Hay que remontarse a los inicios de Argentina como Nación para encontrar la historia del bastón presidencial. El simbólico elemento esconde secretos que sólo pocos conocen.
La historia de la insignia que empezó a utilizarse en el siglo XIX y la importancia que representa, bajo la mirada del maestro orfebre.
Hay que remontarse a los inicios de Argentina como Nación para encontrar la historia del bastón presidencial. El simbólico elemento esconde secretos que sólo pocos conocen.
En primera medida, cabe consignar que su uso es una costumbre heredada de Europa y dejó de usarse tras la Revolución de 1810, por estar vinculado a España. Sin embargo, en la Asamblea de 1813 se aprobó su utilización y hubo que esperar hasta 1864 para que Domingo Faustino Sarmiento lo incluyera en la ceremonia protocolar de asunción.
En el marco de una extensa entrevista con El Litoral, Juan Carlos Pallarols, el orfebre de bastones presidenciales desde el retorno a la democracia en 1983, hizo hincapié en la importancia de este símbolo patrio, reflexionando sobre su valor y mensaje.
“El verdadero protagonista es el pueblo; el bastón es posible porque el pueblo convierte a un simple ciudadano en primer mandatario, que es el presidente de la Nación”, arrancó el artista.
Y sumó: “Pero el bastón no es ni mío ni del presidente, es del pueblo”; e instó a que se entienda la fuerza que tiene la ciudadanía, de ungir a un presidente y de exigirle el cumplimiento de ese mandato.
“Eso a mí me hace sentir sumamente importante, pues estoy participando, soy parte de algo que hacemos entre todos los argentinos”, reflexionó Pallarols.
A principios de agosto, el orfebre recibió dos listones de madera urunday provenientes de la provincia de Corrientes.
El material entregado, fue sacado de un ejemplar centenario emplazado en el parque del campus donde funcionan las facultades de Ciencias Agrarias y Veterinarias de la Universidad Nacional del Nordeste. En 2019 una tormenta lo derribó y se lograron preservar un par de listones que ahora fueron utilizados para forjar el bastón.
“Es una madera muy simbólica y con muchas virtudes, que yo le recomiendo al presidente que las copie, que es mantenerse recto en el trabajo y no corromperse”, opinó Pallarols.
Y siguió: “Hay un montón de cosas que hacen que el bastón sea una pieza irrepetible, por ejemplo porque está hecho por miles de personas”. Acto seguido, el artista se despachó con un dato poco conocido: “Más de cuatro millones de personas trabajaron en este bastón, recorriendo el país varias veces de punta a punta. Una vez, en Corrientes esperé como seis horas para que un grupo que quería dejar su aporte al bastón. Les dieron unos golpecitos y se volvieron”.
Para culminar el encuentro, el entrevistado reflexionó: “Estamos haciendo la gran historia entre todos; entonces aprendamos a exigir y a pensar. Somos un gran país, somos tan tontos que no nos damos cuenta”.
Para Santa Fe
En otra parte de la entrevista, El Litoral contó cómo será el bastón de mando que recibirá Maximiliano Pullaro, gobernador electo de Santa Fe.
“Ustedes tienen una tradición que me parecía fantástica, que el gobernador que ejerce su cargo con el bastón del primer gobernador. Cuando termina su mandato, lo devuelve y la gobernación le da una réplica exacta”, sostuvo Pallarols. Y sumó: “Es una linda tradición y un orgullo para mí hacerlo”.
Perfil
La historia de Pallarols lo ubica como sexta de generación de orfebres y plateros. Todo comenzó en el año 1735, en Cataluña, con Vicente Pallarols. Y desde entonces pocas cosas han cambiado: en su taller se usan las herramientas y técnicas conservadas por más de doscientos años.
Nacido en Banfield, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 2 de noviembre de 1942, Juan Carlos es iniciado por su padre y abuelo desde muy temprana edad en los secretos del oficio. En su taller de San Telmo, él afirma que sus antepasados le marcaron un camino que no dudó en transitar.