El Litoral
Andrés Manuel López Obrador, que lidera las encuestas para las elecciones presidenciales del 1 de julio en México, levantó su maletín en cuanto acabó el primer debate entre candidatos y se fue cuando las cámaras todavía no se apagaban.
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dpa
Había cumplido y eso para él era suficiente. El líder nacionalista de izquierda, de 64 años, se mantuvo dentro de su libreto, esquivó o ignoró los golpes de sus rivales y, aunque en algunos momentos se le vio serio o un poco incómodo, superó la prueba la noche del domingo sin demasiados contratiempos.
De acuerdo con distintos analistas que comentaron el debate en mesas de discusión, no ocurrió nada que anticipe un cambio en la tendencia que mantiene desde hace meses cómodo a López Obrador en el liderazgo en su tercera candidatura presidencial.
Mientras el ex alcalde de Ciudad de México buscaba la salida con su maletín negro lleno de papeles, Ricardo Anaya, el opositor conservador de 39 años que está segundo en los sondeos, hacía la V de la victoria para las fotos.
Algunos analistas vieron a Anaya, que es un buen orador y utilizó distintos recursos para arremeter contra López Obrador, como el ganador del debate. Otros consideraron que el triunfo fue, en realidad, para el favorito, por la simple razón de que eludió los golpes.
Y varios coincidieron en que el oficialista José Antonio Meade, de 49 años, un experimentado ex ministro sin militancia, postulado por el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), tiene el camino cuesta arriba, aunque su equipo proclamó su triunfo.
"Creo que ganó con cierta claridad Anaya, pero creo que no va a ser suficiente para que se muevan de una manera significativa las tendencias", consideró el historiador Héctor Aguilar Camín en una mesa de la cadena Televisa.
Para el encuestador y comentarista Roy Campos, el que mejor se desenvolvió fue Anaya, pero "el que gana es López Obrador porque no sale dañado". El analista Leo Zuckermann opinó que ganó Anaya y que López Obrador salió sólo "un poco rasguñado".
Meade, que está tercero en las encuestas, levantó el pulgar después del debate y se fue a festejar con sus simpatizantes, pero dejó grandes dudas sobre su posibilidad de alcanzar a Anaya en primera instancia y superar después a López Obrador.
"Meade no pudo aprovechar la oportunidad", dijo la politóloga Soledad Loaeza. "Era ahora o nunca", señaló, a su vez, Roy Campos.
En el debate de los cinco candidatos estuvieron también los independientes Margarita Zavala y Jaime Rodríguez "El Bronco", que trataron de hacerse notar, pero sin posibilidades de ganar en las urnas.
López Obrador se mantuvo en las frases que suele pronunciar en sus mítines políticos. Reiteró su promesa de terminar con privilegios, de acabar con la corrupción a partir del ejemplo, contemplar una amnistía para delincuentes y de someter su mandato a revocación cada dos años, sin entrar en los detalles de muchas de sus ideas.
"Vamos a limpiar de corrupción el Gobierno de arriba para abajo, como se barren las escaleras", afirmó. En materia de seguridad, reiteró que explorará todas las vías para pacificar a México. "No se puede acabar la violencia con la violencia. No se puede apagar el fuego con el fuego", dijo.
López Obrador fue cuestionado sobre todo por Anaya y Meade sobre su ideas y su patrimonio, ya que dice no tener bienes. "Andrés Manuel no nos ha querido decir de qué ha vivido en los últimos 15 años", reclamó Meade.
Anaya lo comparó con el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez. "No perdamos de vista lo que ha pasado en América Latina: con ese cuento de las consultas cada dos años Hugo Chávez se quedó 15 años en el poder", afirmó.
"El Bronco", un político al que le gusta montar a caballo y portar sombrero ranchero que fue admitido de forma tardía como candidato gracias a un fallo controvertido del Tribunal Electoral, fue el que tuvo las frases más ocurrentes y la propuesta más llamativa: cortarle la mano a quien robe.
En un momento del debate, cuando se hablaba de cuestiones sociales, soltó: "Creo en el matrimonio, y tanto creo que me he casado tres veces". También mostró un casquillo de bala para decir que podía hablar de la violencia mejor que nadie porque había sido víctima.
El debate, el primero de tres, se centró en la inseguridad y la corrupción, dos de los temas de mayor peso para las próximas elecciones, en las que unos 89 millones de mexicanos elegirán al sucesor del priista Enrique Peña Nieto para un único mandato de seis años.