El próximo 6 de mayo de 2022, según estimaciones de la NASA, un gran asteroide podría impactar contra la Tierra. Detectado por primera vez en 2009, el cuerpo celeste rocoso mide alrededor de 130 metros de diámetro, por lo que la colisión podría causar una explosión de una potencia equivalente a 230 kilotones de dinamita.
Las probabilidades de que el asteroide 2009 JF1, considerado por la agencia estadounidense como "potencialmente peligroso", impacte ese día contra la Tierra es de una entre 3.800, lo que equivale a un 0,026 %, según la escala de Palermo.
Se trata de un asteroide de gran tamaño que, según la NASA, es comparable con las dimensiones de la Gran Pirámide de Giza, en Egipto, y podría alcanzar, al momento del impacto, una velocidad de 95.000 kilómetros por hora.
El 2009 JF1 es el sexto más peligroso hasta el momento, de acuerdo con la Lista de Riesgo de Objetos Cercanos a la Tierra de la Agencia Espacial Europea, elaborada a partir de la escala de Palermo, que estima el riesgo de cada asteroide a partir de su tamaño, su velocidad, su probabilidad de impacto y el tiempo que falta para la posible colisión.
La NASA ha seguido de cerca la trayectoria del asteroide gracias al sistema de colisiones Sentry, un mecanismo altamente automatizado que escanea continuamente en busca de posibilidades del impacto de asteroides "durante los próximos 100 años".
De acuerdo a la explicación que la administración aeronáutica ofreció en un comunicado, “algunos asteroides y cometas siguen caminos orbitales que los llevan mucho más cerca del Sol de lo habitual y, por lo tanto, de la Tierra”.
Este tipo de asteroides suponen una amenaza para el planeta, por lo que los expertos de la NASA buscan atacarlos para desviarlos de su trayectoria, como lo hará a mediados de este 2021 la nave espacial DART, que se utilizará para que colisione contra el asteroide Dimorphos, considerado uno de los más peligrosos por sus enormes dimensiones (160 metros de diámetro).