Alberto E. Cassano
Hace poco tiempo se produjo un hecho en Mendoza que podría considerarse el resultado de una travesura colectiva producto de las tecnologías informáticas que, en estos tiempos, los chicos de un sector importante de la sociedad manejan con total soltura. A través del llamado de un sitio web de redes sociales, dos jóvenes creativos convocaron a una “rateada” masiva de estudiantes que tuvo mucho éxito; tanto, que la idea original se propagó rápidamente a todo el país y se está coordinando una “rateada” nacional. Esto obligó a la realización de una reunión de funcionarios provinciales de educación, presidida por el ministro nacional del área, para tomar una decisión consensuada. Difícilmente podía esperarse otra cosa que considerar el hecho como una falta común a contabilizar en la ficha del estudiante. En lo que sigue, analizaré aspectos que lógicamente tendrán excepciones, pero son tan sólo eso.
Hasta aquí el evento y sus consecuencias inmediatas. Lo que no se discute con claridad son las responsabilidades de lo sucedido. ¿Es solamente por casualidad de los autores de la iniciativa? O pensando más colectivamente, ¿de los alumnos? Un poco sí, pero tan sólo parcialmente. Hay que estudiar al menos dos aspectos adicionales muy importantes: el correspondiente a los profesores y el de la función de los padres, a los que se agrega un hecho complementario que consideraré más adelante y que podríamos denominar la “rateada” de los adultos. Por sus diferentes características, las “ratas” a las sesiones del Congreso quedarán para otra oportunidad.
Todos sabemos que la juventud de hoy -mayoritariamente-, vive una cultura muy influenciada por muchos medios que, con o sin intención (tengo una instintiva sospecha), acicatea la tentación de aplicar la ley del menor esfuerzo. La lectura ha sido prácticamente abandonada; en algunos casos, la buena música ha sido sustituida por ruidos y el estudioso es un “traga” insoportable, casi contemplado como genéticamente de otra especie. ¿Son ellos mismos la causa de este estado de cosas o hay una sociedad que los impulsa a adoptar estos estilos de vida?
Los profesores son maltratados desde el Estado con una organización laboral y una planificación muy atrasada en el tiempo y muy mal remunerada que, salvo casos excepcionales, les hace perder el entusiasmo por enseñar sus propios temas y por incursionar en la discusión de otros relacionados con conductas éticas, con el tiempo suficiente para la discusión. A lo anterior, hay que agregar la carencia de sistemas justos y efectivos de capacitación permanente sumada, en la gran mayoría de los casos, a la ausencia de las infraestructuras necesarias.
Todo esto ha llevado a tener colegios cuyos egresados adolecen de las falencias por todos conocidas. Con el tiempo los “maestros” han ido perdiendo autoridad y frecuentemente no representan el modelo a imitar.
Pero de inmediato interviene el tercer factor. ¿Cuánto apoyo reciben los profesores de los padres? ¿Qué lugar en las prioridades de los progenitores ocupa la preocupación permanente por el desenvolvimiento de sus hijos en el colegio? En general, ¿concurren con frecuencia al colegio para hacer propuestas que mejoren la calidad de la enseñanza, o van a protestar por el desacuerdo con alguna sanción o mala nota recibida por su hija/o? No he presenciado ningún masivo reclamo para que el Estado provea la infraestructura y los medios para que exista la doble escolaridad en todos los colegios. Y el aval a las inasistencias injustificadas o la falta de reproches cuando sus hijos preparan sus “machetes”, son moneda corriente. El tema da para mucho más y lo trataré nuevamente en el futuro.
Finalmente, ¿cuál es el ejemplo que dan los adultos -cuyas condiciones económicas se lo permiten-, al tomarse un viernes “laborable” (haciéndose la rata) cuando hay un fin de semana largo que incluye un lunes feriado? Y ello implica, además de su falta en el aporte a la producción y el mal ejemplo, la ausencia de sus hijos al colegio. En esas fechas, los lugares de recreación suelen estar -ya no es sorpresa-, con altos niveles de ocupación para alegría de la industria del turismo. ¿Cuál es el mensaje que se está dando a la comunidad? Simplemente, que interesa más la frivolidad que la construcción de una Nación productiva y educada.