Hija presidencial: Ashley Blazer Biden toma el relevo de Ivanka Trump
La hija de Joe y Jill Biden tiene un perfil radicalmente distinto a la de Donald e Ivana Trump, Ivanka, quien -por su parte- ya ha comenzado la mudanza
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La presidencia de Estados Unidos es tal vez el cargo más escrutado del mundo. Pero no sólo por la figura que jura el cargo, sino que toda la familia presidencial entra de pleno en el foco público. El próximo 20 de enero, Joe Biden se convertirá en el 46.º presidente del país. Le acompañarán la nueva primera dama –su segunda esposa, Jill Biden– y los dos únicos hijos que sobreviven de los cuatro que ha tenido el político. Los focos ahora están puestos en Ashley Blazer, de 39 años la única hija de este segundo matrimonio, y que ha estado a su lado durante la campaña. Su apoyo se volvió viral cuando celebró la victoria con un baile. Pese a este arrebato, su perfil, hasta ahora discreto, dista bastante de la hijísima presidencial saliente, Ivanka Trump, de 38 años.
Con una Melania Trump bastante ausente de los avatares políticos de su histriónico marido y no se sabe si cómoda o incómoda con su papel de primera dama florero, Ivanka, hija del primer matrimonio del mandatario, se convirtió en la mano derecha de su padre desde que este anunció su candidatura en el 2015. Dos años después fue nombrada asesora presidencial.
Ivanka podría retomar ahora las riendas de su firma de joyas y complementos. Su línea de moda la tuvo que cerrar tras las críticas por el conflicto de interés que suponían sus negocios mientras trabajaba en la Casa Blanca. Ha ejercido de consejera de su padre junto a su marido, Jared Kushner, pero cuando las cosas han ido mal dadas, han escurrido el bulto. Tras el asalto al Capitolio. Ivanka, que aspiraba a carrera política propia, está tratando de salvar las apariencias, aunque ha descrito a los manifestantes violentos como “patriotas estadounidenses” en un tuit que después eliminó. Ahora la pareja se han convertido en unos parias e incluso los vecinos de Indian Creek, la isla de los milmillonarios en Miami, donde se gastaron unos 25 millones de euros en comprarle una parcela a Julio Iglesias, no los quieren entre ellos.
Al contrario que Ivanka , Ashley prefiere evitar las apariciones públicas. Ella misma lo explicó en una cumbre feminista: “Es un honor encontrarme en una sala llena de mujeres en puestos decisivos. Se percibe una energía muy buena y estoy cómoda, algo poco habitual para mí en este tipo de ocasiones”. Para ella pisar la Casa Blanca no es nuevo, ya que su padre fue vicepresidente con Barack Obama, pero ser hija del nuevo inquilino de este emblemático lugar no es lo mismo que serlo del segundo de a bordo.
Ashley ha tenido dos hermanos por parte de padre. El fallecido Beau, exfiscal general de Delaware, que murió de un tumor cerebral con 46 años, y Hunter, convertido en noticia por sus adicciones y últimamente por negocios dudosos. Joe Biden los tuvo con su primera esposa, Neilia, que murió con 29 años en un accidente de coche junto a su hija Naomi, de 13 meses.
La menor de los Biden, nacida en 1981 en Wilmington (Delaware) está comprometida con el feminismo, la defensa de los animales y las causas sociales. En una entrevista a la revista Glamour en el 2017 explicaba: “Mi padre es un servidor público de toda la vida; mi madre era maestra en una escuela pública, está en mi ADN”, y aseguraba que “de joven, no podía soportar que se riesen o se metiesen con alguien”.
Perfil discreto
Ashley Biden está interesada por el feminismo y las causas sociales y en el 2013 se casó con el cirujano plástico Howard Krein. Estudió Antropología Cultural en la Universidad de Tulane, y una vez graduada trabajó de camarera en una pizzería. Con 26 años entró como personal de apoyo en un centro de salud mental infantil. Cuatro años después, regresó a la universidad para especializarse como trabajadora social y llegó al departamento de Servicios para Niños, Jóvenes y sus Familias en Delaware. Después se unió al Centro de Justicia del Estado, que lucha por declarar inconstitucional la pena de muerte. El año pasado abandonó esta organización para volcarse en la campaña de su padre. Así que tuvo que hacer de tripas corazón y ponerse ante las cámaras.
Sus redes sociales también son una prueba más de su discreción. Frente a los 7,6 millones de seguidores de la hija de Trump en Instagram, ella mantuvo su cuenta en privado hasta el pasado 7 de noviembre, día que su padre ganó las elecciones. Por ahora no llega a los 2.000 seguidores, pero estos crecerán, sin duda alguna.
Ashley Biden se casó con Howard Krein en 2012, al que le presentó su hermano mayor, el fallecido Beau Biden. Él es judío y ella católica practicante, por lo que la boda fue interreligiosa, mientras que Ivanka se convirtió al judaísmo de su marido. Krein es cirujano plástico y oficial jefe médico de la fundación StartUp Health, que conecta plataformas digitales con inversores para mejorar la atención sanitaria. Según People , Joe Biden dio la bienvenida a su futuro yerno con estas palabras: “Es el tío correcto. Y se casa con una mujer de armas tomar”.
Juventud rebelde
Ashley fue arrestada por posesión de marihuana cuando era universitaria y por enfrentarse a un policía cuando estaba de fiesta con unos amigos Y por lo que parece, ese calificativo refleja lo que fue una juventud rebelde. Ashley fue arrestada por posesión de marihuana cuando era universitaria y tuvo problemas con la ley por consumir alcohol antes de los 21 años. En el 2002 fue arrestada en Chicago por obstrucción a la autoridad cuando estaba de fiesta con unos amigos y se enzarzaron con la policía. Los cargos se desestimaron después de que el grupo pidiera disculpas ante el juez.
En 2017, Ashley Biden fundó la firma de ropa Livelihood. El logo de la marca, una flecha que atraviesa las iniciales, es un homenaje a su hermano muerto. “Beau era mi arco y su cáncer me puso de rodillas. No tenía elección, tenía que disparar hacia delante y seguir persiguiendo mis sueños”.
Instagram Joe, Jill y Ashley Biden
Joe, Jill y Ashley Biden - Foto: Instagram
Pero al contrario que los negocios de Ivanka Trump, en el caso de la hija de Joe Biden, el objetivo de su empresa es también social. En la web de la firma se describe esta como “una compañía de ropa informal con conciencia ética y social, inspirada por la gente común y extraordinaria”. Dona el 10% de las ventas de sus sudaderas de algodón orgánico a oenegés de Delaware, y el hotel Hamilton la seleccionó para rediseñar los uniformes de su personal.
Ahora Ashley se declara “lista" para la presidencia de su padre: "nos ayudará a resolver algunos de los grandes desafíos de nuestra generación”, dice. Habrá que ver si ella vuelve a situarse fuera de foco o dará otro paso al frente y llevará su activismo a la Casa Blanca.