Qué hacer con las pilas y las baterías es una inquietud que surge con regularidad en la comunidad. Cuando se agotan, pocos saben qué hacer con ellas y mientras algunos optan por tirarlas a la basura, otros las ponen en botellas de plástico.
Las empresas deben tratarlas cómo residuos peligrosos, pero no es así en los domicilios. Ante la ausencia de un depósito seguro para destinarlas, un científico del Conicet recomienda no acumularlas en el hogar.
Qué hacer con las pilas y las baterías es una inquietud que surge con regularidad en la comunidad. Cuando se agotan, pocos saben qué hacer con ellas y mientras algunos optan por tirarlas a la basura, otros las ponen en botellas de plástico.
Las pilas y baterías se clasifican en dos grupos: primarias (no recargables) y secundarias (recargables). Se realiza esta clasificación debido a que poseen distintos grados de toxicidad, de acuerdo con los metales que las conforman y el porcentaje de los mismos en su composición. En la mayoría de los casos, los componentes que integran estos dispositivos son ácidos, álcalis, sales irritantes y metales, destacándose el mercurio, el cadmio y el plomo como las principales sustancias tóxicas para la salud humana y el ambiente.
Marco normativo
Argentina cuenta con la ley de presupuestos mínimos para la gestión integral de los residuos de origen industrial y de actividades de servicios, es la Ley N° 25612/02. Esta nunca fue reglamentada, es de relativa aplicación y se refiere a todo el universo de residuos tipificados tanto peligrosos como no peligrosos.
La Provincia de Santa Fe, además de contar con una normativa para la gestión de los residuos peligrosos que es la N° 1844/02, promulgó el Decreto 2151/14 que regula la gestión de los residuos generados en la actividad industrial y no contemplados por el Decreto N° 1844/02.
La normativa existente establece que todas las pilas y baterías son residuos peligrosos por los componentes que contienen, y así lo deben tratar las empresas, pero nada se dice de los hogares.
Para comprender mejor la situación El Litoral dialogó con el Dr. en Ingeniería Química el investigador del Conicet Santa Fe, Carlos Martín, quien explicó que existe una zona gris, “ya que son clasificados tanto como desechos peligrosos como domiciliarios”.
Esta ambigüedad –continuó– se debe a que “no podemos manejar con un tratamiento adecuado todos los residuos peligrosos que se generan en el domicilio. Imaginen tener que recolectar aparte y tratar todo lo es solventes, pinturas, baterías, medicamentos usados, residuos sanitarios, pañales, etc, es realmente una cosa muy compleja para el Estado en el cual estamos nosotros”.
¿Las pilas son tratables?
El Ing. Martín contó que lo último que se puede hacer al descartar este tipo de residuos peligrosos, dentro de lo considerado como posible, es “depositarlos en un relleno de seguridad, que no es un relleno sanitario, como el que existe en Santa Fe y en la mayoría de las grandes ciudades del país, sino un lugar donde se depositan los residuos pero con muchísimo más controles. En la provincia de Córdoba hay uno, a donde hace tiempo se mandaron muchísimas pilas desde Santa Fe”.
Los tratamientos de recuperación de materiales de las pilas son costosos. “En países desarrollados, las reciclan y prácticamente recuperan el 80 o 90 % del material con el cual están compuestas. Pero eso tiene un costo importante y la pregunta es ¿quién paga ese procesamiento de las pilas en Argentina si ni siquiera podemos eliminar los basurales a cielo abierto?”, cuestionó el profesional
¿Qué hacer en casa?
Algunas personas las van juntando en botellas de plásticos, otros las ponen en cemento u hormigón. Eso se puede hacer, pero -aclaró Martín- “después hay que tenerlo controlado porque si estos residuos no son correctamente gestionados al estar en contacto con las variables meteorológicas de la humedad, la lluvia, etc, se empiezan a degradar y están liberadas al ambiente sin ningún tipo de control”.
Es por eso que su recomendación es “no juntarlas, porque si uno las junta después va a tener más cantidad y si las termina tirando a la basura en lugar de tirar una, va a tirar 50 juntas”.
El tema es muy complejo ya que el proceso para tratar las pilas y baterías es muy costoso, por lo tanto el profesional aclaró que “si las quiero tener en mi casa, o el municipio quiere tenerlas en un galpón guardadas en un tanque de plástico con hormigón protegido y controlado, lo puede hacer; pero después hay que hacerle un seguimiento constante porque, con el tiempo, las pilas se van degradando unas a otras y eso termina siendo una especie de bomba ecológica: imaginen mil o dos mil pilas todas juntas”.
¿Cómo tratan las pilas en La Plata?
En el año 2012 un grupo de científicos argentinos creó una Planta Piloto Multipropósito (Pla Pi Mu) ubicada en La Plata, con el objetivo de tratar y recuperar las pilas alcalinas y de zinc y manganeso agotadas.
El proceso de reciclado consiste en separar la carcasa del bióxido de manganeso y zinc que hay en su interior. Se ataca cada uno de los componentes con ácido sulfúrico -producido en la propia planta, sin contaminación- y luego, mediante un método llamado lixiviación, que sirve para disolver sus iones, recuperan ambos componentes hasta dejarlos listos para su reutilización.
Pero no hay otra planta en el país que realice esta tarea, y su capacidad de tratamiento es de hasta 80 kilos por meses, una cantidad muy acotada ante el uso masivo de pilas y baterías.