La líder Aung San Suu Kyi fue arrestada el pasado 1 de febrero, durante el golpe de Estado de los militares.
La líder Aung San Suu Kyi fue arrestada el pasado 1 de febrero, durante el golpe de Estado de los militares.
La primera sesión de este proceso en la máxima instancia judicial del país, en el que la líder democrática se enfrenta a una condena de hasta 14 años de cárcel, tiene previsto celebrarse hoy en Naipyidó, la capital birmana, confirmó el equipo de abogados de Suu Kyi.
La derrocada líder, de 75 años, se enfrenta a dos procesos diferentes, el del Supremo y otro en un tribunal de la capital en el que se la juzga por varios cargos como la importación ilegal de dispositivos electrónicos, la vulneración de las normas contrael COVID-19 o la incitación al odio.
La nobel de la paz, que en un principio estuvo en arresto domiciliario en su residencia oficial de la capital, ha sido trasladada a un lugar desconocido, según reveló a principio de semana el Gobierno de Unidad Nacional, formado por aliados de Suu Kyi y autoproclamado como gobierno legítimo.
Los abogados de la líder democrática, que pudieron reunirse con ella por primera vez el pasado 24 de mayo, explicaron que, desde su detención, Suu Kyi vive aislada y sin noticias de lo que ocurre en el país.
La televisión pública de Bimania MRTV mostró ese día las primeras imágenes de la líder desde el levantamiento militar que derrocó al Gobierno democrático de Birmania, y que ha sumergido al país en una situación de caos y represión.
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La exmandataria apareció en esas imágenes con mascarilla en el banquillo de los acusados junto al depuesto presidente, Win Myint, y Myo Aung, que también fue detenido el día del golpe, y que está siendo juzgado por varios delitos.
Más de 840 personas han muerto desde el golpe por la brutal represión de las fuerzas de seguridad, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos, que contabiliza en más de 5.600 los detenidos.
El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.