El número de refugiados sirios en Turquía ya supera el medio millón, según estimaciones del Ministerio de Exteriores turco, informa el diario “Hürriyet”.
Las cifras han sido difundidas por Exteriores en varios mensajes en la red Twitter y añaden que los 20 campamentos de refugiados, establecidos por las autoridades turcas en diez provincias meridionales del país, acogen actualmente a 200.000 refugiados sirios.
Esta cifra ha variado muy poco desde abril pasado, cuando superó los 190.000 refugiados, según los datos distribuidos regularmente por la Dirección de Emergencias turca (AFAD), el organismo público que coordina los campamentos.
Turquía no ha otorgado estatus oficial de refugiados a estas personas, sino que los define como “invitados”, y les proporciona techo, comida, atención sanitaria y educación.
Hasta hoy, 5.638 bebés han nacido en los campamentos de refugiados, según las cifras distribuidas por el Ministerio de Exteriores turco, y 45.000 niños sirios estudian en las escuelas establecidas en estos centros de acogida.
Algunos viven por su cuenta
Pero además de éstos, otros 300.000 sirios se han establecido temporalmente en las regiones fronterizas, sobre todo en la provincia de Hatay, situada en la costa mediterránea, bien alquilando pisos, con familiares o conocidos, o acondicionando almacenes, garajes o espacios similares.
Estas personas no reciben ayuda de organismo alguno, aunque sí pueden contar con la caridad de algunos empresarios o filántropos locales, que distribuyen ocasionalmente comida u otras ayudas.
La mayoría de estos refugiados carece de documentos de estancia en Turquía pero la policía turca hace la vista gorda y les permite quedarse, según han explicado numerosos refugiados a Efe durante una reciente visita a la zona.
Muchos prefieren mantenerse por sus propios medios, aunque escasos, antes que acudir a los centros de acogida, dado que allí sus movimientos son restringidos y necesitan permisos para entrar y salir del campamento.
Además, el hecho de vivir por su cuenta en Hatay facilita a muchos realizar visitas, si bien clandestinas, a Siria, para mantener contacto con sus familiares o incluso combatir en el frente, aseguraron refugiados entrevistados por Efe.