Redacción y edición web: Gonzalo Zentner
El testimonio de los hermanos Núñez, oriundos de Gálvez, que dialogaron con El Litoral para recordar aquel trágico suceso. Coincidieron en hablar del tema “para que no vuelva a ocurrir”.
Redacción y edición web: Gonzalo Zentner
Imágenes y edición: Fernando Nicola
Una remera, un cuadro y un recorte del diario. Con esos elementos Luis María y Mariano Ñúnez recibieron al equipo de El Litoral que los visitó en ciudad natal, Gálvez. Son amantes del rock nacional y sufrieron en carne propia la tragedia de Cromañón.
A 20 años del suceso que dejó 194 víctimas fatales, el testimonio de dos sobrevivientes que luchan para que, como insistieron ellos en la entrevista, “no vuelva a pasar”.
Con lujos de detalles Luis María, de acá en adelante “Luisma”, como lo llaman sus seres queridos contó cómo fue la previa, el durante y los momentos posteriores al trágico incendio. “Entramos cerca de las 21 y vimos ‘Ojos locos’, recital que se desarrolló con normalidad”, arrancó el entrevistado.
“Recuerdo que salió Omar Chabán a decir que no se prendieran bengalas, que nos íbamos a morir como los del shopping en Paraguay , algo que había ocurrido hacía poco tiempo. Salió “Pato” (Fontanet) y dice ‘se van a portar bien’ y comenzó el show”.
Y siguió Núñez: “Hacía mucho calor y había mucha gente. Quedamos atrás porque entre recitales fuimos al baño. Pasaron dos minutos y empezamos a ver que el cielorraso se prende fuego, se hace todo un círculo, cae al piso encima de la gente y se cortó la luz. No se vio más nada. Había que salir. Todo esto pasó en unos 40 minutos. Era todo gritos, al lado nuestro había un chico que le pegaba piñas a la pared buscando una puerta. Todo fue desesperación”.
—¿Cómo fue que saliste?
— En ese momento, la misma oleada de gente me arrinconó en un quiosquito que había, rompimos la puerta y quedé metido en ese espacio. Siempre cuento que por mi mentalidad tranquila dije ‘voy a esperar a que salgan todos y saldré caminando’. Me saqué la remera, me tapé la nariz y esperé...
Estaba con un amigo de Pergamino y me dijo ‘no puedo respirar más, me voy’ entonces lo seguí. Conocíamos el camino y comenzamos a salir caminando. Había gente tirada en el piso. No lo veías pero se sentía, te agarraban de la pierna. Ahí fue donde perdí mi zapatilla. Cuando estaba por llegar al portón un bombero me agarró del brazo y me tiró para afuera.
—¿Qué pasó una vez en la calle?
— Me reencuentro en la esquina con mi hermano y su novia, estaban sentados y me buscaban. Cuando llegué estaba todo negro y había un vecino con una manguera y nos dio agua para lavarnos un poco. Sentado en el cordón escupía y vomitaba negro. Creo que era pedazos de media sombra, como plástico negro.
En ningún momento me di cuenta de lo que estaba pasando. Tal vez fue ‘mejor’ porque siempre estuve tranquilo. Comienzo a darme cuenta lo que pasó cuando estábamos volviendo y escuchábamos la radio del auto que hablaban de la cifra de los muertos. Ahí tomé conciencia.
—¿Qué hicieron después?
—Fuimos al hospital Español y no me quisieron atender porque era privado, entonces decidimos volver. En el peaje de Pacheco, llamamos a una ambulancia y ahí me asisten. Me dieron un poco de oxígeno y seguimos viaje. Venía sentado en el auto, que se le corría el techo, y veníamos con eso abierto y el aire dándome en la cara.
No había forma de que me entre aire. Estaba asfixiado. Cuando llegué fui a mi casa, me quise acostar a dormir y fue imposible. Mi mamá me llevó a un sanatorio de Gálvez y no me quisieron atender y volvimos a mi casa. No mejoraba y acudimos a la guardia del hospital y me internaron.
Eso fue el 31 de diciembre a las 11 de la mañana. El 1 de enero me trasladaron al hospital Cullen de Santa Fe. Pasé el Año Nuevo internado. De ese momento no tengo buenos recuerdos. Me faltaba el oxígeno en la sangre y no estaba bien.
—¿Todo eso que viviste te dejó secuelas?
—Alguna secuelas quedó. Por ejemplo, me tengo que bañar con la puerta abierta porque cuando se llena de vapor el baño me hace mal. También me pasa que no puedo tener tapada la nariz, siento que me asfixio, por más que pueda respirar por la boca. Estas son las cosas que me quedaron marcadas hasta el día de hoy.
Seguí yendo a recitales un tiempito más. Fui a ver a Callejeros un par de veces, una fue en la cancha de fútbol de Unión y otra a Cosquín. De a poco, los fui dejando. Me invitaban y decía que sí, cuando se acercaba la fecha decía que no. Nunca le encontré una explicación.
Ahora voy a volver porque voy a ver a Los Piojos en La Plata (N del R: la entrevista se grabó en la previa de esos shows que ya ocurrieron). Es al aire libre, entonces voy.
Si fuese en un lugar cerrado, no. Una vez estando en Camboriú (Brasil) fuimos a ver un espectáculo de capoeiras y había unos bailarines que entraron con antorchas en un lugar cerrado y no sé en qué momento me hizo un click en la cabeza y me quise ir. Hasta que no salí, no estuve tranquilo. Fue una de las últimas veces que experimenté algo así, entonces decido esquivar.
—Contanos la historia de ese cuadro...
—El cuadro tiene la ropa que llevaba puesta esa noche. También la nota que me hicieron en El Litoral. Lo hice así para conservarlo. Esa ropa fue lavada una sola vez, así que tiene manchas. En un futuro, mi idea es donarlo a algún espacio de la memoria para que se tome consciencia de lo que fue. Con esa remera me tapaba la nariz, pero el humo pasó igual. Tengo una fotocopia de la entrada, esa noche entramos gratis. Las zapatillas las perdí y la remera es lo único que me quedó.
—¿Cómo reaccionaste ante el estreno de la serie?
— Me interesa más la prevención, que no vuelva a pasar. Siempre leo cosas. Han sido condenados todos, cumplieron sus penas y están en libertad. Para mí ya pagaron, ya está. Cuando me preguntan por la serie (N. del R: hace referencia al programa que se estrenó en la plataforma Amazon Prime), a todos les respondo lo mismo: ‘No, yo ya tuve mi propia serie. No necesito volver a verla’. Entonces me dejan de consultar, salvo con los conocidos que charlo algo más. No la quiero ver y no necesito verla.
A su turno, Mariano Nuñez reconoció que su experiencia es totalmente distinta ya que pudo salir más rápido del boliche que su hermano. “No me apretó gente ni tuve problemas respiratorios, gracias a Dios porque soy asmático”, reveló.
“ Apenas salgo me encuentro a un amigo que fue al recital de ‘Ojos locos’ y me dice que me estaban buscando. Justo enfrente estaban mi hermana y mi novia, las llevo para la esquina. En ese momento éramos los únicos con teléfono celular y les dije que queden atentas. Yo fui a buscar a mi hermano”, aseguró el entrevistado.
En ese sentido, comentó: “Empecé a dar vueltas y me topé con varios conocidos y amigos. Finalmente, mi novia me llamó diciendo que ‘Luima’ había aparecido. Vuelvo y lo alejamos una cuadra. Ahí empezamos con el operativo retorno. Fuimos al hospital más cercano y con mayor movimiento y no nos atendieron porque le dieron prioridad a aquellos en peor estado. Entonces, ‘pegamos’ la vuelta”.
—¿Qué recordás de los momentos posteriores a dejar el lugar?
— No tomamos dimensión de lo ocurrido. Hasta que en el viaje de vuelta, todos nos llamaron y nos mandaron mensajes. Esa noche y al otro día, no caímos en cuenta.
Yo había dejado a mi hija de un año con mis suegros. Cuando llegamos, la buscamos y nos fuimos a nuestra casa. Me bañé y al otro día tenía que ir a trabajar. Al otro día, en el negocio donde trabajaba hubo un movimiento tremendo de gente, que fueron a ver al sobreviviente.
—¿Conocían a mucha gente que murió en Cromañón?
—Esa noche fallecieron varios chicos que conocíamos del ambiente. Después conozco a gente que se ha quitado la vida, cuestiones que ocurrieron después. Conozco muchos casos, incluso de padres de víctimas. Va más allá de los 194 de esa noche lo que dejó Cromañón.
—¿Ustedes acudieron a algún tipo de asistencia psicológica?
—Luisma tuvo un tratamiento en su momento, yo en otro. Todo según lo vas viviendo. En los primeros años traté de no pensar en nada y mantenerme fuerte, por ellos. Porque sentía que podía darle aliento y ayuda. Un par de años después me tocó a mi. Viví unos años bastante mal con temas psicológicos, hasta que no tocás fondo no te das cuenta que necesitas ayuda. La busqué y la encontré.
—La misma consulta que a tu hermano, ¿Cómo reaccionaste ante el estreno de la serie?
—Siempre traté, desde el día uno, de no desvincularme de Cromañón en ningún sentido. Notas, charlas, los que quieren conocer del tema. Seguí el juicio todo ese año. Siempre trato de estar vinculado. Cromañón no se tiene que repetir y eso sólo se logra estando presente.
Ví la serie con los prejuicios que salieron con anticipación. Pero después de verla, la recomiendo. Hay cosas que a uno pueden no gustarle. También sirve a modo documental de algunos momentos de la serie, que es lo que hemos vivido tanto esa noche como los años posteriores.
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