El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, convocó este martes a una reunión a los representantes de todos los partidos políticos de ese país para anunciar los “últimos avances” en los acuerdos comerciales con China. El anuncio tensa la relación del Mercosur, en particular con Argentina, luego del cruce con Alberto Fernández en la última cumbre. “El Gobierno no tiene idea de lo dice el acuerdo”, confesaron a Infobae desde la Casa Rosada.
El presidente uruguayo insistió en que su país tiene la “vocación” de integrar el Mercosur, pero que también pretende “avanzar hacia el mundo con otros socios”, al aludir a la imposibilidad de acuerdos unilaterales de este tipo por las normativas del bloque.
"(Primero) un estudio de factibilidad y si hay acuerdo avanzar en el TLC”, explicó Lacalle Pou a representantes de todos los partidos que integran la coalición de Gobierno y a los que tienen representación parlamentaria, un gesto que, explicó, se debe a que “esto excede a un Gobierno" y a él le tocó “estar del otro lado del mostrador”.
En la reunión, que se realizó en la Torre Ejecutiva, sede de la administración central, Lacalle Pou reveló que su gestión recibió "una respuesta del Gobierno chino, formal, por carta, aceptando avanzar en un TLC".
“Este Gobierno desde hace mucho tiempo ha manifestado su intención de avanzar hacia el mundo con todos los socios del Mercosur, pero al mismo tiempo, se ha dicho que de no ser posible, Uruguay lo iba a intentar hacer”, afirmó.
El mandatario expresó que el bloque que comparte con Argentina, Brasil y Paraguay “tiene más poder negociador en conjunto”, pero insistió en que Montevideo no estaba “dispuesta a que, si los demás no avanzan, el país se quede quieto”.
Alberto Fernández fue informado de la negociación
En ese sentido, dijo que el ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Bustillo, ya informó a sus pares del bloque la novedad, y hasta reseñó que cuando se reunió con su par argentino, Alberto Fernández, lo puso al tanto de la cuestión.
Al respecto, mencionó puntualmente una charla telefónica entre Bustillo y el canciller argentino, Felipe Solá, conversación confirmada por fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, que dijeron además que por ahora no hará comentarios sobre la cuestión.
Sobre el estudio de factibilidad, que China espera tener listo, Lacalle Pou dijo que Uruguay “tiene apuro, porque cada día que pasa es un día perdido”, aunque aclaró que ese deseo no debería llevar al país a “tener equivocaciones”.
Además, adelantó que en los próximos días se informará a las cámaras empresariales y a los sindicatos, e instó a no adelantar juicios sobre beneficios o perjuicios.
“Veremos quiénes son ganadores y perdedores en este acuerdo y si hay medidas compensatorias”, señaló.
El mandatario dejó abierta la chance de buscar otros entendimientos con otros países: “Queremos hacer con todos; esto no es uno u otro. Si Estados Unidos quiere, lo vamos a hacer”, subrayó.
En esa línea, insistió en que su gestión “pasa de las palabras a la acción porque busca prosperidad para nuestros compatriotas”.
Según la agencia Uruguay XXI, China es el principal destino de las exportaciones uruguayas, y entre enero y agosto hubo ventas por 1.568.000.000 de dólares, un 63% más que en el mismo periodo de 2020, año marcado por la pandemia de coronavirus.
El tenor de la importancia del anuncio se intuyó porque a la reunión inicial con los socios de la alianza de Gobierno el Ejecutivo sumó después a otras fuerzas.
De la reunión participaron Pablo Iturralde (Partido Nacional), Julio María Sanguinetti (Partido Colorado), Pablo Mieres (Partido Independiente), Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto), María Jossé Rodríguez (Frente Amplio), Daniel Peña (Partido de la Gente) y César Vega (Partido Ecologista Radical Intransigente).
Un comunicado de Presidencia un rato antes del encuentro explicó que Lacalle Pou “convocó a este encuentro para brindar información relevante sobre los últimos avances en materia de acuerdos comerciales con terceros países, en particular, con la República Popular China”.
El texto afirmó que “el presidente y el Gobierno nacional han manifestado en diferentes instancias la vocación aperturista de Uruguay” y pone de relieve la “necesidad de concretar acuerdos comerciales con el propósito de generar oportunidades de progreso para el país”.
El tema ya había generado chispas en el Mercosur
La intención de Uruguay de avanzar en acuerdos de libre comercio por fuera del bloque fue uno de las divergencias de las últimas reuniones dentro del Mercosur, en especial de Argentina, que insiste en que este tipo de negociaciones requiere del consenso de los socios, tal como establecen sus normas constitutivas.
Otra cuestión controvertida viene siendo el Arancel Externo Común (AEC), columna vertebral del Mercosur como unión aduanera, que Brasil busca rebajar y Argentina pretende mantener en defensa de la industria local.
Sobre qué reacción espera del Gobierno argentino sobre este anuncio, Lacalle Pou dijo: "si genera alguna incomodidad, va a ser nada más y nada menos que alguna incomodidad", según el sitio de medios públicos del país vecino.
En marzo último, cuando se desarrolló la cumbre de presidentes del Mercosur, Lacalle Pou había advertido que el Mercosur no podía “ser un lastre”.
“No estamos dispuestos a que sea un corset del que nuestro país no pueda moverse", dijo entonces.
A su turno, y a modo de respuesta, Alberto Fernández señaló: “Si nos hemos convertido en una carga, lo lamento. No queríamos ser una carga para nadie”.
“Terminemos con esas ideas que ayudan tan poco a la unidad. No queremos ser lastre de nadie. Si somos un lastre, que tomen otro barco. No somos lastre de nadie: es un honor ser parte del Mercosur", manifestó.
En julio pasado, en otra reunión del bloque, la Cancillería uruguaya volvió a dar señales de que buscaba modificar algunas normativas internas del bloque de cuatro países, al remarcar que Montevideo defendía "la modernización del bloque a través de una agenda de negociaciones externas sustantiva, ágil, dinámica, flexible y permanente".
La delegación argentina volvió a rechazar la posibilidad de flexibilizar el Mercosur para permitir acuerdos comerciales bilaterales de los Estados miembros con terceros países.