El conflicto mapuche en el sur, el rechazo del Congreso al nuevo retiro de fondos de jubilaciones, así como la inflación y el proceso constituyente son algunos de los principales desafíos que enfrentó el presidente chileno, Gabriel Boric, en sus dos meses en el cargo, que hicieron que viviera una breve luna de miel con el electorado y la oposición, que llevó a que su aprobación cayera del 50% al 38%.
El conflicto en la macrozona sur, específicamente en La Araucanía, cerca de 700 kilómetros al sur de Santiago, fue de los primeros temas abordados por el presidente, que puso fin al estado de excepción y por lo tanto al despliegue de las fuerzas militares en la región, lo que generó las primeras críticas de la oposición, pero también de grupos de camioneros que pedían mayor seguridad en la ruta que pasa por la zona.
A pesar de la tensa situación y la crítica de la oposición, el Gobierno decidió mantener su postura de retirar el estado de excepción en la zona y solucionar el conflicto mediante el diálogo con todos los sectores, incluidos los más radicales, lo que produjo la molestia de camioneros, que realizaron cortes en las rutas a lo largo del país tras el incidente en que uno de ellos resultó baleado en Ercilla, Región de La Araucanía.
En tanto, el rechazo del Congreso a dos proyectos para el retiro de fondos previsionales generó por otra parte un fuerte rechazo por parte de la ciudadanía, que veía como buena oportunidad un nuevo retiro ante la crisis económica producto de la pandemia y la inflación. La oposición presentó un proyecto que permitía retirar 10% de los fondos de jubilaciones, mientras que el Gobierno contestó con un proyecto similar, aunque con la diferencia de que este permitía retirar el dinero si era para pagar deudas alimentarias, de salud o vivienda, para evitar el supuesto impacto negativo en la inflación.
La violencia y la delincuencia también fueron otras de las aristas negativas que afectaron al jefe de Estado, en una primera instancia por la situación vivida en la macrozona sur, pero que en los últimos meses se ha agudizado en el resto del país, como lo ocurrido con un carabinero baleado en un procedimiento y la balacera en la marcha del Día del Trabajador, que terminó con una periodista fallecida días después de recibir el disparo mientras cubría la movilización.
Aunque no está ligado directamente a las acciones del Gobierno, el proceso hacia una nueva Constitución también afecta la imagen de Boric, que se ha mostrado públicamente como uno de los impulsores de la renovación de la Carta Magna.
A pesar de que la Convención contaba con un apoyo mayoritario, reflejado en el plebiscito de octubre pasado, donde la opción apruebo el cambio de Constitución recibió el 80% de los votos, las medidas tomadas por los convencionales en muchas de sus normas, que ya están en el borrador constitucional, han llevado a un creciente rechazo, que ha encendido las alarmas de los sectores a favor del cambio.
Más allá de estos desafíos, Boric logró en sus primeros dos meses el visto bueno a algunos de sus proyectos más emblemáticos, entre ellos el alza del salario mínimo, la ratificación de algunas comisiones por el Acuerdo medioambiental de Escazú y la estabilización del precio de la parafina, combustible utilizado para la calefacción.