El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, protagonizaron el último debate previo a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo.
Los candidatos gastan sus últimas balas para convencer al electorado, que vota el domingo.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, protagonizaron el último debate previo a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo.
El mano a mano fue transmitido por la cadena Globo y es una de las últimas oportunidades de ambos candidatos para convencer a los indecisos antes de los comicios más reñidos de los últimos tiempos.
En el comienzo del debate, Lula dijo: “Quiero dar las gracias a los brasileños que me votaron en la primera vuelta. No estoy aquí representando sólo a mí. Estoy aquí en nombre de 10 partidos políticos y de toda la sociedad brasileña que defiende la democracia. En nombre de los trabajadores y estudiantes”.
En tanto, el ex mandatario centró su discurso en el salario mínimo y acusó a Bolsonaro de no haberlo aumentado lo suficiente en su mandato. Además, aseguró que “todo el sistema está en mi contra, incluido este canal”, en referencia a la cadena Globo.
Por su parte, Bolsonaro centró su exposición inicial en rechazar estos argumentos de Lula, al que calificó de mentiroso en varias oportunidades, al tiempo que lo acusó de corrupto repetidamente.
Al mismo tiempo, Bolsonaro aseguró que durante su gobierno se redujeron varios impuestos, incluido uno al combustible que contribuyó a frenar el impulso inflacionario.
El candidato del Partido de los Trabajadores enfrentó a Bolsonaro y sentenció: “El que miente en este país usted sabe quién es, entonces cada vez que mientas voy a pedir derecho de respuesta. Hay 33 millones de personas que pasan hambre en este país. ¿Cuándo se va a solucionar esto?”.
El líder de la ultraderecha brasileña, quien aspira a un nuevo mandato de cuatro años, ha intentado en la recta final de la campaña atajar la distancia que le separa de Lula, al que la última encuesta publicada la víspera otorga un 49% de intención de voto, frente al 44% del capitán de la reserva del Ejército.
El mandatario ha intensificado el ataque a las instituciones al sembrar dudas sobre la fiabilidad de las urnas electrónicas, utilizadas en el país desde 1996, y a la propia corte electoral, a la que acusa de favorecer a su contrincante.
Bolsonaro dio un paso más esta semana y presentó una denuncia ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) alegando que un número no precisado de radios no transmitieron la propaganda gratuita de su campaña, pero fue desestimada por la corte.
La campaña de Lula, por su parte, considera la maniobra de Bolsonaro una “táctica” para impugnar una eventual victoria del líder del Partido de los Trabajadores, quien busca su tercer mandato tras gobernar Brasil entre 2002 y 2003.
Lula ganó la primera vuelta de las elecciones del 2 octubre con un 48,4 % de los votos, frente al 43,2% que obtuvo Bolsonaro, que aspira a un nuevo mandato de cuatro años. Como ninguno de los candidatos obtuvo más de un 50 % de los votos, ambos candidatos se medirán en una segunda vuelta.