Ignacio Pellizzón
Se trata de una prueba piloto que se hará un día de semana, durará tres horas, la capacidad máxima será de 100 personas y cada uno deberá presentar un test rápido negativo con lapso de 72 horas. Aún resta confirmar el lugar exacto y la fecha. Hay entusiasmo en el sector.
Ignacio Pellizzón
Tras incesantes pedidos de aplicación de protocolos sanitarios, finalmente se habilitó a que el rubro pueda llevar adelante un ensayo con “baile burbuja”. Ante la falta de poder desarrollar bailes en las fiestas por temor a contagios de Covid-19, la Provincia permitirá que se lleve adelante una prueba piloto para verificar si el protocolo presentado funciona.
“Hicimos un pedido al gobierno de la provincia y nos reunimos con funcionarios del Ministerio de Producción, Salud y Trabajo, y de ahí salió la posibilidad de hacer un ensayo con esta modalidad tanto en salones de fiestas como en discotecas. Fuimos ambas cámaras, representando a los sectores”, informó a Mirador Provincial el presidente de la Cámara de Eventos y Afines de la Provincia de Santa Fe (Ceasf), Iván Hawryluk.
En concreto, se ensayará con un evento a desarrollarse entre semana y que tendrá una duración de tres horas, entre las 19 y 22. Habrá una capacidad máxima de 100 personas, las cuales deberán asistir con test rápido 72 horas antes, “esa será la tarjeta de entrada”, indicó, y agregó: “La idea es que sea una especia de lunch con dos tandas de baile en burbuja en el mismo lugar, que aún no está definido”.
Entre los invitados, Hawryluk aclaró que estarán presentes miembros de la cámara que él representa así como la de bolicheros. Además, “estarán presentes algunos funcionarios para que vivan en carne propia de qué se trata y cómo es que funciona este ‘baile burbuja’”.
La idea
Lo que se propone es que cada invitado se pare en su lugar y baile , logrando la distancia de dos metros entre mesa y mesa.
Una vez concluido el evento, se esperará una semana y “todos los invitados deberán volver a testearse para ver si se contagiaron o no y, en base a los análisis, obtener un diagnóstico de la situación y tratar de avanzar con esta propuesta en pos de reactivar la actividad”, manifestó el titular de Ceasf.
El drama de los empresarios de salones de fiestas como de los bolicheros, es que vienen con una reubicación de rubro a bar y claramente “no somos bar” y la gente que “nos contrató” no lo hizo pensando que “éramos un bar”, sino que “invirtieron en un salón de eventos”, ejemplificó Hawryluk.
La situación del rubro es realmente dramática. Desde hace un año y medio que no pueden trabajar “como pretendemos”, lo que generó que “un 20% de los salones de fiestas de la provincia tuvieran que cerrar para siempre”, enfatizó.
Lo mismo sucede con los dueños de discotecas que desde que comenzó la pandemia el 20 de marzo se encontraron envueltos en una incertidumbre total y sin poder trabajar. Es que son espacios donde el contacto entre personas y el movimiento constante es parte de la esencia del rubro, algo que el Covid-19 vino a interrumpir intempestivamente.
Por eso, todos los cañones están puestos en este ensayo con “baile burbuja”, que ya se aplica en provincias como Mendoza, Misiones, Salta, Río Negro y Buenos Aires donde “nadie utiliza la pista de baile ni rompe el esquema preparado para esta nueva normalidad que se instaló por la pandemia del coronavirus”, agregó el referente de la cámara.
Expectativas
Hay mucho entusiasmo por parte de los referentes. Se trata de una actividad de la que viven “más de 25 mil familias” y que a esta altura “ya no logran subsistir” sin poder trabajar. El problema que atraviesan no solo pasa por las restricciones que tienen para algunas actividades, sino por las deudas que contrajeron en el último año y medio para poder subsistir a la pandemia y al parate absoluto que les implicó.
Por eso, otra decisión que tomaron desde la Cámara, es acudir al Concejo de Rosario para presentar un proyecto que los exima del pago de la Tasa General de Inmuebles (TGI). “La Municipalidad cuenta con esta herramienta y creemos que nos tiene que dar una mano; el Intendente tiene que ver que nuestro rubro es de los que más sufrió”, señaló Hawryluk.
Y concluyó: “Por caso la Provincia realizó una asistencia que comenzó con unos 50 mil pesos, luego ascendió a 70 mil y terminó en 100 mil. A esto se le suman los programas ATP y Repro para los empleados. Aunque fueron subsidios que sirvieron para sostener empleos, todavía seguimos urgidos de ayuda estatal, por eso buscamos la exención de la TGI”.