Donald Trump acudió a la frontera con México para reclamar por "la peor crisis migratoria" en la historia de Estados Unidos, provocada según él por su sucesor Joe Biden, y retomar el hilo conductor de su presidencia: la lucha contra la inmigración ilegal. Una "frontera sur destruida", "una verdadera zona de desastre", dijo Trump de cara a una nueva candidatura en 2024 sin perder su retórica desde su "retiro" en sus residencias de Florida y de Nueva Jersey.
Con estas palabras, el ex mandatario anunció su primera visita a la frontera sur desde que dejó la Casa Blanca el 20 de enero. El magnate viajó a Weslaco, un pequeño pueblo en el extremo sur de Texas, cerca del límite con México. Precisamente en Texas, el 12 de enero, el ex presidente hizo su última visita oficial para hablar de inmigración.
"¡Bienvenido al estado de la estrella solitaria, presidente Trump!", tuiteó hoy el gobernador del estado, Greg Abbott, en un declarado apoyo al ex mandatario. Trump visitará una sección del muro que separa Estados Unidos de México y recorrerá la frontera con Abbott, quien prometió continuar con la construcción de esa valla fronteriza. Trump hizo de la seguridad de la frontera una piedra angular de su gestión y declaró el estado de emergencia en 2019 para desviar fondos federales para pagar un muro fronterizo.
Durante sus cuatro años como presidente, se completaron aproximadamente 600 kilómetros, aunque la mayoría de estos tramos fueron mejoras en las vallas ya existentes. Abbott, quien también es visto como un posible candidato presidencial republicano para 2024, pasó gran parte de la primera mitad del año criticando lo que él llama las "políticas de frontera abierta" de Biden y apuntando contra la vicepresidenta Kamala Harris por no visitar la frontera de Texas.
Cuando Harris visitó El Paso la semana pasada, Abbott dijo que estaba "ignorando el problema real" al no ir al Valle del Río Grande, donde se ha producido gran parte del aumento de las detenciones. Para los republicanos, el programa de Trump funcionó, pero la llegada de Biden a la Casa Blanca con la promesa de una política migratoria "más humana" creó un "efecto llamada" para la llegada masiva de inmigrantes.
En mayo, unas 180.000 personas fueron detenidas tras entrar ilegalmente a Estados Unidos, la cifra más alta en quince años. La oposición acusa a la vicepresidenta Harris, encargada de gestionar la migración irregular, de ignorar la "crisis". Los demócratas, por su parte, acusan de manipulación política a los republicanos y aseguran que el aumento de migrantes en la frontera se debe a muchos factores, al tiempo que recuerdan la controversia política de la separación de familias impuesta por Trump.
Bajo su presidencia, cerca de 4.000 niños migrantes fueron separados de sus familias. A principios de junio, más de 2.000 aún no se habían reunido con sus seres queridos. "Durante cuatro años, los republicanos han guardado silencio mientras Trump saboteaba nuestro sistema de inmigración", dijo el portavoz del Partido Demócrata, Ammar Moussa, que calificó la visita del ex presidente como un "espectáculo de payaso".
Expulsado de las redes sociales desde el asalto al Capitolio, en Washington, el 6 de enero pasado por parte de sus partidarios, Trump mantiene mucha influencia en su partido y está decidido a seguir teniendo peso en la política estadounidense. Después de meses de estar casi en silencio, su agenda se está acelerando. El magnate volvió a sus clásicos mítines el sábado pasado en Ohio, donde inauguró el comienzo de su campaña para las elecciones parlamentarias y locales de mitad de mandato de noviembre de 2022.