El Litoral
Brasil vota este domingo en sus elecciones presidenciales más inciertas desde el regreso de la democracia en 1985, en un clima de alta tensión por el ascenso del ultraderechista Jair Bolsonaro.
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El candidato de ultraderecha, Jair Bolsonaro, es favorito con hasta el 36 por ciento de los apoyos, en un país agitado desde hace años por una grave crisis política, el fuerte aumento de la criminalidad y los efectos de una reciente recesión.
Segundo en las preferencias, con el 22 por ciento, está el izquierdista Fernando Haddad, heredero del encarcelado ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Más de 147 millones de personas están llamadas a votar en el país más grande de América Latina. Las urnas abrieron a las 8:00 y cerrarán a las 17:00 hora brasileña (11:00 GMT y 20:00 GMT). Los primeros resultados se esperan para la noche de este domingo.
El crecimiento constante de Bolsonaro en la recta final de la campaña aumentó las tensiones por la posibilidad de que se acerque a un triunfo en primera vuelta. En los últimos días, el ultraderechista recibió el apoyo de buena parte de las élites económicas y de las influyentes iglesias evangélicas.
La campaña electoral entró en el tramo final con una enorme polarización entre Bolsonaro y Haddad.
Cientos de miles de personas participaron en los últimos días, por última vez el sábado, en protestas organizadas por colectivos de mujeres contra Bolsonaro, un ex capitán del Ejército de 63 años comparado con Donald Trump por sus comentarios misóginos, racistas y homófobos.
Pese a ello, la candidatura de Bolsonaro subió varios puntos en las encuestas, impulsada por el fuerte rechazo que genera el Partido de los Trabajadores (PT) de Haddad y Lula, por los escándalos de corrupción de los últimos años.
Otro candidatos barajados durante meses como aspirantes a estar en segunda ronda quedaron rezagados en los sondeos. El izquierdista Ciro Gomes tenía 11 por ciento, el centroderechista Geraldo Alckmin un 7 por ciento y la ecologista Marina Silva un 3 por ciento.
El ascenso de Bolsonaro, que suele hacer apología de la última dictadura militar, es visto desde ya como un desafío para la democracia que Brasil recuperó hace sólo 33 años.
La crispación política condujo a un atentado contra Bolsonaro a comienzos de septiembre, cuando un hombre le clavó un cuchillo en el abdomen alegando sentirse "amenazado" por él. Bolsonaro estuvo casi un mes hospitalizado.
Sobre todo el enorme escándalo de corrupción "Lava Jato" ("Lavado de autos"), que ha puesto en jaque a prácticamente toda la clase política desde 2014, alimentó el hartazgo de los brasileños. "Lava Jato" puso tras las rejas a Lula, artífice del "milagro económico" brasileño en la década pasada, y a decenas de empresarios y políticos.
Lula, de 72 años, pretendía volver a ser candidato, pero un tribunal electoral prohibió su postulación por la condena a 12 años de prisión que cumple desde abril. El PT designó en septiembre en su lugar a Haddad, de 55 años.
El ex alcalde de Sao Paulo consiguió atraer a muchos de los votantes de Lula, muy popular entre los más pobres por los programas sociales de sus dos Gobiernos (2003-2010), pero su candidatura se vio frenada por el rechazo al PT.
En la "megaelección" de hoy serán elegidos además 513 diputados, 53 senadores, los gobernadores de los 27 estados y de la capital, Brasilia, y varios otros cargos regionales. En varias ciudades y estados podría haber una segunda vuelta.