El Litoral
Las fotos sacadas a lo largo de la costa, testimonio de la destrucción dejada por el tsunami y el terremoto que sacudieron Indonesia, dieron la vuelta al mundo.
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En tiempos normales, el complejo de buceo Prince John atrae a turistas de todo el mundo prometiendo vacaciones lejos del ruido y aguas turquesas, pero ahora quienes allí se hospedan tan solo se conforman con estar vivos, porque a unos pocos kilómetros la gente cava con las manos para dar con sobrevivientes.
Los 15 bungalows del complejo están ubicados en la costa oeste de la cuarta isla más grande de Indonesia, Sulawesi, en la parte superior de la bahía de Palu. Esta es justamente la zona más afectada por el terremoto ocurrido el viernes por la noche y el posterior tsunami.
Los aproximadamente 20 turistas que se encontraban allí en el momento, en su mayoría europeos, sobrevivieron a la catástrofe, que causó más de 800 muertos en el área, según las últimas estimaciones oficiales.
"De repente, una enorme masa de agua se precipitó sobre nosotros con una fuerza tremenda", recuerda la instructora de buceo Anna Kirstein. "Pero tuvimos mucha suerte. Ninguno de nuestros huéspedes está herido".
Los muertos comenzaban a contarse a tan sólo unos cientos de metros del complejo, en la playa y en Donggala, la comunidad más cercana. Todavía hoy hay cadáveres entre las palmeras.
Las fotos sacadas a lo largo de la costa, testimonio de la destrucción dejada por estos fenómenos, dieron la vuelta al mundo. Ahora, las imágenes que se difunden muestran a la gente cavando con sus manos a contrarreloj para dar con posibles sobrevivientes, grandes fosas comunes para enterrar a los que no lo lograron y bolsas para envolver sus cuerpos.
Nadie tiene aún idea exacta de la magnitud del desastre. Los rescatistas todavía no han accedido a varias localidades afectadas, por lo cual se estima que la cifra de muertos podría aumentar. Decenas de personas siguen desaparecidas.
En la zona de la catástrofe falta lo más básico. El director de las tropas de rescate de la ciudad de Palu, Nugroho Budi Wiryanto, señaló que apenas hay maquinaria pesada y combustible. "Esto nos dificulta mucho la búsqueda de víctimas", reconoció.
En vista de la situación, el presidente Joko Widodo pidió que se acepte la ayuda ofrecida por numerosos países y organizaciones internacionales. La Unión Europa informó que puso a disposición una partida inicial de 1,5 millones de euros en ayuda humanitaria.
Indonesia se ubica en el Anillo de Fuego del Pacífico, la zona geológicamente más activa del planeta. Los más de 260 millones de habitantes del país están acostumbrados a terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas.
Ya en agosto, más de 550 personas murieron y más de 400.000 resultaron desplazadas en una serie de fuertes terremotos que devastó la isla turística de Lombok.
El tsunami más arrasador de los últimos tiempos tuvo lugar en la Navidad de 2004, cuando más de 160.000 personas murieron en Indonesia, siendo el país de la región que más víctimas registró. En total, perdieron la vida unas 230.000 personas.
Con información de dpa.