El Gobierno brasileño busca atraer capital extranjero para financiar la transformación ecológica y adherirse así a modelos productivos más sostenibles, aunque por el momento, la participación del capital privado internacional en la transformación ecológica sigue siendo un reto, dijo a Xinhua la experta en Medio Ambiente, Neirevane Nunes.
Uno de los ejes del Plan de Transformación Ecológica, lanzado en 2023 por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para la transición de la producción hacia modelos sostenibles, reúne políticas públicas que viabilizarán financieramente la estrategia.
Mirá tambiénBrasil buscará exportar soja y maíz desde PerúSe trata de acciones que ya están en marcha, como la emisión de bonos sostenibles y el fortalecimiento del Fondo Climático; o están a punto de ser implementadas, como el mercado de carbono y la creación de un impuesto selectivo, que prometen una estructura económica con ventajas para el cambio.
Bonos verdes
En noviembre, el Gobierno brasileño captó 2.000 millones de dólares en el mercado internacional con la primera emisión de "bonos verdes" que despertaron el interés de grandes inversores de todo el mundo.
"Aunque la primera emisión fue un éxito, el Gobierno admite que la participación del capital privado internacional en la transformación ecológica sigue siendo un reto, al final, Brasil no deja de ser una economía en desarrollo", explicó Nunes, quien es especialista en Biodiversidad de la Universidad Federal de Alagoas.
Para Nunes, las oscilaciones del real, la falta de seguridad para las inversiones a largo plazo y el elevado costo del crédito son obstáculos que deben superarse para que el plan de transición energética sea económicamente sostenible.
En la actualidad, según datos divulgados por el Gobierno, apenas el 6 por ciento de la financiación a largo plazo de Brasil para iniciativas sostenibles procede del sector privado, menos de la mitad del 14 por ciento que tienen en promedio los países emergentes y muy inferior al 81 por ciento de los países más desarrollados.
Derribar barreras
Hace unas semanas, durante la presentación del programa Eco Invest Brasil en Sao Paulo, la ministra brasileña de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, aseguró que el mundo necesita derribar estas barreras para cumplir una agenda que garantice el equilibrio del planeta y el mantenimiento de la vida.
"El G20 (Grupo de los 20) tiene el 80 por ciento de los recursos de la economía mundial, tanto financieros como tecnológicos y humanos de la más alta calidad, pero el G20 también tiene más del 80 por ciento de las emisiones de CO2 (bióxido de carbono), por lo que si hacemos una correcta integración entre los esfuerzos del sector público y los esfuerzos del sector privado, podemos marcar la diferencia", dijo Silva.
En este sentido, el Gobierno de Brasil, que este año preside el G20, el grupo de las 19 mayores economías del mundo más la Unión Europea y la Unión Africana, presentó al resto de países del bloque una agenda de economía con estrategias para atraer la inversión internacional del sector privado.
La propuesta abre líneas de financiación ofrecidas a través del Fondo Climático, que en 2023 fue reforzado con la disponibilidad de 10.000 millones de reales (2.000 millones de dólares), que serán administrados por el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).
Según Nunes, la intención del Gobierno brasileño es utilizar el dinero del Fondo para movilizar capitales privados, tanto en Brasil como fuera del país; estimular el crecimiento de ese mercado, sin competir con el sector; promover la eficiencia de los proyectos; y la competencia entre iniciativas, por medio de una red que involucre instituciones gubernamentales, financieras y bancos multilaterales.
"No estamos creando un mosaico de cosas para ver si funciona. Tenemos ejes estratégicos a lo largo de los cuales llevaremos estas inversiones para que, de hecho, se cree un nuevo ciclo de prosperidad en Brasil", subrayó la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, durante la presentación del programa.
Cuatro líneas
El Gobierno presentó cuatro líneas de financiación que pretenden ganar definitivamente la confianza del mercado internacional de inversiones.
Una con recursos del Fondo Climático y otras fuentes no reembolsables, con costos de crédito competitivos, plazo de 25 años y protección cambiaria, para inversiones mixtas con mayor participación de capital extranjero y con el objetivo de integrar a las empresas brasileñas en el sistema financiero global.
La segunda línea es posible gracias a la oferta de bonos sostenibles, para inversiones a largo plazo, pero con facilidad de recompra si el inversor está interesado.
La tercera línea se destina a inversiones en iniciativas sostenibles en el país, que cuentan con las llamadas "soluciones derivadas", es decir, vinculadas a otros activos como materias primas, por ejemplo, que garantizan la protección del tipo de cambio. Para este tipo de contratos, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ofreció al Banco Central 3.400 millones de dólares.
La última línea de crédito será utilizada para promover proyectos estructurados sostenibles, con asistencia técnica del BID y periodos de gracia para las etapas de estructuración, operacionalización y retorno de las propuestas.
El BID también ha puesto a disposición otros 2.000 millones de dólares para sumar a los recursos del Fondo Climático en esta línea.
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