Crippa, héroe de valor en guerra: "Malvinas fue una obligación..."
Es santafesino y recibió la llamada "Cruz la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate" por su mítica maniobra en las Islas. Se trata de la más alta condecoración militar otorgada por la República Argentina
Hace varios años, cuando llegué a Sunchales gracias al querido y glorioso Deportivo Libertad, lo conocí de casualidad. Es que todos, en Suncha, de una u otra manera nos conocemos. Claro que, para cualquier argentino, debiera ser casi una obligación conocer y saber quién es Owen Crippa, nacido hace 71 años en Sarmiento, provincia invencible de Santa Fe.
Su gesta en Malvinas, el 21 de mayo de 1982 al mando de su Aermacchi MB-339, ya es leyenda: descubrió el desembarco de la flota inglesa en el estrecho de San Carlos, gambeteó a los buques "piratas" en soledad desde el aire como Diego en el Azteca y dañó la fragata HMS Argonaut. Esa maniobra fue reconocida por la Armada Argentina: "Cruz al Heroico Valor en Combate", la más alta distinción militar de este país.
-¿Dónde estabas hace 40 años, unos días antes del 2 de abril?
-Yo recién había empezado a volar el avión A-4 y la escuadrilla se tenía que embarcar en el porta-aviones para cumplir lo que llaman una etapa de mar. Como yo no estaba preparado para el avión, me quedaba en tierra, en la base, como oficial de Guardia.
-¿Qué pasaba en el país antes de Malvinas?
-Pasaba de todo, era una situación muy crítica, una situación de efervescencia popular. Unos días antes del 2 de abril se produce una manifestación muy importante en Plaza de Mayo reclamando la vuelta a la democracia. Al otro día de conocida la recuperación de Malvinas, vuelve toda esa gente a la misma Plaza de Mayo a aplaudir esa acción. Y eso se replicó en todas las plazas de la Argentina. Era como si estuvieran festejando un mundial, autos con banderas y gente gritando en las calles.
-¿Fue algo así como un manotazo de ahogado de un Gobierno con fecha de vencimiento?
-No. Mirá, yo no creo ni que Galtieri haya sido un borracho ni que las Juntas sean estúpidas. Creo que cayeron en esta trampa maquiavélica y que fueron hasta ilusos. Si te fijás, la toma se produce el 2 de abril, pero sin embargo Argentina siguió pensando en una negociación entre el 2 de abril y el primero de mayo que se produce el primer ataque inglés. Lo único que hizo Estados Unidos, mandando a Alexander Haig, fue hacernos perder días. Le fue dando tiempo a que la OTAN les brindara la base con todos los suministros y las armas que los ingleses no tenían.
-En ese mes, desde el 2 de abril al 1 de mayo, por lo que decís, se cometió un primer error grave de estrategia
-Es que ellos suponían que los argentinos íbamos a salir corriendo, como dijeron después los medios de comunicación pagos. Decían que huíamos como soldados llorones, cuando en realidad le dimos una paliza que jamás se olvidarán. Ése fue el primer gran error: no haber planificado la guerra en ese mes; es decir, montar las posiciones defensivas y en cada posición defensiva las armas que tenían que ser utilizadas; la comida que tenía que ser utilizada. Se perdió un tiempo valioso desde la estrategia.
-¿Por qué pasó éso, Owen?
-Porque se confiaron en la negociación...se confiaron en el versito de Alexander Haig (N d. R.: Secretario de Estado de los Estados Unidos) de que íbamos a poner las tres banderitas en Malvinas y después íbamos a negociar.
-¿Y del otro lado qué pensaba Inglaterra?
-Ellos sabían que estábamos solos, sin apoyo de nadie. En un momento yo mismo pensé "qué solitos que estamos". Entre la OTAN e Inglaterra dijeron: "Hacemos esta monstruosa manifestación: siete submarinos nucleares, 50 barcos de combate, muchos aviones y helicópteros: con todo eso los argentinos van a salir rajando". Ellos pensaban que se daría lo que se llama una guerra de baja intensidad y se le transformó en una guerra de media intensidad.
-¿Qué pregunta te nace sola después de 40 años?
- (hace largo silencio y suelta) ¿Qué hubiera pasado si nuestros gobernantes en las Malvinas, en ese momento de rendirse, nos hubiesen permitido combatir la batalla final contra los ingleses?. Yo estoy convencido, cada año que pasa, que en ese momento ellos salían rajando de Malvinas, porque los ingleses estaban mucho peor que nosotros. El Regimiento del Coronel Seineldín, ubicado al lado mío, estaba esperando para combatir y nunca le dieron oportunidad de combatir.
- ¿Quién toma la decisión de la rendición en Malvinas?
-Mirá, yo creo que había un Estado Mayor, estaba el Gobernador Menéndez con un Almirante, un Coronel y un Brigadier. Para mí fue muy triste la rendición. Y cuando yo reclamo ¿por qué no nos dejaron combatir?, la respuesta que me dan es "porque no queríamos que hubiera más muertos". Entonces, digo, es una locura: si lanzamos una guerra por soberanía...nunca una guerra se puede hacer a medias. O se hace o no se hace.
-¿Cómo era la comunicación desde el continente hasta las islas?
- Lo del continente, digamos, era algo increíble. Las figuras que habían quedado manejando la Junta desde el continente, estamos hablando del gobernador y de quienes tomaron la decisión, tenían quiebres y cambios de distinta naturaleza. Yo creo que hubo quiebres y muchos.
-Con el correr de las horas, camino a ese día 74 de la rendición, ¿cómo estaban entre ustedes, los combatientes, con esa falta de toma de decisiones de los altos mandos?
-Eran evidente, a su vez, los distintos conflictos inter-fuerzas: los celos del Ejército, como el que tiene el ancho de espadas; las peleas con la Marina y las peleas con Fuerza Aérea, a ver quién es el que lleva más laureles acá, quién es el que saca el cartelito. Eso hacía que muchas veces, por ejemplo, yo no sabía que estaba haciendo un piloto de Fuerza Aérea que estaba a 5 kilómetros de donde yo estaba; a su vez, él tampoco sabía lo que yo estaba haciendo. Falló esa unidad de comando que se llama, nos faltó ese que tenía que decirte las cosas. Faltó el compromiso de asumir que no estábamos jugando a las bolitas sino que estábamos en una guerra donde nos estábamos jugando, además de los intereses del país, vidas humanas.
-El primer error fue esperar sin hacer nada desde el 2 de abril hasta el 1 de mayo que llegó la flota inglesa; el segundo, Owen, fue rendirse. ¿Realmente tenían energías para seguir luchando?
-Totalmente, había templanza para seguir. Después, con el paso de los años, hay una cosa que me aseguraron un montón de soldados ingleses, contra quienes luchamos y construimos una relación: ellos estaban asustados, entre comillas, esperando el final como nosotros.
-¿Qué otras cosas trascendieron en la post guerra de parte de los soldados ingleses?
-Primero, a cualquiera de ellos le preguntaban ¿vos sabías dónde estaban las Islas Malvinas?. Te decían " No, no, yo estaba en el Mar del Norte haciendo tal maniobra de Inglaterra y me dijeron que teníamos que marchar para allá; entonces nos pusimos a ver qué eran las Malvinas". Ellos no tenían ni idea porque, aparte, los habitantes de Malvinas eran ciudadanos de segunda. Además, en Malvinas, la única compañía que operaba, de las más grandes y poderosas, era nada más ni nada menos que del esposo de la Primera Ministra Margaret Thatcher. Entonces, Malvinas era como algo absolutamente secundario a lo que no le daban ni bolilla; le daba pérdidas a la corona ocuparse de eso. Con el correr de esos 74 días, los isleños puros, que eran ingleses de segunda, se dieron vueltas en su opinión.
-La última Owen: ¿Qué fue Malvinas?
-Malvinas fue una obligación de defender nuestro territorio...Malvinas fue la necesidad de conseguir nuestra soberanía. Nosotros no podemos decir que somos un país soberano si tenemos a alguien que está ocupando nuestro territorio.