Por Agustina Ramos (Télam, especial)
Alarma por la presencia de ardillas en cuatro jurisdicciones de la Argentina.
Por Agustina Ramos (Télam, especial)
Las ardillas son uno de los animales más populares y cándidos de la narrativa infantil pero su irrupción en la Argentina en un número que llega a los 100.000 ejemplares despertó las alarmas de las autoridades sanitarias de cuatro jurisdicciones, quienes hace dos semanas advirtieron que aquellas de vientre rojizo son una de las especies invasoras del país y pueden comerse cables de telecomunicaciones, atacar sembradíos y transmitir leptospirosis.
Las ardillas de vientre rojizo no son las especies invasoras de la Argentina, pero sí constituyen una de las principales amenazas a la conservación de la diversidad biológica.
"Si se observa región a región y sistema a sistema siempre se encuentra alguna especie invasora causando problemas, ya sea con la biodiversidad puntualmente, en la salud de las personas o los animales o generando conflictos con el sistema productivo", introdujo a Télam Laura Fasola, doctora en Ciencias Bilógicas, investigadora de Conicet y coordinadora del Programa Patagonia de Aves Argentinas.
Según el Convenio de Diversidad Biológica, las especies exóticas invasoras son "aquellas plantas, animales o microorganismos trasladados de manera voluntaria o accidental más allá de sus límites naturales de distribución, cuya introducción y propagación amenaza los ecosistemas, hábitats o especies, produciendo daños económicos o ambientales".
En ese sentido, desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible sostienen que se trata de "una de las principales amenazas a la conservación de la diversidad biológica".
Entre las causas de la llegada de las especies invasora a la Argentina se encuentran algunas accidentales y otras voluntarias como la caza, la ornamentación y la afinidad con la especie.
"Las ardillas de vientre colorado han sido traídas en 1970 a Jáuregui, cerca de Luján, para adornar el paisaje porque a un señor le hacían acordar a su Bélgica natal", dijo a Télam Florencia Gómez, secretaria de Política Ambiental en Recursos Naturales del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación.
"En el caso de los moluscos la causa es involuntaria. Los barcos cuando parten de un puerto tienen agua de lastre que se usa para estabilizar la navegación. Antes lo que pasaba es que cuando llegaban al puerto destino, ahí descargaban esas aguas que venían con una carga de organismos de otra parte del mundo. Esa es una de las causas por las que muchos puertos del mundo hoy tienen fauna que no tiene nada que ver con esos lugares y generan un montón de problemas y pérdidas económicas en el mantenimiento de las áreas portuarias", explicó Fasola.
Las especies invasoras pueden traer una multiplicidad de problemas, entre ellos su impacto negativo en la biodiversidad, conforme a la investigadora del Conicet.
"Las especies invasoras pueden competir con especies nativas consumiéndolas y depredándolas o pueden transferirles enfermedades. En esos casos terminan provocando una reducción en las poblaciones de las especies autóctonas e incluso poder llegar a situaciones de extinción", alertó.
Además, las especies que fueron introducidas por las personas son causa de efectos sobre la salud humana.