Tras la muerte de la reina Isabel II, sus queridos corgis, Muick y Sandy, se quedaron en Windsor. Los dos fueron confiados al príncipe Andrés y a su exmujer Sarah Ferguson, que sigue residiendo en el Royal Lodge de Windsor junto a su ex.
En su última entrevista, la duquesa de York habla de su exsuegra, pero también de los dos cachorros que cuidaron de ella hasta su último aliento, y de los que ahora cuida junto a su exmarido, el príncipe Andrés.
Tras la muerte de la reina Isabel II, sus queridos corgis, Muick y Sandy, se quedaron en Windsor. Los dos fueron confiados al príncipe Andrés y a su exmujer Sarah Ferguson, que sigue residiendo en el Royal Lodge de Windsor junto a su ex.
Fueron el propio Andrés y sus hijas, Eugenia y Beatriz de York, quienes les regalaron estos dos corgis a la reina hace unos años, con la promesa de que, en caso de que le sucediese algo a ella, se harían cargo de ellos. Y así ha sido. Los corgis que asistieron a la monarca hasta su último aliento (al parecer, estaban en la cama de Isabel II cuando falleció), y que parecían melancólicos y desconcertados en aquellas fotos del funeral de la reina que dieron la vuelta al mundo, ya disfrutan de la compañía de una nueva familia. De hecho, el pasado mes de octubre, Ferguson nos hizo saber que se encuentran bien y felices en su nueva etapa al publicar una foto en sus redes sociales en la que recostada junto a ellos con el verdor de Windsor como telón de fondo.
Ferguson fue recientemente entrevistada por la revista People con motivo del lanzamiento de su nueva novela A Most Intriguing Lady ("Una dama de lo más intrigante"), si bien en ella ha hablado tanto de la difunta monarca como de los cachorros que le legó. Fergie le dedicaba unas palabras de cariño a la que fuera su suegra: “Era capaz de tranquilizar a cualquiera. Todo el mundo se sentía cómodo con ella. Era mi ídolo”.
También cuenta que si pudiese hablar con la difunta monarca, le contaría cómo están “los magnolios del jardín de Windsor, porque le encantaban”, así como las prímulas y las campanillas de invierno. Y, por supuesto, le hablaría de sus queridos corgis Muick y Sandy: "Le alegraría saber que siguen paseando donde solían hacerlo con ella".
Ferguson también admite que en ocasiones cuidar de los perros de la reina puede ser una fuente de estrés: "Son dos iconos nacionales, así que cada vez que salen corriendo a perseguir una ardilla me entra el pánico". Pero asegura que los dos corgis son "una ricura total". Y, de paso, nos hace partícipes de una de sus teorías: "cuando le ladran a la nada, significa que ella está pasando por aquí".
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