Martes 17.12.2024
/Última actualización 20:29
Todo producto de la acción del trabajo, una vez finalizado, presupone la labor ordenada y orgánica en la que muchos hombres y mujeres se ven implicados. En esa senda, el trabajo periodístico es un claro ejemplo de esta dinámica y la piedra basal de toda la historia del diario El Litoral.
A mediados del siglo XX la organización del diario se centraba en tres departamentos claramente diferenciados: administración, redacción y talleres con sus respectivas secciones.
Por aquellos años, el camino de una noticia comenzaba con los servicios de la agencia United Press International (UPI) que El Litoral contrataba para recibir informativos nacionales e internacionales. Por medio del sistema de “teletipos” el diario recibía constantemente las distintas noticias internacionales desde Nueva York. En la sección cables y telegramas se corregía, ordenaba y seleccionaba el material a publicar previa revisión de parte de los directivos de El Litoral.
La sección armado.De manera telefónica se recibían las noticias nacionales y las locales requerían de los contactos que El Litoral mantenía con los distintos sectores de la actividad santafesina para dar de forma inmediata la información certera, el periodista quien ha hecho de este trabajo su medio de vida debe ser sensible a los sucesos generales y disponer el comentario justo y razonable. Una vez que la crónica recibe el visto bueno del jefe de redacción pasa al taller.
He aquí una parte del diario en donde la tarea se ajustaba a la acción de las máquinas para transformar materialmente lo producido en la redacción y la sección publicidad de la administración. Las secciones del taller eran: linotipia, tipografía, estereotipia, fotograbado e impresión.
En primer lugar, la noticia llegaba al taller para la tarea de composición en las máquinas denominadas linotipos (en esos años se contaba con 12 linotipos). Eran impulsadas eléctricamente y operadas por un obrero calificado llamado linotipista, que iba componiendo las líneas del material que eran de inmediato fundidas en plomo, en la misma linotipo, para de esta manera ir conformando línea por línea lo que luego eran las columnas del diario.
La sección expediciónOtra parte del material, como los avisos publicitarios y los titulares se componían de manera manual con tipos móviles en la sección tipografía con la intervención de los obreros calificados conocidos como tipógrafos.
Una vez compuesto el material o el “original” iba hacia la sección armado pudiendo diagramarse de forma previa (en base a una página modelo) según la noticia y la comunicación con la redacción. Otra de las maneras de encarar el armado era que un miembro de la redacción se encuentre en el taller y se encargue de proceder a la distribución de las noticias en la página según criterios especiales y dando una organización específica según el espacio. Muchas veces ciertas noticias quedaban relegadas a ediciones posteriores debido a la urgencia de una primicia.
Una vez armada la página el tipógrafo, encargado de esta tarea, la revisa detalladamente, muchas veces se recurre a tener una reproducción o la llamada “prueba de página” para efectuar una minuciosa revisión.
En cuanto al fotograbado para la presentación de fotografías y dibujos se utilizaban las máquinas alemanas llamadas “Klischograph”que elaboraban los grabados sobre una chapa metálica de aquellas fotografías.
La sección fotograbado.Esta página que había quedado lista en la sección de armado era transportada para ser matrizada. Esta operación consiste en reproducir mediante la acción de una prensa mecánica especial la imagen directa de la página que estaba en plomo en un cartón especial. Aquí el operador debía tener en cuenta que no haya virutas de plomo y que los grabados estén perfectamente alineados y en su lugar.
Ya lista la matriz de cartón, se la somete a un tratamiento manual que permite mejorar ciertos detalles, se cortan los extremos del cartón para que coincida con las medidas de la rotativa. Ese cartón se coloca en un horno que permite secarlo y luego se distribuye el plomo fundido desde un crisol para tener la reproducción exacta en imagen invertida. Esta matriz de plomo es curva, ajustándose a los rodillos de la rotativa impresora. Se necesitaban cuatro matrices de plomo idénticas por cada página. En esos años el diario tenía 12 páginas, o sea que eran fundidas 48 matrices de plomo. Posteriormente se pulía esa matriz antes de ser enviada a la impresión y con ello el final del recorrido hacia expedición y circulación.