El 7 de marzo, la ciudad de Bahía Blanca sufrió una de las peores inundaciones de su historia. Este desastre natural provocó al menos 16 muertes, la evacuación de 1.500 personas y cortes generalizados de electricidad.
Marcado por la tragedia que vivió en su juventud, el teniente de navío Gastón Brancatto convirtió su experiencia en un compromiso con la ayuda humanitaria. Dos décadas después, la labor del santafesino quedó inmortalizada en una imagen que recorrió el país.
El 7 de marzo, la ciudad de Bahía Blanca sufrió una de las peores inundaciones de su historia. Este desastre natural provocó al menos 16 muertes, la evacuación de 1.500 personas y cortes generalizados de electricidad.
Entre los rescatistas que asistieron a los afectados se encuentra el teniente de navío Gastón Brancatto, oriundo de la ciudad de Santa Fe. Su labor tomó especial relevancia tras la difusión de una fotografía donde se lo ve llevando a un niño sobre sus hombros. La imagen recordó a muchos santafesinos la inundación del 2003, cuando la crecida del río Salado dejó barrios enteros bajo el agua.
Brancatto vivió en primera persona aquella catástrofe mientras cursaba la secundaria en el barrio Barranquitas, donde el agua alcanzó los 2,10 metros. Más de 20 años después, tuvo la oportunidad de devolver la ayuda que una vez recibió. “Cuando a uno le pasan estas cosas, va teniendo un deja vú. Uno genera más empatía con la persona que está ayudando porque lo entiende, porque lo vivió”, expresó.
Actualmente, presta servicio en la Armada Argentina y cuenta con experiencia en misiones de ayuda humanitaria en Haití en 2008 y en la isla de Chipre en 2012 y 2020. Estas intervenciones le permitieron actuar en situaciones de emergencia, aunque reconoce que cada desastre tiene sus particularidades. “Uno va actuando por entrenamiento, para lo que se prepara todos los días”, comentó.
En este sentido, destacó la rapidez con la que la fuerza respondió a la emergencia hídrica y la calidad humana de todos los involucrados. "Esta imagen es una pequeña foto de una gran película de más de 700 marinos que están ayudando y siguen colaborando en esta ayuda humanitaria", afirmó el teniente.
A pesar de que la Base Naval Puerto Belgrano, donde está destinado Brancatto, también sufrió los embates de la tormenta, él y sus compañeros priorizaron la asistencia a la comunidad afectada. "Dejamos de lado la ayuda propia para poder ayudar a la gente de Bahía Blanca", señaló.
La empatía de Brancatto hacia las víctimas del desastre se profundizó al recordar su propia experiencia en la inundación de Santa Fe en 2003. "Yo tenía 16 años, estaba cursando la secundaria. 21 años después tuve el honor de poder estar ayudando y teniendo más empatía de lo normal en esta ayuda", reflexionó.
Actualmente, las tareas continúan en la ciudad afectada, con la Armada Argentina desplegando recursos y personal para colaborar en la recuperación de la ciudad.
La tragedia movilizó a la sociedad argentina, con numerosas campañas de donaciones y colectas para ayudar a los damnificados. El Gobierno Nacional prometió un fondo para la reconstrucción, mientras que figuras públicas como Lionel Messi y el Papa Francisco expresaron su solidaridad con las víctimas.
La experiencia y dedicación de rescatistas como Brancatto resaltan la importancia de la solidaridad y el compromiso en momentos de crisis, demostrando que, incluso tras haber vivido tragedias personales, es posible transformar esas vivencias en acciones que salvan vidas.
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