El Litoral
Un año después del desprendimiento de un iceberg gigante de la barrera de hielo Larsen C en el Antártico, el coloso apenas se ha movido del lugar.
El Litoral
"Aún no se ha alejado, porque a lo largo del último año el hielo marino y la corriente lo han empujado una y otra vez contra el canto de la plataforma", dijo Daniela Jansen, glacióloga en el Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina de Bremerhaven (Alemania).
Por la parte norte parece haber llegado a una zona poco profunda en la que antes ya quedaron retenidos otros icebergs. "Pero ahí está poco sujeto y se sigue moviendo con la corriente y la marea", explicó.
Hasta ahora el iceberg, cuyo desprendimiento tuvo lugar entre el 10 y el 12 de julio de 2017, se ha alejado unos 50 kilómetros de la brecha que dejó en la barrera de hielo. Pero aún podría tardar bastante en moverse definitivamente.
"Puede que se aleje durante el próximo verano antártico. Tarde o temprano se dirigirá al norte".
El iceberg al que los científicos identificaron como A68 es uno de los más grandes registrados en las últimas décadas.
Cuando se desprendió medía 175 kilómetros de largo y hasta 50 de ancho. Actualmente se han desprendido algunas masas de hielo de los bordes, según se pudo ver con satélites y radares. "Pero la forma del iceberg no ha cambiado", indica Jansen.
Los investigadores temían que debido a estos desprendimientos toda la plataforma de hielo Larsen C se fragmentara.
Las plataformas son placas de hielo que flotan en el mar procedentes de glaciares a los que aún están unidas.
En los últimos 20 años se han fragmentado o se han reducido notablemente siete barreras en la península Antártica, entre ellas Larsen A y Larsen B. Como consecuencia, algunos glaciares lanzaron al mar corrientes de hielo de manera descontrolada, lo que finalmente llevó al aumento del nivel del mar.
De momento la plataforma Larsen C parece relativamente estable, destacó Jansen. "Pero hay algunas grietas más grandes que estamos vigilando", apuntó.
La barrera de hielo Larsen se encuentra en el mar de Weddell. Allí el hielo glacial procedente de tierra se extiende en algunas zonas hasta cientos de kilómetros por encima del mar. Alrededor de 665.000 kilómetros cuadrados del mar de Weddell están cubiertos por el hielo de agua dulce de esta barrera.
La Comisión Europea decidirá en octubre si se crea una nueva zona protegida en el mar de Weddell. Este mar mide 1,8 millones de kilómetros cuadrados y es el hogar de ballenas, pingüinos, focas y albatros.
La Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR) ya declaró zona protegida el mar de Ross, en el Polo Sur, en 2016. Esa zona marina protegida, de 1,6 millones de kilómetros cuadrados, es la más grande del mundo. En alrededor del 72 por ciento de la superficie está prohibida la pesca comercial. En el resto se permite la pesca, aunque limitada de, bacalao antártico y krill.
Con información de dpa.