre la gente. Los padres en esto tienen mucho que ver”.