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Kohl tenía 87 años y fue canciller entre 1982 y 1998. En 1989 cayó el Muro de Berlín y a él le tocó llevar adelante la reunificación de las dos Alemania, la Federal y la Democrática. Lo hizo de manera brillante y pasó a la historia como “el canciller de la reunificación”.
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El ex canciller Helmut Kohl, que gobernó Alemania desde 1982 a 1998, murió hoy a los 87 años en su casa de Ludwigshafen (suroeste del país), apartado de la actividad pública desde 2008 por un traumatismo craneoencefálico tras caer por unas escaleras.
El ex jefe de estado, siempre un arquetipo del alemán medio del valle del Rin, fue el canciller que más años gobernó la república federal -cuatro legislaturas, 16 años sin alternancia- y el artífice de la reunificación alemana, tras la caída del muro de Berlín en 1989.
"Estamos de luto. Descanse en paz", escribió la CDU en su perfil en la red social Twitter, con lo que confirmó la muerte del político, informó la agencia de noticias EFE. Es considerado por muchos como una especie de mentor de la actual canciller Angela Merkel, a quien escogió para el Ministerio de la Mujer (1991-1994) debido a que reunía dos condiciones que Kohl buscaba para su nuevo gabinete: era una mujer aplicada y provenía de la ex República Democrática Alemana (RDA), o "Alemania comunista". Sin embargo, más tarde la hizo objeto de fuertes críticas.
Kohl saltó a la política nacional en 1976, cuando se convirtió en jefe de la oposición y accedió a la Cancillería en 1982, tras ganar una moción de censura contra el entonces jefe del Ejecutivo alemán, el socialdemócrata Helmut Schmidt.
Un año después, fue ratificado por las urnas en el puesto de canciller y se mantuvo en el cargo hasta 1998, cuando fue derrotado por el socialdemócrata Gerhard Schröder, que se alió con Los Verdes por primera vez para recuperar el Gobierno de Alemania.
Políticos de Alemania, de todos los matices del espectro ideológico, coincidieron en resaltar el papel clave de Helmut Kohl cuando le dio dimensión europea a la reunificación de su país tras la caída del muro de Berlín.
La Unión Socialcristiana (CSU), el partido bávaro hermano de la CDU de Angela Merkel, indicó también en Twitter: "Estamos de luto por el ex canciller Helmut Kohl. Kohl era un gran estadista, sus logros para nuestro país son incalculables".
"La Europa de hoy es un producto de su visión y su tenacidad frente a enormes obstáculos", subrayó el secretario general de la ONU, António Guterres, en un comunicado distribuido por su portavoz, Stéphane Dujarric, difundió la agencia de noticias EFE.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el ex presidente de los Estados Unidos George H.W. Bush, se contaron entre los primeros en emitir mensajes de condolencias. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, declaró en un telegrama de condolencias que Kohl "desempeñó un papel crucial en el fin de la Guerra Fría y la reunificación de Alemania" y era recordado en Rusia como "un partidario de unas relaciones amistosas entre nuestros países".
En Alemania, los elogios fueron múltiples. Steffen Seibert, portavoz de la canciller alemana, Angela Merkel, también de la CDU, expresó por la misma vía el "profundo luto" por la muerte de "un gran alemán y un gran europeo".
El socialdemócrata Sigmar Gabriel, ministro de Relaciones Exteriores, lo calificó en un comunicado de "gran alemán y sobre todo de gran europeo", informó la agencia de noticias EFE. El candidato socialdemócrata a la Cancillería para las elecciones de septiembre, Martin Schulz, afirmó en un comunicado: "Hemos perdido a un gran europeo" que puso "fundamentos históricos" para "Alemania y Europa", una aportación que "no será olvidada".
Katja Kipping, copresidenta de Die Linke (La Izquierda), que rechaza la política de la CDU hacia Grecia, fue más desafiante, y difundió en su perfil en Twitter una frase de Kohl: "La humanidad de una sociedad se muestra principalmente por cómo se comporta con sus miembros más débiles".
La política de austeridad sobre Grecia la encabeza el socio de Kohl en la unificación, Wolfgang Schäuble, a quien aún muchos viejos residentes de la RDA consideran que actuó en forma destructiva e injusta hacia la antigua fracción "comunista".
La carrera de Kohl no había tenido relieve hasta que le tocó encarar el desafío de unificar Alemania. Con tanto éxito lo hizo que terminó convertido en un ícono de un futuro europeo de unidad indestructible. Kohl, así, mereció el nombre "canciller de la reunificación" en sentido doble: de Alemania, ante todo, pero también de Europa. El modo en que Kohl organizó la reunificación lo convirtió en una figura histórica contemporánea y además fue un gigantesco logro personal.
En el crucial año de 1989, tras más de quince años de desgaste como canciller, su carrera parecía acercarse a su fin y sus adversarios dentro de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU) habían formado un frente en su contra, recordó el portal web de la Deutsche Welle.
Al principio del proceso de unificación alemana, muchos se inquietaban fronteras afuera ante la posibilidad de que la reintegración de las dos partes en un solo Estado se volviera a convertir en una amenaza para la estabilidad global, como en la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Para aventar esas inquietudes, Kohl puso en el centro de su plan de unificación alemana el proyecto unificador europeo, y desarrolló una amplísima actividad diplomática para cerrar antiguas heridas y nuevas aprensiones.
Entre sus astutos gestos simbólicos sobresalió el apretón de manos con el presidente socialista francés Francois Mitterrand ante las tumbas de los soldados de la Primera Guerra Mundial. Recién en los últimos momentos de su vida asistió a algunos signos indicativos de que esa unidad tenía problemas, como lo demostraron el Brexit, el auge de la ultraderecha en varios países, y la crisis griega y mediterránea en general.