Chernóbil vivió recientemente sus momentos más tensos desde el desastre de 1986.
La invasión de las tropas rusas reveló algo que muchos ignoraban: la planta no está clausurada y sigue conectada a la red eléctrica.
Chernóbil vivió recientemente sus momentos más tensos desde el desastre de 1986.
Las tropas rusas tomaron la planta y sus alrededores a finales de febrero, en el inicio de la invasión a Ucrania, y las ucranianas recuperaron el territorio un mes después.
Estos acontecimientos pusieron de nuevo el foco de atención en la central donde se produjo la peor catástrofe nuclear de la historia.
La fuga masiva de materiales radioactivos en el accidente del 26 de abril de 1986 causó 56 muertes directas y al menos otras 4000 entre trabajadores y residentes locales, según estimaciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
También dejó prácticamente inhabitable un radio de 30 kilómetros en torno a Prypiat, la ciudad que alberga la planta unos 100 kilómetros al norte de Kiev. Es la llamada zona de exclusión.
Los sucesos de 1986, que en su momento ocultó la Unión Soviética, se documentaron ampliamente en años posteriores y llegaron al gran público en diversos formatos, desde informes hasta libros o la exitosa miniserie de HBO de 2019.
Sin embargo, la historia de Chernóbil después del accidente es menos conocida.
La reciente invasión del ejército ruso puso de relevancia algo que muchos ignoraban: la central nuclear no está sellada y clausurada, sino que sigue conectada a la red eléctrica y más de 2000 operarios trabajan en ella con regularidad.
De hecho, tras el accidente de 1986 en el que explotó el reactor número 4, siguió produciendo electricidad durante casi una década y media con las tres unidades que quedaban.
Esto plantea algunas preguntas sobre Chernóbil después del desastre, en la actualidad en pleno conflicto entre Rusia y Ucrania, y su futuro.
¿Qué pasó en la planta en los años posteriores al accidente?
Durante 14 años y 7 meses primero la URSS y luego Ucrania mantuvieron operativas las instalaciones para garantizar el suministro eléctrico de la región.
Esto preocupaba a los países cercanos, que temían un nuevo accidente en los reactores soviéticos RBMK-100, moderados con grafito, a los que se atribuían fallas de diseño.
De hecho en 1991 saltaron las alarmas cuando se incendió una turbina del reactor número 2, lo que llevó a clausurar la instalación, mientras el número 1 se cerró cinco años después, en 1996.
Tras años de negociaciones Ucrania se comprometió con los países del G7 a desactivar la central a cambio de 1500 millones de euros en ayudas (unos US$ 1650 millones) y el 12 de diciembre de 2000 el reactor número 3, el último en funcionamiento, se apagó definitivamente.
En cuanto al malogrado reactor 4, que tras el accidente dejó a la intemperie más de 200 toneladas de materiales radiactivos, en los meses posteriores del mismo 1986 se cubrió apresuradamente con un sarcófago de acero y hormigón para impedir fugas.
Pero era un caparazón provisional, construido apresuradamente para aguantar un máximo de 30 años. La radioactividad, nevadas, lluvias y vientos lo fueron deteriorando hasta el punto de que en 2013 se derrumbaron una de las paredes y parte de la cubierta.
En 2016, tras siete años de trabajos, se inauguró el conocido como NSC (siglas en inglés de “nuevo confinamiento seguro”), diseñado para contener los restos radioactivos durante un siglo.
¿Cómo pudo seguir funcionando la central entre 1986 y 2000?
Hay que recordar que la planta de Chernóbil está en el epicentro de la zona de exclusión donde se prohibió toda actividad humana excepto trabajar en el lugar más peligroso: la central nuclear.
“Si bien la radiación era elevada para los estándares laborales actuales, permitía el trabajo normal de los operarios sin que esto fuera mortal para ellos”, explica a BBC Mundo el ingeniero nuclear argentino Aníbal Blanco, investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y especializado en el accidente de Chernobyl.
El experto puntualiza, sin embargo, que “según la normativa internacional vigente referida a la protección radiológica de los trabajadores del área nuclear, hoy no se permitiría el trabajo en esas condiciones”.
Los empleados de la central nuclear durante esos años permanecían en sus puestos en turnos limitados y medían constantemente su exposición a la radiación.
¿Qué ocurrió tras el cierre y qué trabajos se llevan a cabo en la central?
Aunque no produce electricidad desde el año 2000, Chernóbil no se pudo desmantelar y requiere una gestión constante.
“Todas las personas que operan en la central nuclear de Chernóbil siguen trabajando para eliminar las consecuencias del desastre de 1986″, indica a BBC Mundo el diputado Ihor Kryvosheyev, presidente del comité para la reparación de daños del accidente de Chernóbil en el Parlamento de Ucrania.
La central, afirma Kryvosheyev, “ahora tiene como objetivo garantizar la seguridad nuclear”, teniendo en cuenta que dentro del confinado reactor 4 se siguen produciendo reacciones de fisión por la concentración de elementos radiactivos.
En la planta hay registrados unos 2.400 empleados, desde científicos y técnicos hasta cocineros, médicos, personal de apoyo y miembros de la guardia nacional.
Los primeros llevan a cabo varias tareas imprescindibles, como la reubicación de combustibles atómicos o el mantenimiento del sarcófago y las instalaciones con residuos radiactivos.
Estos trabajos requieren un flujo constante de electricidad.
El temor a un corte eléctrico prolongado: ¿Qué pasaría si esto sucediera?
Cuando las tropas rusas llegaron a la zona de Prypiat el 24 de febrero se produjo un corte eléctrico de varias horas que obligó a usar los generadores diésel de emergencia, sin que esto causara un grave peligro.
¿Qué pasaría, sin embargo, si por el conflicto u otro motivo la corriente se cortara durante varios días, o semanas?
Aníbal Blanco advierte de que “esto no debe suceder de ninguna manera en este tipo de instalaciones”.
“En el peor escenario -de pérdida total de energía por varios días- el agua de las piletas podría evaporarse, dejando al aire los elementos combustibles gastados (ECG)”, explica.
La exposición de tales materiales “elevaría la radiación ambiental y podría sobrecalentar los ECGs, que podrían fisurarse y emitir partículas radiactivas al ambiente”, apunta.
Kryvosheyev, por su parte, cree que el desastre podría ser mayor.
“Si se cortara la electricidad de forma prolongada, al no funcionar el sistema de ventilación del NSC del reactor 4 es probable que el polvo radiactivo supere el sarcófago y se propague más allá de la zona de exclusión, contaminando áreas limpias de Ucrania y Europa”.
Décadas de actividad
La central será desmantelada completamente en torno a 2064. ¿Por qué tanto tiempo?
Aníbal Blanco argumenta que las tareas de desmantelamiento “son extremadamente complejas y requieren de una planificación cuidadosa”.
“A la construcción del sarcófago del reactor 4 y el mantenimiento de los lugares donde se depositaron los residuos radiactivos y los combustibles gastados de las unidades 1 a 3 se suma el traspaso de esos combustibles usados y luego el desmantelamiento progresivo de las 3 unidades y de los sitios ya no utilizados”.
Kryvosheyev, por su parte, asegura que el año 2064 “solo es una fecha de referencia”.
“Nuestros científicos crearon un plan con los pasos a implementar hasta ese año y nuestro estado está dispuesto a financiar e implementar esas medidas”.
En todo caso, sentencia, “el problema de Chernóbil llegó para quedarse durante milenios”.