Tres cooperantes de la ONG Médicos Sin Fronteras murieron en un ataque en la región de Tigray, en el norte de Etiopía, anunció este viernes la sección española de la organización humanitaria. Se trata de la madrileña María Hernández, de 35 años, coordinadora de emergencia en la zona y con experiencia previa en México, Yohannes Halefom Reda, asistente de coordinación de MSF de 31 años de edad, y su conductor, Tedros Gebremariam Gebremichael, también de 31 años.
"Perdimos contacto con ellos y el coche en el que viajaban ayer por la tarde [jueves] y esta mañana el vehículo ha sido hallado vacío y, a unos metros de distancia, sus cuerpos sin vida", indicó la ONG en un comunicado, denunciando un "brutal asesinato". "Condenamos con dureza el ataque que ha costado la vida a tres de nuestros compañeros (...) y que tendrá consecuencias dramáticas para la asistencia a las poblaciones a las que María, Yohannes y Tedros servían", añadió la entidad.
Aunque MSF no facilitó detalles sobre el suceso, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Etiopía precisó en su cuenta de Twitter que la tragedia tuvo lugar en Abi Adi, una ciudad del centro de Tigray, a unos 90 kilómetros de la capital regional, Mekele. "El Gobierno expresa sus condolencias por la muerte de tres miembros del personal de MSF", agregó el ministerio, que subrayó que había recomendado el uso de escolta militar para "evitar asesinatos tan trágicos por parte del irresponsable grupo", en una aparente alusión a los rebeldes.
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La ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, manifestó su "gran tristeza por el asesinato" de los tres empleados y dijo estar "en contacto con las autoridades etíopes para esclarecer los hechos y repatriar el cadáver" de María Hernández. También subrayó que en la embajada de España en el país del Cuerno de África "se están haciendo todas las gestiones administrativas necesarias para agilizar al máximo la repatriación del cuerpo".
La región de Tigray, en el norte de Etiopía, es escenario de un conflicto desde que en noviembre el Ejército lanzó una operación para derrocar a las autoridades regionales disidentes del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF). El conflicto ha llevado -según la ONU- a 350.000 personas al borde de la hambruna y a millones a abandonar sus hogares, algo que el gobierno etíope niega.
Además, organizaciones pro derechos humanos han denunciado violencia indiscriminada y atrocidades cometidas contra la población civil en Tigray, incluyendo más de mil casos de violencia sexual documentados, aunque la cifra real podría ser mucho más alta.