Cuando parecía que era todo felicidad para Javad Foroughi, de repente el panorama cambió. El sábado pasado el iraní se transformó en campeón en tiro en los Juegos Olímpicos Tokio 2020 y, luego de su coronación, se filtró que pertenece a una organización considerada como terrorista por Estados Unidos.
El iraní de 41 años, que además de deportista es enfermero del hospital del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, tuvo un excelente desempeño en la prueba de pistola de aire comprimido de 10 metros con una puntuación de 244.8, nuevo récord olímpico.
Tras semejante logro, su cara fue portada de los principales de su país debido a que nunca había conseguido una presea olímpica en esta disciplina. “Una medalla inesperada... ganada por un enfermero de la Guardia que es al mismo tiempo es defensor de la salud y del santuario”, escribió el periódico ultraconservador Javan.
A pesar de la alegría, en los últimos días el grupo iraní United for Navid, que defiende los derechos humanos en la nación asiática y fue creado tras la ejecución del luchador Navid Afkari, pidió al Comité Olímpico Internacional (COI) que le quitara la medalla de oro porque el atleta pertenece a una organización terrorista.
El iraní es miembro desde hace tiempo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por sus siglas en inglés), que está catalogada por Estados Unidos como organización terrorista desde 2019: “El IRGC, participa, financia y promueve el terrorismo como una herramienta estatal”, aseguró el documento emitido en abril por la Casa Blanca.
El diario alemán Bild le consultó al Comité Olímpico Internacional (COI) cómo era posible que alguien con experiencia militar forme parte de una prueba semejante en Tokio, pero desde el organismo explicaron que “los atletas calificados que se adhieren a las reglas internacionales pueden participar si son seleccionados por sus países. Hay muchos atletas de muchos países que son miembros de las fuerzas armadas en sus naciones“.