El Litoral
La primera ministra británica, Theresa May, encabezó este martes una reunión clave de su gabinete, dividido sobre el curso de las negociaciones con la Unión Europea (UE) para la salida del país del bloque, el "Brexit".
El Litoral
Theresa May intenta salvar un acuerdo de cara a la cumbre que se celebra mañana miércoles con los líderes de la UE, pero se enfrenta, según los medios, con la oposición de ocho ministros euroescépticos que incluso se reunieron en la noche del lunes para pactar la forma de hacerle frente a la jefa de Gobierno. Hay rumores de que algunos o todos ellos podrían renunciar.
"Nadie va a renunciar (...) estamos tratando de conseguir el mejor acuerdo para este país", dijo a la BBC esta mañana antes del encuentro una de las integrantes del grupo de críticos, la ministra de Mujeres e Igualdad Penny Mordaunt.
Un amplio grupo de euroescépticos dentro del Partido Conservador de May quiere que los ministros rebeldes la persuadan de que retire el donominado "plan Chequers" para la salida de Reino Unido, o "Brexit" blando. Si no lo consiguen, podrían presionar al partido para someter a la mandataria a una moción de confianza, publica hoy el diario "The Telegraph".
El lunes, May dijo ante el Parlamento británico que aún es posible conseguir un pacto y que las negociaciones están "en su fase final" pero que el freno son las diferencias sobre cómo mantener una frontera abierta entre las dos Irlandas.
Londres y Bruselas tratan de alcanzar un acuerdo sobre los términos de la salida de Reino Unido, incluyendo un periodo limitado de transición durante el cual puede haber negociaciones en profundidad sobre la futura relación comercial entre ambas partes.
Los críticos de May quieren que renuncie a su "plan B", el llamado "backstop" (literalmente: "malla de protección"), que implica aceptar una solución temporal sobre la cuestión de Irlanda del Norte que implicaría la permanencia de todo el Reino Unido en la unión aduanera europea, incluso más allá del acuerdo transitorio de salida, fijado para el 31 de diciembre de 2020.
Tanto Londres como la UE quieren evitar que vuelva a haber una frontera física entre Irlanda del Norte -que abandonará el bloque junto con el resto de Reino Unido- y la República de Irlanda, algo que podría hacer resurgir viejas tensiones en la región. Pero no se ponen de acuerdo en cómo conseguirlo.
Si no se soluciona este aspecto, Reino Unido se dirigirá a un "Brexit" sin acuerdo, lo que podría tener consecuencias económicas negativas y generar caos tanto en el país como en el resto de sus socios europeos.
El tiempo se acaba porque es necesario que el acuerdo al que se llegue sea ratificado por ambas partes antes del 29 de marzo de 2019, fecha en que el país abandonará la UE.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, reconoció el lunes que el "Brexit" sin acuerdo es "más probable que nunca antes", pese a lo cual hay que seguir trabajando por todos los medios por cerrar un pacto, dijo.
May informará el miércoles sobre el estado de las negociaciones a los 27 jefes de Estado y de Gobierno del bloque antes de que éstos se reúnan a su vez sin ella para decidir cómo proceder, entre otras cosas si celebran una cumbre extraordinaria en noviembre.
La cumbre de esta semana en Bruselas debería servir para acercar posiciones, pero fuentes diplomáticas se han mostrado poco optimistas admitiendo de que dudan de que la reunión venga acompañada de cambios relevantes. "No se esperan decisiones", señalaron.
Con información de dpa.