(desde Israel)
El Litoral recorre el teatro de operaciones en Israel y las escenas que observa parecen de una película de terror.
(desde Israel)
El estacionamiento del centro comercial de Ashkelon, Israel, está prácticamente vacío. En el ingreso del supermercado, sin embargo, siguen regalando café y algunas masas a los clientes que llegan. Los carritos, súper tecnológicos de compra inteligente, funcionan a la perfección. Entre los pocos clientes, se distinguen civiles con armas cortas en la cintura o soldados con fusiles terciados. No importa si visten uniforme o un traje de baño, el arma se mueve siempre con ellos. Es lógico: la franja de Gaza está a poquísima distancia y los terroristas llegaron hasta el lugar en cuestión de segundos aquel 07 de octubre donde el horror mostró su peor cara. A cielo abierto, sólo se escuchan explosiones.
La recorrida por el interior de Sderot fue más extensa que en la ciudad anterior. La impresión es tétrica: prácticamente nadie en las calles; muchas casas alcanzadas por impactos o su onda expansiva; hermosas plazas y juegos despojadas de niños; autos abiertos, rotos, sucios, abandonados. Este último punto fue muy llamativo: gran cantidad quedó como petrificado tras el abandono, forzado, de sus dueños. Muchos de ellos tienen un olor insoportable, que denotan lo peor sobre lo que ocurrió en ellos o sus alrededores.
Un ejemplo es la estación de policía local. Allí, los terroristas habían tomado el control y tenían rehenes que ejecutaban a mansalva durante el 07 de octubre. En momentos que eran críticos y donde se preveía que puedan seguir avanzando en los alrededores para matar y secuestrar más víctimas que vivían por allí, los propios militares locales detonaron la comisaría para que esas posibilidades se reduzcan a cero y no aumentar la tragedia. Hoy, lo que era una infraestructura gigante, es un baldío que es caminado por los familiares de las víctimas intentando encontrar algún recuerdo de sus seres queridos y de policías que se acercan a homenajear a sus camaradas caídos en cumplimiento de su deber.
Las personas que quedan en la zona son muy serviciales. Sólo pretenden ayudar al que llega y cuidar lo de aquellos que debieron irse. Incluso algunos llegan desde más lejos para colaborar. Tal es el caso de una voluntaria que el autor conoció y que va pasando de casa en casa abandonada para limpiarlas y que el regreso de sus dueños sea más ameno. Para entender: muchas familias estaban comiendo, por ejemplo, cuando un ataque los obligó a dejar todo atrás. Hay mucha comida que se pudre en las alacenas, mesas o heladeras. También los animales son un ejemplo de los efectos de esta guerra.
Gran cantidad de gatos se mueven en manadas por las calles buscando algo para comer. La mayoría están tísicos y atontados por las continuas explosiones. Uno puede observar rápidamente que carecen de sus característicos reflejos frente a un sonido o movimiento brusco. Se mueven como en cámara lenta y se los ve así en toda la ciudad, maullando por un poco de normalidad.
Mientras el sonido insoportable de las turbinas de los aviones de combate opaca las explosiones y sus ecos, israelíes explican a El Litoral que “por lo que ven, necesitamos que el terrorismo ya no nos amenace, nadie quiere vivir acá y si no volvemos a asegurar garantías a sus ciudadanos, ellos (en referencia a Hamás) van a ir ganando terreno hasta encerrarnos cada vez más”. En ese punto vale señalar que la mayoría de desplazados se reagrupan en ciudades ubicadas más bien en el centro de Israel y ceden presencia en el norte y sur de su territorio. “¿Quién va a querer volver a su casa o comprar una en un lugar donde tu vecino (en referencia a los extremistas que viven en Gaza) llega y te masacra a vos y a todo tu barrio?”, se preguntaba un vecino para dar a entender lo que ya debería ser evidente para todos.
Como espectadores de una película, cientos de periodistas copan ese vacío y encuentran los mejores lugares en elevaciones naturales para observar los incesantes ataques que se cruzan en la Franja de Gaza entre los terroristas que siguen atacando y las Fuerzas israelíes que buscan eliminar a Hamás para siempre.
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