Decenas de miles de devotos del Gauchito Gil continuaban llegando este miércoles al santuario en la Ruta Nacional 123, a siete kilómetros de la ciudad correntina de Mercedes, donde la Cruz Gil fue venerada toda la noche en un centro de interpretación municipal, con pedidos de mejoras económicas, buena salud y agradecimientos al "gaucho milagroso".
La multitud comenzó a congregarse ayer martes por la noche en la parroquia Nuestra Señora de la Merced, desde donde tras una misa partió la procesión con la Cruz Gil al santuario, y se espera que al concluirse esta jornada, en la que se cumplen 142 años de la muerte de Antonio Cruz Mamerto Gil Núñez, unas 300.000 personas hayan visitado el lugar.
"La expectativa es que hasta la noche de hoy lleguen 300.000 personas; en esta oportunidad con menos colectivos y más combis y vehículos particulares", dijo hoy a Télam el intendente de Mercedes, Diego Caram, quien subrayó que "se cuadruplicó" la cantidad de devotos que este año llevaron el ritual de adoración a la tumba del Gauchito en el cementerio "De las Mercedes".
"Se notó muchísimo la llegada de los turistas a ese circuito alternativo al santuario, que está desprovisto de los puestos comerciales y donde en esta oportunidad vimos gente que llegó desde Neuquén y Río Negro por ejemplo", señaló Caram.
El jefe de operaciones de Defensa Civil de Corrientes, Orlando Bertoni, coincidió en que la estimación de este año se aproxima a los 300.000 visitantes al predio ubicado a pocos metros del empalme de las rutas nacionales 123 y 119.
"La fortuna de los devotos este año es que hay buen tiempo, aunque se padece el calor ya que la máxima pronosticada puede superar los 35 grados", aseguró Bertoni a Télam y afirmó que si bien "no se debieron lamentar altercados con la seguridad, sí se atendieron casos de intoxicaciones".
Testimonios de los peregrinos apuntaron que desde la tarde del martes las colas de acceso al santuario son incesantes.
"Logré estacionar la camioneta a 1500 metros de donde comenzaba la cola y a partir de ahí caminamos 1000 metros más hasta llegar; a las 22 comenzamos a caminar y llegamos a depositar nuestra ofrenda a las cinco de la mañana de hoy", contó a Télam Narciso Fábrega, quien llegó a Mercedes desde Paso Telégrafo, un paraje del norte de Entre Ríos.
Fábrega tiene 42 años y viajó junto a su esposa Zulma, de 41, como es su costumbre desde hace una década para participar de la conmemoración por la noche, con el objetivo "de agradecer".
"Hace diez años comenzamos a venir, porque le pedí al Gaucho un trabajo, mi situación económica era muy dura y gracias a él y a Dios conseguí un empleo en una empresa dedicada al arroz y la ganadería", relató Narciso a Télam.
Aunque ese agradecimiento se cumple con el tradicional intercambio de cintas coloradas, hace cuatro años renovó sus votos con el desertor autonomista, como se lo denomina al Gauchito porque lo mataron por desertar de la guerra civil correntina, tras ser reclutado por el partido Autonomista para luchar contra el partido Liberal.
"Un rollizo de eucalipto que estábamos talando cayó mal y me aplastó una pierna; sufrí una fractura de tibia por lo que estuve tres meses enyesado, pero terminé sin secuelas y agradeciendo al Gaucho que si caía en otra parte de mi cuerpo me mataba", recordó el hombre.
Los pedidos de ayuda económica y por buena salud son los más escuchados entre los devotos del Gauchito Gil.
Elisa Lezcano llegó a Mercedes desde Florencio Varela, en el sur de la provincia de Buenos Aires, con un agradecimiento por la recuperación de su madre.
"Habíamos sufrido un robo en la casa de ocho individuos armados que golpearon salvajemente a mi mamá, la dejaron destrozada y a causa de todo eso se le habían generado coágulos de sangre en la cabeza", relató.
La mujer señaló que "ella no dormía, sufría mucho los dolores y no tenía señales de seguir adelante. Después de sufrir tanto, le pedía al Gaucho que por favor la ayudara, que ella creía muchísimo en él, que confiaba, que sabía que él la iba a poder curar", dijo.
"Ni bien pudimos vinimos al Gaucho con mamá muy mal y armamos una carpa, éramos chicos, mamá ni dormía pero esa noche se metió a la carpa como para dormir y se despertó porque sentía que le hacían la Señal de la Cruz en la cabeza y abrió a los ojos y se encontró al gaucho arrodillado haciéndole la Señal de la Cruz y mirándola", aseguró Elisa.
Y subrayó que "después de eso, mamá fue nuevamente al médico, ya no tenía dolores y los coágulos habían desaparecido".
Gil Núñez fue asesinado el 8 de enero de 1878, colgado de un árbol de Espinillo, donde hoy se encuentra el Santuario y su propio verdugo depositó allí una cruz, tras haberle cumplido un milagro, según cuenta la historia.
Con información de Télam.