La violencia en Siria sumó un nuevo y aún más sangriento episodio el pasado fin de semana. Las revueltas que derrocaron al régimen de Bashar al-Assad poseen réplicas y la más reciente provocó cientos de muertes.
Un reporte de guerra registró 779 fallecidos, con un alto número de civiles de por medio.
La violencia en Siria sumó un nuevo y aún más sangriento episodio el pasado fin de semana. Las revueltas que derrocaron al régimen de Bashar al-Assad poseen réplicas y la más reciente provocó cientos de muertes.
Lo que inició como un conflicto entre las nuevas fuerzas oficialistas y partidarios del ex mandatario, derivó en una matanza de civiles que arrojó una cifra total de fallecidos aproximada de 779, según la Red Siria para los Derechos Humanos radicada en Reino Unido.
Sobre los detalles de estos enfrentamientos y la mirada de la comunidad internacional, Joaquín Bernardis del Observatorio Internacional de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) habló en CyD Litoral.
En la madrugada del 8 de diciembre de 2024 se concretó el fugaz y casi inevitable cambio de gobierno en Siria, sin escapar a las controversias y la violencia.
“En diciembre al Assad dejó, luego de décadas del régimen, el poder en Siria y llegó este grupo que se conoce como la Organización para la Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS) que también recordamos era una una pata dentro de Siria de al-Qaeda”, inicia Bernardis.
“Tomaron el poder a inicio de diciembre y desde entonces están tratando de organizar lo que es la vida institucional en Siria después de más de 10 años de guerra civil”, detalla el licenciado en Relaciones Internacionales y destacó: “Quedaron bastiones de alauitas”.
“Tengamos en cuenta que Siria una sociedad muy compleja sobre todo con el islam. Los alauitas son un sector del islam muy minoritario, más o menos el 10%, pero era el sector de al Assad y fueron un sector bastante represivo con el resto de las comunidades dentro de Siria”, detalló el entrevistado en CyD Litoral.
Respecto al incidente de la última semana, Bernardis explicó: “Los sunitas que tomaron el poder, obviamente ya con cambio de la relación de fuerzas, avanzaron sobre estos grupos armados sobre todo en el oeste en Lataquia, en Tartús y en Manbiy, donde estaban ubicados los últimos bastiones de al Assad y hubo enfrentamientos armados de estas personas que son adeptas al ex presidente”.
“Intervinieron tanto el ejército, como también fuerzas independientes asociadas al ex oficialismo dentro de Siria. Y avanzaron no solamente contra los combatientes adeptos, sino también contra civiles mujeres, niños y ancianos”, remarcó el especialista.
Los números de la Red Siria para los Derechos Humanos indican que 396 de los fallecidos eran “civiles y combatientes desarmados”. Mientras que los “grupos armados no estatales” fueron responsables de la muerte de 172 personas.
La caída de al-Assad, que contaba con fuerte apoyo desde Rusia e Irán, fue celebrada por parte del “mundo occidental”, generando conflictividad en el discurso ante el pasado estrictamente terrorista de Ahmed al-Charaa.
Dicha situación y la escalada violenta ya está provocando reacciones. “Esto también levantó muchas preocupaciones por parte de la Unión Europea, la ONU y también en parte Estados Unidos, que criticaron bastante lo que sucedió en en Siria”, comentó Bernardis.
“Parece que la ONU no va a intervenir para esclarecer o avanzar respecto a lo que sucedió allí el pasado fin de semana. Más de 700 muertos civiles, los combatientes fueron 300, no fueron demasiados”, agregó el hombre del Observatorio de la UCSF respecto a la cifras de fallecidos.
Sobre el tablero político internacional, Bernardis indicó: “Ahora, Ahmed al-Charaa, que es que era conocido con su nombre guerra como al Abu Mohamad al-Golani, el líder de estos rebeldes que ahora es el presidente de Siria, estableció la necesidad de empezar la vida institucional, bajar las armas y ver cómo organizar digamos un país que estuvo 12 años en guerra civil”.
La complejidad se incrementa al tratarse de un mandato ahora opositor a Irán por diferencias dentro del Islam, lo que a su vez los aleja de Líbano y Hezbollah, alterando a su vez la ruta directa de suministros desde Teherán a la zona de conflicto directo con Israel.
“Obviamente al-Charaa tiene una visión totalmente opositora a Irán y algo interesante además es que parece que su armado político va a incluir a los kurdos para meterlos en el gobierno. Eso va a ser algo interesante ver a futuro, que hasta el momento nunca se había visto porque son una básicamente una nación sin estado y habrá que ver cómo impacta esto en en en sus reclamos territoriales”, extendió Bernardis.
“La situación suma complejidad para al-Charaa ya que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, está cortando la canilla por todos lados, algo que está sintiendo Volodimir Zelenski en Ucrania”, detalló sobre eventuales intervenciones.
Las tropas de Washington se movieron con cautela durante los últimos meses, en un periodo de plena transición gubernamental.
“De momento, Trump no se inmiscuye demasiado en lo que está pasando en Siria. Así que también parece complejo y tendrá que sostenerse por sus propias cuentas”, agregó Bernardis sobre un drama que diversos frentes a nivel global atraviesan en las últimas semanas ante las presiones económicas del estadounidense.
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