La determinación fue oficializada por Tatsuya Maruyama, el gobernador de aquella prefectura ubicada al oeste de Japón, durante una sesión de la asamblea regional. La compañía energética aspira a reactivar la unidad en 2023, como pronto.
Sería el primero de ese tipo en volver a funcionar después del desastre. Planean que esté listo en 2023.
La determinación fue oficializada por Tatsuya Maruyama, el gobernador de aquella prefectura ubicada al oeste de Japón, durante una sesión de la asamblea regional. La compañía energética aspira a reactivar la unidad en 2023, como pronto.
El reactor número 3 de las instalaciones está en evaluación, mientras que se ha decidido que el 1 será desmantelado, según la Federación de Compañías Eléctricas de Japón (FEPC).
De momento, los reactores que se han reactivado son de agua a presión (PWR). El de Shimane, en cambio, es de agua en ebullición (BWR), el mismo tipo que los que sufrieron fusiones parciales en la central de Fukushima tras el terremoto y tsunami de 2011.
La segunda de las tres unidades de la planta nuclear de Shimane, propiedad de la compañía eléctrica Chugoku Electric Power tendrá que esperar hasta 2023, bajo una aspiración ambiciosa, para operar en sus actividades. Por el momento, el reactor número 3 de las instalaciones se encuentra en estado de evaluación y el 1 será desmantelado, según la Federación de Compañías Eléctricas de Japón.
La medida tomada por el Gobierno llega dos días después de que un tribunal negara la viabilidad de una planta atómica en Hokkaido. Asimismo, los planes de reactivar los reactores 3 y 4 de Oi y Tokai también fueron detenidos por la vía judicial en años recientes.
Matsuno aprovechó la rueda de prensa para hacer alusión a la subida del precio de los combustibles en un contexto de oferta limitada, de manera que la energía nuclear se antoja «importante» para mitigar la dependencia externa. Desde los desastres naturales que desencadenaron el apagón nuclear, Japón ha tenido problemas para regular su energía.
Japón entró en un "apagón nuclear" tras el accidente de la central de Fukushima Daiichi, desencadenado por el fuerte terremoto y el devastador tsunami del 11 de marzo de 2011.
Fue el peor desastre desde Chernobyl en 1986. Eran casi las tres de la tarde cuando un terremoto de magnitud 9 causó un gigantesco tsunami con olas tan altas como edificios. este fenómeno, a su vez, provocó el accidente de aquella planta nuclear. El saldo: 18.500 muertos y desaparecidos.
El Gobierno y el regulador nuclear nipón establecieron criterios de seguridad más estrictos a raíz de aquella crisis, que obligaban a todas las plantas del país a suspender sus operaciones hasta atenerse a los nuevos estándares.
Japón reanudó en 2015 su primer reactor tras la crisis. Desde entonces, diez han vuelto a operar, ocho han obtenido permiso (contando el de hoy) y diez están bajo inspección. Otros ocho no han iniciado las solicitudes y 21 han sido desmantelados.
Dos reactores de agua en ebullición de la planta de Kashiwazaki-Kariwa, uno de la de Onagawa y el de Tokai han recibido el visto bueno para operar, pero ninguno ha sido reactivado por el momento.
Esto dificulta el objetivo del Ejecutivo nipón de que las plantas atómicas aporten entre el 22 y el 24% de su mix energético para su meta de descarbonización para 2030.