Con acusaciones cruzadas de fraude, declaraciones desde Moscú, dudas en una población dividida y rechazo del gobierno a los resultados, Moldavia regresa este domingo a las urnas para elegir presidente.
La presidenta Maia Sandu busca estirar su mandato por cuatro años más y Rusia intenta sostener sus manos sobre Chisinau tras las denuncias cruzadas por fraude.
Con acusaciones cruzadas de fraude, declaraciones desde Moscú, dudas en una población dividida y rechazo del gobierno a los resultados, Moldavia regresa este domingo a las urnas para elegir presidente.
Los moldavos ya votaron hace pocos días, el 20 de octubre, con un 42% a la actual presidenta Maia Sandu del Partido de Acción y Solidaridad en una primera vuelta que no fue suficiente para cerrar la contienda. En segundo lugar se ubicó Alexandru Stoianoglo del Partido de los Socialistas con 25%. Fuera del balotaje quedaron otros siete candidatos.
A pesar de la lógica importancia de las presidenciales, el foco estuvo en el referéndum que le preguntó a la población si “¿Está usted a favor de la modificación de la Constitución con vistas a la adhesión de la República de Moldova a la Unión Europea (UE)?”.
La disputa política se encuentra sumamente influenciada por las relaciones de algunos partidos moldavos con Rusia, considerando incluso a las presidenciales como un gran referéndum de cara a la discusión entre un futuro europeo o relaciones más estrechas con Moscú.
La presidenta Maia Sandu habló el domingo 20 de octubre tras conocerse su victoria parcial y denunció que fuerzas opositoras y rusas intervinieron de forma ilegal en los resultados. A pesar del triunfo, la mandataria asegura que la ventaja debería haber sido mayor.
Desde la policía moldava y la corte electoral confirmaron que el fraude se llevó a cabo a gran escala y con influencias prorrusas. El principal acusado por el gobierno es el empresario moldavo-israelí Ilan Shor, radicado actualmente en Rusia, desde donde se niegan a la extradición por su condena en Moldavia.
Shor, un millonario que huyó a Israel en 2019 luego de fundar una serie de partidos políticos vetados en Moldavia, es acusado de un "fraude electoral sin precedentes" y de la compra de aproximadamente 300.000 votos. Los habitantes habilitados son 3.023.506.
El gobierno asegura que este grupo criminal creó alrededor de 138.000 cuentas en el banco estatal ruso Promsvyazbank (PSB) a nombre de habilitados para ejercer el voto en Moldavia. La policía local hizo referencia a un total de 39 millones de dólares dispersos en 1,4 millones de transacciones. El rol de Shor es acompañado por supuestos agentes de inteligencia prorrusos, según el fiscal general moldavo, Ion Munteanu.
La reciente votación de la ONU por el embargo de Estados Unidos a Cuba tuvo a Moldavia como el único que se abstuvo, un elemento que podría reflejar lo sensible del tramo final de campaña para el oficialismo.
Lo concreto es que existen importantes grupos de votantes que aceptarían un acercamiento hacia oriente por conveniencia social-económica y energética. Si bien, hace 10 años el país dio un giro hacia Europa al dejar atrás la elección de los partidos comunistas, la imagen de Sandu por motivos internos no logra fortalecer el concepto de adhesión a la UE y el avance se ve truncado por fuera de las influencias rusas. El mayor ejemplo es la región de Gagaúzia, con importante herencia étnica rusa y un 95% de los votantes que aceptan continuar en una línea cercana a Vladimir Putin.
Extrañamente, desde la oposición y la propia Moscú, que no disimula su interés por los resultados moldavos al igual que en los recientes comicios de Georgia, denuncian que también hubo fraude por parte del oficialismo.
El Partido de los Socialistas de Moldavia (PSRM), que irá a balotaje con Stoianoglo, no reconoció los resultados del referéndum en el cual ganó el “Sí” con el 50,4% de los votos, asegurando que se violó la Constitución del país, el Código Electoral y las recomendaciones de la Comisión de Venecia.
Desde el PSRM aseguraron oficialmente que "durante el referéndum se crearon condiciones claramente desiguales para los participantes", agregando que no se permitió la difusión televisiva de sus campañas y cuestionando las escasas mesas electorales abiertas en Rusia, a diferencia del resto del mundo.
El comunicado oficial agregó que “en este contexto, consideramos inaceptable e ilegal modificar la Constitución mediante tales enmiendas. Instamos al Partido de Acción y Solidaridad (de la presidenta Maia Sandu) a abandonar esta iniciativa y dejar de ampliar la división en la sociedad".
Insólitamente, quienes llamaron al boicot electoral fueron los opositores, que en caso de haber asistido en su mayoría, podrían haber impuesto el “No” ya que sólo se manifestó la mitad del electorado en la consulta.
La discusión la intentó saldar el Tribunal Constitucional de Moldavia, que este jueves confirmó los resultados del referéndum, en la que con menos de un 1% de diferencia, se impusieron las ideas de integración en la Unión Europea.
"Moldavia da un paso histórico, ya que el Tribunal Constitucional dictó la sentencia de consagrar la integración en la UE en nuestra Constitución, lo que refleja la voluntad del pueblo en el reciente referéndum", publicó en X (ex Twitter) la presidenta Sandu.