Durante un par de décadas se mantuvo en auge el término ‘’Fake News’’ a la hora de referirse a situaciones en las que se difunde, se promueve o se desarrolla contenido con información o noticias que, yendo a la traducción literal del idioma inglés, son falsas.
Con el avance de internet y el uso masivo de las redes sociales, esta expresión tomó mayor protagonismo. Los cambios de formatos que poseen las nuevas plataformas de comunicación facilitaron la difusión de estos contenidos.
En el año 2017, ‘’Fake News’’ fue elegida como palabra del año por el diccionario Collins.
Sin embargo, si se tratara de algo ‘’falso’’, no cumpliría con las condiciones de una noticia, por lo que hablar de ‘’noticias falsas’’ resulta contradictorio. Para los casos en los que circula información o noticias que no fueron chequeadas, que su fuente no es fidedigna o que se encuentran tergiversadas, ya sea de forma intencional o accidental, se utiliza ‘’Desinformación’’.
¿Todo lo que está en redes sociales es desinformación?
Si bien, Twitter, Facebook, Instagram, WhatsApp o Tik Tok resultan sitios muy vulnerables para compartir información sin filtros y con un escaso proceso de chequeado, esto no significa que no podamos confiar en nada de lo que veamos en internet.
Muchos científicos, investigadores o profesionales eligen las redes sociales para difundir sus conocimientos. En Twitter, se encuentra #InfoDeLaBuena que tiene como iniciativa masificar al lenguaje de las redes información verídica y confiable por parte de especialistas. Hashtag que reflotó en un contexto pandémico donde la exposición a la desinformación es mayor.