Martes 13.7.2021
/Última actualización 10:36
Esta violencia, que ha obligado al despliegue del Ejército con la movilización de 2.500 soldados, se inició el pasado viernes, a raíz del encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma por desacato judicial, pero se ha convertido después en una oleada de saqueos masivos y vandalismo.
Los graves incidentes se concentran en la oriental provincia de KwaZulu-Natal (de donde es originario Zuma y su mayor bastión de apoyo político) y en la populosa Gauteng (región donde están Pretoria y Johannesburgo).
En Gauteng, hasta anoche, se habían registrado 6 fallecidos y en KwaZulu-Natal, el jefe de Gobierno provincial, Sihle Zikalala, confirmó este martes en una rueda de prensa un balance total de 26 muertos sólo en esa región. Zikalala indicó que varias de las muertes tuvieron lugar en "estampidas en ese contexto de disturbios", sin precisar un lugar.
"Ningún descontento o circunstancias personales de nuestro pueblo dan el derecho a nadie a saquear, vandalizar y hacer lo que quieran e incumplir la ley", afirmó este martes el ministro de Seguridad sudafricano, Bheki Cele, en una rueda de prensa en la que confirmó el arresto de 757 personas en todo el país.
Cele, quien en los últimos días fue objeto de duras críticas por la incapacidad de las fuerzas de seguridad de prever y manejar la ola de vandalismo, advirtió también de que los afectados por los incidentes -tanto a nivel personal como material- no deben tomarse ahora la justicia por su mano.
Estos actos violentos empezaron el viernes en KwaZulu-Natal, provincia natal del polémico expresidente Jacob Zuma, quien el pasado 29 de junio fue condenado a 15 meses de cárcel por desacato judicial, al negarse repetidamente a declarar por corrupción.
Aunque el propio exmandatario se entregó pacíficamente a las autoridades a última hora del pasado miércoles, las primeras protestas se produjeron como muestra de apoyo a Zuma, en forma de cortes de carreteras.
En los siguientes días, sin embargo, no sólo se extendieron por toda esa provincia, sino que se replicaron en otras zonas, especialmente en el área de Johannesburgo, degenerando en una oleada de criminalidad generalizada.
Los disturbios se producen, además, en el peor momento de una agresiva tercera ola de casos de covid-19 en el país, que es el más golpeado por la pandemia de toda África (con unos 2,2 millones de contagios y unas 64.000 muertes).
Anoche, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, advirtió de que la caótica situación va a impactar en la seguridad alimentaria y sanitaria del país, además de suponer un severo revés para la recuperación económica en general.