"Si estás entrando en la ludopatía, contáselo a tu familia que no te va a dar la espalda"
El periodista y presentador disertó en Santa Fe sobre la ludopatía invitado por Demos, la diputada Gisel Mahmud, el senador Paco Garibaldi y el Ministerio de Educación de la provincia.
El periodista Cayetano habló en primera persona sobre el flagelo de la ludopatía. Foto: Manuel Fabatía
El periodista y presentador Cayetano disertó en la ciudad de Santa Fe sobre la ludopatía, una adicción que tuvo durante 30 años y que lo afectó seriamente tanto en sus relaciones humanas como en las patrimoniales donde, según cuenta, perdió muchísimo, en un cálculo equivalente de tres departamentos.
-¿Qué condiciones tienen que haber para que se genere un ludópata?
-Nunca me la hice a esa pregunta. Supongo que una mezcla de condiciones como el contexto en el cual me crié, donde el juego era natural; también debe haber algo genético; a mis amigos también les gustaba el juego y era parte de nuestra diversión; también que habían puesto un Casino en Buenos Aires cuando antes no lo había. o que se hayan instaurado las apuestas deportivas y facilitar que uno pudiera apostar; más cuatro o cinco cosas que me estaré olvidando.
-¿Cómo prestar atención cuando hay pibes?, ¿cuándo hay que encender la luz amarilla?
-Yo podría detectar a un chico compartiendo con él un buen rato, pero no es algo fácil ni sencillo. Hay que prestar atención a comportamientos diferentes a los que venía teniendo, a si dejan de acudir a los lugares habituales, si empiezan a encerrarse con el teléfono, a esconderlo para que no le miren lo que está haciendo o hizo, si la plata que antes les alcanzaba ya no. Hay ciertas alarmas para estar atento. No son infalibles, puede ser que hagas todo eso y no esté jugando, pero hay que prestar atención.
-¿Qué diferencia tiene con otras adicciones?
-Para mí esta es la peor de las adicciones porque es la última en pedir ayuda. Es la que más tiempo podés estar transitando sin que nadie se dé cuenta. Toda una vida, incluso. Si yo aparezco borracho por acá, inmediatamente vos te vas a dar cuenta, si aparezco drogado también, pero si vengo de jugarle a Federer no te das cuenta. Recién (antes de empezar la entrevista) estaba hablando con un amigo, pero podría haber estado hablando con alguien para que me tome una apuesta y vos no darte cuenta. De hecho esa escena la hice miles de veces en mi vida, de correrme del lugar donde estaba para pasar una apuesta.
-¿Sirve para algo prohibir las publicidades de las casas de apuestas?
-No sé. ¿Alguien dejaría de jugar porque no ve publicidad de casas de apuestas? Yo creo que alguien dejaría de empezar a jugar pero no sé si dejaría de jugar. Dejar para aquellos que están metidos es difícil. No sé para alguien que juega cada tanto. La publicidad seguramente lleva a la gente a empezar y ese es el motivo por el cual existe la publicidad.
-¿Puede el Estado hacer algo para ayudar a que esto no ocurra?
-Debe el Estado hacer algo. Está obligado.
-¿Por ejemplo?
-Yo no podría decirte con exactitud o con precisión qué. Pero está obligado a que la gente no entre en la ludopatía, no se meta ahí, no pierda su vida, su dinero, sus trabajos, sus relaciones. Sino, ¿para qué lo tenemos?
-Te lo pregunto porque en general lo que hace el Estado es regular la publicidad, como hace con el tabaco.
-Yo no soy un militante de que hay que prohibir el juego. No, yo no estoy en eso. Pero hay que prestarle atención, como decías vos, de mínima a los pibes, a los menores. Después, en otra mesa, si querés, y con menos urgencia, hablamos de los mayores. Pero ya urgente a los pibes.
-¿Es fácil salir?
-No, qué va a ser fácil...
-Como de cualquier adicción...
-Supongo que sí, como de cualquier adicción. Es muy difícil.
-¿Cuánto te costó salir? ¿Qué te costó?
-Me costó los 30 años que estuve adentro. Y después me costó todo lo que me costó económicamente, en mis vínculos, en mi vida, en mi salud, en dejar de crecer en mi trabajo, hasta que, yendo a la psicóloga, a un psiquiatra y acudiendo a jugadores anónimos dos veces por semana, pude salir.
El auditorio estuvo repleto, incluso con la presencia de varios funcionarios provinciales y municipales. Foto: Manuel Fabatía
-¿Hay chance de hacer un punto y aparte, proponerse dejar de jugar desde mañana, o tiene que ser un quiebre profundo?
-Tiene que ser desde hoy, no desde mañana. ¿Sabés por qué te digo eso? Yo soy jugador, por lo tanto todo lo que te digo es porque me lo dijeron. Pero, porque desde mañana es lo que yo decía cuando no quería salir. Cuando te das cuenta de verdad que no podés salir es a partir de ahora no juego más, a partir de ahora no fumo más, a partir de ahora lo que sea. Y no es fácil, te das cuenta de que no podés solo.
-¿Quién te ayudó?
-Mi familia fundamentalmente, que estuvo muy presente. Me acompañó a jugadores anónimos.
-Con lo que contás imagino lo que debe ser la recuperación para los adictos que tienen familias disfuncionales.
-No sé si logran recuperarse porque supongo que tienen que poner mucho más de ellos de lo que puse yo. Y yo no sé si tenía más para poner.
-Contás que perdiste el equivalente a tres departamentos. Con el esfuerzo y con el sacrificio que cuesta, ¿no es suficiente para perder un departamento jugando?, ¿cuál es la reacción?
-Perdí un departamento jugando, mañana empiezo a tratar de recuperarlo. Esa es la cabeza del jugador. Perdí un departamento, no puede ser, qué boludo, te mortificas, lloras. Ahí te propones recuperarlo, volvés a jugar para recuperarlo... y perdés otro.
- ¿Muchos le echan la culpa a la mala suerte?
-El azar no existe en el juego. Existe si vas una sola vez en tu vida. Vas cinco veces en tu vida, existe. Si vas todos los días, no existe el azar, se reduce al mínimo.
-¿Qué existe entonces?
-Perder y nada más que perder. Pero es matemático porque son mis ahorros contra los fondos del casino. Y a la larga, ¿quién va a ganar?. Es como correr una maratón contra un keniata, vas a perder , no hay forma de ganar.
-Supongo que alguna vez pediste plata prestada a gente pesada, de avería. ¿No te asustó?
-Imaginate en el estado de desesperación que estás para pedir plata prestada. No querés contárselo a tu círculo íntimo porque sino, uno también le puede pedir a algún amigo que anda bien. Pero no se lo querés contar a nadie. Se lo pedís a esta gente con un interés usurero y te metés en una. Ahora yo charlo con vos rescatado y me puteo a mi mismo, pero en ese momento no pensás con claridad.
-Hiciste todo lo posible para ocultarle tu adicción a tu familia, ¿pero qué te decían tus amigos?
-Yo jugaba con mis amigos. Pero ellos frenaban algunos kilómetros antes y yo seguía. Yo era el peor. Pero mis amigos jugaban y juegan mucho. Ninguno se arruinó como yo. Ninguno perdió el departamento. Pero jugaban mucho.
-¿Seguis teniendo la tentación de jugar?
-Sí, sí, sí. Yo quiero jugar.
-¿Y cómo hacés para no jugar?
-No puedo. Me hace mal. Me hace mal a mí, a mi vieja, a mi mujer, a mis hijos, a mi papá, a mis hermanas, entonces no juego.
-Pero antes también tenías el mismo problema y jugabas igual. ¿O no te dabas cuenta?
-Porque aprendí con profesionales, psicólogos, psiquiatras y jugadores anónimos un mecanismo para, en lugar de manejarme de manera impulsiva, frenar un segundo, pensar y tomar decisiones. Yo antes no tomaba la decisión, simplemente jugaba, era automático. Ahora tomo la decisión permanentemente de no jugar. Pero no es que no me gusta más. Por eso no estoy curado. Nunca. Es una pelea diaria.
-¿Que consejo o sugerencia dejarías?
-No tengo ningún consejo. A ver, yo te podría decir no empieces pero es difícil porque no todo el mundo que juega es un ludópata. Es como que un borracho te diga no tomés una cerveza y vos te preguntás por qué no puedo tomarme una cerveza si no soy alcohólico. Yo no te puedo decir no empieces a jugar si vas a jugar una vez cada tanto y te divierte. Entonces, yo el consejo que puedo dar es que si estás entrando en esta, contáselo a tu familia, porque uno no lo quiere contar; no tengas miedo, contáselo, no te van a dar la espalda y si ves que un amigo está entrando, contáselo a su familia, esa es la manera de ayudar.
-¿Cuánto impacta la crisis económica en la relación del juego con la gente?
-Cuanto peor estás económicamente, más pensás en salvarte para el juego. Si vas a laburar todos los días diez o doce horas y no te alcanza para llegar a fin de mes, es probable que pienses en pegarla de una manera fácil.
-Pegamos un golpe y nos salvamos...
-Sí, porque ya otro laburo no podés tener porque no tenés más tiempo.
-¿Viste muchos casos de chicos ludópatas? Por ejemplo, menores de 12 años.
-No digo que no existen pero yo no lo vi. Yo vi de catorce, quince, dieciséis, pero de once no vi.
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