Recep Tayyip Erdogan ha añadido hoy leña a su escalada verbal contra Emmanuel Macron al pedir a los turcos “un boicot a los productos franceses”. El presidente de Turquía ha calificado de “islamófobo” a su homólogo galo y le ha acusado de atizar “una campaña de odio”. “El linchamiento de los musulmanes en Europa es comparable al de los judíos antes de la Segunda Guerra Mundial”, ha llegado a decir Erdogan .
El sábado, en otro acto público, el mandatario populista turco ya cargó contra su homólogo francés, pidiéndole que se sometiera a “tests psiquiátricos”. Una salida de tono que llevó a Francia a llamar a consultas a su embajador en Ankara y que ya ha sido condenada por sus homólogos de Alemania o Países Bajos, así como por el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
El último episodio de la guerra cultural entre Erdogan y Macron arranca con los actos de la República Francesa en homenaje al profesor Samuel Paty, degollado por un refugiado checheno por haber mostrado ilustraciones de Mahoma en una clase sobre libertad de expresión. Aunque Ankara condenó el acto bárbaro del joven fanatizado, luego su gobierno islamista no ha digerido la exaltación de Paty como héroe laico de la República. Singularmente, la proyección en varios municipios franceses de las polémicas imágenes de Mahoma –prohibidas en el Islam- como desafío a los intolerantes, ha sido considerada insultante por Erdogan.
Los exabruptos de Erdogan no parece que estén recabando un gran apoyo en el mundo musulmán, más allá de Pakistán, donde el primer ministro Imran Jan ha convocado al embajador francés para pedirle explicaciones. Sin embargo, el presidente turco no quiere que le arrebaten el papel de abanderado del islam, una vez que en países como Jordania ya han arrancado las campañas contra las marcas francesas en los supermercados.
En cualquier caso, el desencuentro entre los gobiernos de Francia y Turquía no es nuevo. Este ha adoptado un carácter casi personal en los últimos meses, con Macron llevando la voz cantante de los intereses de Grecia y la República Chipre en el Mediterráneo Oriental –donde la francesa Total ha obtenido adjudicaciones de exploración por parte de Nicosia. Francia y Turquía chocan también en Libia, donde Ankara apoya al gobierno de Trípoli reconocido por la ONU y París a los rebeldes de Bengasi apoyados por Egipto, Emiratos y Rusia.
Tenés que leerConfirmaron que el atentado de París era un ataque contra "Charlie Hebdo" Por otra parte, Turquía no ha hecho ningún comentario sobre el contacto en redes sociales que, según la policía francesa, el asesino checheno abatido mantenía con otros yihadistas rusófonos activos en Idlib, el enclave de Siria ocupado parcialmente por el ejército turco. Rusia, por su parte, bombardeaba hoy un cónclave terrorista en la misma Idlib, matando a más de setenta yihadistas, según algunas fuentes, en su acción de mayor envergadura desde la tregua de marzo. Hace escasos días que Turquía fue forzada a evacuar varias de sus bases militares en Idlib, que llevaban meses rodeadas por tropas de Damasco.